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Es fácil desde una posición en la que las ganancias no dependen de uno abstraerse de la realidad
Es fácil desde una posición en la que las ganancias no dependen de uno abstraerse de la realidad. El problema de ello es que no se aprecian las causas reales de los problemas. Claro que esa separación de la vida cotidiana no hace otra cosa que negar la realidad de la vida argentina. Ellos, que ven ganancias en dar soluciones fantasiosas para problemas que no padecen, nos castigan con cada medida. Viven en una argentina irreal y, en esa irrealidad, esas soluciones pueden funcionar. Por ejemplo, la ley del aborto no soluciona realmente ninguna violencia contra la mujer ¿Por qué? Porque esta ley, no castiga al violador, no se le sube la pena, si no que castiga al feto. Más allá del debate que esto pueda generar, la realidad es que el violador no padece condena alguna bajo lo impuesto por esta ley, mientras que el feto es culpado por existir.
Estas soluciones fantasiosas tienden a no resolver el problema porque atacan a un algo que es independiente del problema. Como resultado el problema sigue existiendo y, por lo tanto, se puede seguir con una lucha revolucionaria impulsada por el gobierno. Este gobierno en la posición de ser “conocedor” vuelve a dar una solución que, no solo no resuelve el problema, sino que causa más problemas al pueblo. Además, tiende a conllevar un gasto que causa una suba de impuestos. Entonces, vivimos la misma situación problemática que ya vivíamos y, además, somos más pobres. Esto no es inocente, no es un error humano por el que después se disculpan, esto tiene amplios beneficios para la casta política. Cuando, lógicamente, esta “solución” no resuelve nada tienden a culpar a gestiones anteriores, el patriarcado, los empresarios, el neoliberalismo, entre otras.
Lo único que los impulsa es, en realidad, no perder sus privilegios. Si no fuera así, se entendería que fallen en algunas soluciones, pero ellos tienden a fallar en demasía. La poca capacidad de resolución de problemas es una constante. Esto en si no sería un problema si no hicieran todo lo posible para que seamos dependientes a ellos. Lo de la casta política no es incompetencia, entendida como poco conocimiento para resolver problemas, si no que la historia demuestra que es completamente intencional. Si resolvieran los problemas que nos aquejan ya no dependeríamos de ellos, si no dependemos de ellos desaparecería el fanatismo, si desaparece el fanatismo la mayoría del pueblo los vería como lo que realmente son. Claro que la realidad es que no solo no dependemos de ellos, si no que ellos son un problema que el pueblo tiene que resolver.
En resumen, los argentinos tenemos que darnos cuenta de las causas reales de las vicisitudes que pasamos. Caer ante un discurso emocional es fácil, pero, por el bien general, tenemos que darnos cuenta que las soluciones solo pueden funcionar si son realistas. Solo se puede solucionar un problema si se ataca la causa. Hay que considerar los datos y la realidad, además, hay que considerar las posibles consecuencias de las potenciales soluciones. Si, como consecuencia, se puede deducir que no solo no va a resolver la situación, si no que va a causar problemas nuevos, esa solución se debería descartar. Al fin y al cabo, los que padecemos esta inoperancia intencional somos todos.