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Ya se sabe que, dependiendo de cómo se orienten las noticias y, por tanto, las palabras que las conforman, se obtienen resultados diferentes, según convenga a los intereses del medio de comunicación que las difunde
Este escándalo que esparce ELPAIS.com, a modo de ventilador, no parece que vaya a afectar al caso que instruye Cillán contra Manzano. Las imputaciones al ex comisario de los Tedax están suficientemente acreditadas. Lo que tiene que hacer la jueza es terminar con la instrucción ya y abrir juicio oral contra el ex comisario. A partir de ahí, el asunto será imparable y probablemente se llegue a una sentencia condenatoria. Esta vez no será por falta de pruebas.
Leyendo el primer párrafo del reportaje de ELPAIS.com, "Inestable para juzgar", publicado el 22/01/2012, se tiene la impresión de que la jueza Coro Cillán se ha buscado lo que le está pasando por su obstinación en volver a juzgar el caso 11-M, ya sentenciado en 2008 por el TS:
«Un juzgado de Madrid se ha convertido en una olla a presión que puede poner punto final a la carrera de Coro Cillán. Es la magistrada que reabrió [la negrita es mía] en 2009 el caso de los atentados de los trenes de Atocha del 11 de marzo de 2004, un asunto que ya sentenció el Tribunal Supremo en 2008. Aun así, [la negrita es mía] esta misma semana la juez ha interrogado a media docena de funcionarios de Renfe para preguntarles por qué fueron desguazados los trenes y, si al hacerlo, pudieron haberse destruido elementos útiles para la investigación».
El medio de comunicación que expande esta noticia sabe, como no puede ser de otra manera, que la titular del Juzgado Central de Instrucción número 43 de Madrid no reabrió el caso sentenciado por Alto Tribunal en 2008. Lo que hizo la jueza Cillán es admitir a trámite la querella presentada contra el jefe de los Tedax en el 11-M, Juan Jesús Sánchez Manzano, por posible destrucción de pruebas. Escrito presentado por la Asociación de Víctimas del 11-M (AV11M) en el que se acusaba también a la funcionaria que trabajaba a las órdenes de Manzano, porque "entorpeció" la investigación de la matanza y "ayudó de forma eficaz a parte de sus autores".
El Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid entendió que existía "la posibilidad de que los hechos objeto de la denuncia fueran constitutivos de los delitos de falso testimonio, omisión del deber de perseguir delitos y encubrimiento".
Tal vez sea casualidad que el CGDP haya abierto ahora un expediente disciplinario a Cillán por tres faltas muy graves y una grave. La que más destaca ELPAIS.com es la que más degrada y desacredita a la jueza Cillán para seguir con la instrucción del caso contra Manzano, esto es, «actuar bajo la ingesta de bebidas alcohólicas, asunto que la llevaría a "confundir personas y delitos"». Este argumento apoya la tesis del título del reportaje "Inestable para juzgar" que encabeza la invectiva contra la jueza.
Que se esté difundiendo esto precisamente ahora puede ser casualidad, pero... en el asunto del 11-M está más que acreditado que la casualidad no existe.
Aun respetando el derecho a la presunción de inocencia de Cillán, no puede negarse que cualquiera puede tener episodios poco o nada edificantes en su vida. Incluso es posible que la jueza sea culpable de las faltas que le atribuyen, en cuyo caso tendrá que asumir las consecuencias.
Pero el asunto que se plantea en este artículo no es ese, sino por qué se las sacan ahora y todas juntas, justo en un momento tan crítico para el ex comisario Sánchez Manzano y, ni que decir tiene, que para el juez Del Olmo. Del primero están suficientemente acreditadas las imputaciones. Del segundo, resulta incomprensible que autorizara la destrucción de los trenes con tanta prisa y poco fundamento in re. Menos fundamentado aún en la costumbre de tratar los restos de atentados y con muy discutible fundamento in iure.