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En su comparecencia ante la Audiencia Nacional, Rajoy demostró una vez más estar cómodo con la mentira, renunciado con tal actitud a modificar su conducta, y declinando con ello, erradicar la corrupción endémica de su partido
Que Rajoy miente más que habla es un todo manifiesto, hasta el extremo de llegar con sus embustes al nivel de la “pseudología fantástica”, ese síndrome propio de los adictos a mentir compulsivamente, a fabricar falsedades complejas y sistemáticas, que a diferencia de la mentira ordinaria, tienen su origen en motivaciones patológicas, haciendo que, en su ego interno, sus ensueños y paranoias acaben tomando rango de realidad, hasta el extremo de llegar al desvarío de ser el mismo quien las tome como ciertas
Tal extravío no tendría mayor relevancia si tan mitómano proceder fuese cosecha del fulano o mengano de turno, cosa distinta resulta cuando el engaño es autoría del propio Presidente del Gobierno, porque tergiversar la verdad ostentando la condición de máximo mandatario del Ejecutivo, supera el límite de lo tolerable, pues además de constituir una burla a la ciudadanía, es una forma inadmisible de institucionalizar la indecencia como norma de conducta en el desempeño de la actividad política.
Pero que Mariano Rajoy nos miente además de no decirnos la verdad, no es nada nuevo, pues lo lleva haciendo desde siempre, y eso es así, por más que se lave las manos, que diga no saber nada de nada o que eluda hacerse responsable de lo que hagan quienes están bajo su mando.
Toda vez que en su asiduo proceder falsifica la realidad cuando niega la existencia de financiación irregular del partido que preside como también falsea lo evidente cuando dice desconocer que muchos de los notorios miembros de esa organización criminal que dirige no solo han metido a sus bolsillos lo indebido, sino que usualmente ejercen de activistas de la estafa, el desfalco, el soborno, la evasión y blanqueo de capitales.
De quien hace trampas a los electores, mintiendo en campaña al prometer cosas que de antemano no piensa cumplir y llega incluso al extremo de utilizar el embuste hasta en sede parlamentaria; con semejante historial, un presidente del Gobierno; que ha falseado por doquier, desde a la ciudadanía hasta en el Congreso de los Diputados y ninguneado con sus engaños a los medios de comunicación. A cuento de que, citado declarará como testigo en el juicio del caso Gürtel, iba modificar su impostor proceder ante un tribunal de justicia.
El principal quehacer del líder del Partido Popular no es para nada gobernar el país, sino recrear la realidad para una vez adaptada a su antojo representarla ante la ciudadanía en el formato que mas le conviene, de tal modo que a pesar de ejercer de asesino de la verdad, ser capaz de mantener invariable la credulidad de sus electores, para de ese modo, lograr que las mas grandes de sus mentiras sigan teniendo la aceptación de sus acólitos y no le cause menoscabo en las urnas
Rajoy no solo es un mitómano empedernido, sino que se ríe de los españoles a mandíbula batiente
Como no podía ser de otra manera, en idéntica línea discurrió su intervención en la testifical del pasado miércoles, pues mas que proporcionar información fehaciente sobre los hechos delictivos que desencadenaron el caso Gürtell, para que el tribunal dispusiese de todos los elementos de juicio posibles; a pesar de la implicación de su partido y de ser el máximo mandatario del mismo, no reparó en aducir como pretexto a sus repetidas negativas por respuesta, el falso argumento de desconocimiento de la gestión económica, es decir, no saber nada de las cuentas de su organización política, argumentando en su descargo, que su puesto era de carácter estrictamente político.
Por tanto, el testimonio del Presidente ante la Audiencia Nacional, además de cínico e impertinente, puso de manifiesto que tras el “invocado desconocimiento” que el testigo utilizó para negar respuesta a las preguntas más comprometidas, se esconde el negligente proceder de su rechazo a averiguar lo que estuvo ocurriendo en el seno de su partido durante largos años
Con todo, sorprendentemente sí parecía tener conocimiento exhaustivo de tan desconocida materia, para afirmar la inexistencia de financiación ilegal del partido que lidera, como para manifestar con rotundidad ser absolutamente falso que los dirigentes del partido cobraran los sobresueldos en B, hechos públicos en los papeles de Bárcenas, y cuya veracidad quedó acreditada con anterioridad por la propia judicatura
De ahí, que si a las contrastadas mentiras con las que intenta burlar la corrupción estructural del PP, añadimos la rutina de desencuentros que acompañan su proceder, es notorio que la solvencia de Rajoy, queda totalmente en entredicho y su nivel de fiabilidad por los suelos.
Quepa relacionar cómo referentes de contraste apuntes de sus declaraciones preelectorales y el comparado resultado conseguido como consecuencia de su posterior acción política, resultando, que cuando afirmaba que el rescate a la banca, no nos costaría dinero, que no tocaría las pensiones, que no habría copago, que no abarataría el despido, que no crearía un banco malo, que no subiría el IVA; aspectos programáticos todos ellos, cuyo evidente incumplimiento desvela que Rajoy no solo es un mitómano empedernido, sino que se ríe de los españoles a mandíbula batiente.
En resumen, mentiras encadenadas que sumadas a la desvergonzada cleptomanía de infinidad de miembros de su partido, son razón sobrada para forzar su desalojo de la Moncloa, y darle así una oportunidad a la tan necesaria regeneración democrática