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Desde ningún punto de vista se le debe dar tratamiento idéntico ni ubicar en una igual categoría a las instituciones del Estado con los grupos armados.
Ese ha sido uno de los propósitos históricos de los guerrilleros en Colombia, en un hábil juego político-sicológico que consiste en implantar en la retórica del conflicto colombiano, términos que por fuerza de usarlos terminan siendo aceptados en beneficio de los violentos. Es un fenómeno ampliamente explicado por el escritor Plinio Correa de Oliveira en lo que llamo “trasbordo ideológico inadvertido” como una estrategia de guerra sicológica mediante la cual el comunismo va plantando, inadvertidamente, conceptos, ideas o palabras con tal sutileza que imperceptiblemente son tomadas y usadas como propias y además como indispensables para referirse a determinado tema, desplazando otros que pueden describir mejor lo que se pretende decir. Las personas, inconscientemente se van adaptando a usarlas y sin notarlo terminan hablando en el propio lenguaje comunista.
Entre las más habituales palabras , hábil e históricamente utilizadas por los comunistas están: diálogo, (la más importante pues se le da la connotación de ser la clave incuestionable para alcanzar la paz, siempre y cuando se haga bajo sus condiciones); socialismo, (una especie de suavizante para el termino comunismo que para muchos es sinónimo de fracaso, pobreza, represión, etc.); pacifismo ó pacifista, (se supone que quien la use es un altruista gestor de paz, solo que esa gestión va siempre a favor del interés comunista); coexistencia, (pueden vivir juntos, sin reproches, en igualdad de condiciones los violentos y el pueblo indefenso, las victimas y los victimarios); democracia; (después de ‘diálogo’, es la mas utilizada para justificar cada acción, incluso violenta, como acto en beneficio del pueblo y de sus libertades, y de paso para distorsionar las acciones y conceptos comunistas).
Sin darse cuenta se van aceptando términos y conceptos que al final, por el manejo sutil, minimalista y constante que le dan terminan favoreciendo los intereses comunistas, pues para la opinión general no implican en apariencia menoscabo alguno, desechando que de hecho son conceptos que unidos y dirigidos a un mismo y único propósito van cambiando la forma de pensar y de expresarse de todo un pueblo; y es a eso justamente a lo que se han aplicado desde su origen los grupos armados en Colombia. Por eso al horrible secuestro lo llaman simplemente retención; al cruel asesinato, ajusticiamiento (de justicia); a la extorsión, aportes y colaboraciones; al intercambio humanitario, canje de prisioneros (equiparando las victimas del secuestro con los guerrilleros presos legalmente); a la acción legítima del Gobierno, terrorismo de estado, a los secuestrados prisioneros; a los guerrilleros presos secuestrados, etc.
la señora Senadora Piedad Córdova, y a otros opositores, presentando habilidosamente cada acto de las Farc como un esfuerzo hacia la paz.
Y eso posiblemente es lo que ha puesto a la señora Senadora Piedad Córdova, y a otros respetados opositores, tan vigorosamente en contra del estado colombiano y a favor disimulado del grupo armado, presentando habilidosamente cada acto de las Farc como un esfuerzo hacia la paz o hacia la libertad de los secuestrados. El trasbordo ideológico inadvertido se evidencia cuando ataca sin misericordia la Institucionalidad nacional sin notar que ello más que a la libertad de los secuestrados favorece los intereses del grupo secuestrador que ve en ella un aliado estratégico hacia su objetivo final de implantación del comunismo disfrazado como socialismo o peor aún como democracia.
Porque no es que la distancia ideológica entre la señora Córdova y el Presidente Uribe sea profunda, los dos nacieron a la política en el partido liberal, solo que ante el triunfo presidencial de Uribe, quizás por exagerar el concepto de oposición democrática que es legitimo, terminó vista y usada por el grupo armado como herramienta ‘eficaz’ contra el Estado y así termina respaldando los propósitos, y usando palabras y conceptos plantados por los guerrilleros; toma conceptos como ‘intercambio humanitario’, que en esencia es positivo si da la libertad a todos los secuestrados que tienen las Farc, el Eln, y demás grupos secuestradores, y le da un manejo que indudablemente favorece los intereses guerrilleros, pues discrimina y desconoce la autoridad del gobierno para hacer gestiones por sobre ella y vincula en su aparente intención altruista personas y gobiernos que desde todo unto de vista servirán al grupo armado que la manipula.