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Aquí el relato de lo ocurrido hace tres siglos. El galeón español San José, fue hundido frente a las costas colombianas de Cartagena de Indias con toneladas de oro y plata. El legendario galeón hundido por los ingleses. El presidente colombiano Santos lo considera un hecho histórico importante
Al amanecer del viernes, 27 de noviembre, en el sonar del buque Malpelo, de la Armada colombiana, apareció lo que los expertos en arqueología submarina denominan una anomalía. El investigador Ernesto Montenegro, director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), iba al frente de la expedición. La alteración sobre el fondo marino del Caribe, en una zona nunca antes explorada, le permitió descubrir que se trataba de un pecio que resultó ser el galeón San José, el buque español hundido a cañonazos por el almirante británico Charles Wagner en la batalla de Barú, en 1708.
Aquí el relato de lo ocurrido hace 305 años. El galeón español San José, fue hundido frente a las costas colombianas de Cartagena de Indias con toneladas de oro y plata hace más de tres siglos años. El legendario galeón San José, hundido por los ingleses, y su buque gemelo, el San Joaquín, fueron construidos a finales del siglo XVII en los astilleros vascos de Mapil, cerca de San Sebastián (Euskadi). El astillero del capitán Pedro de Aróstegui hacia 1697 construyó la Almiranta San Joaquín de 1.077 toneladas y la Capitana San José de 1.066 toneladas, y luego Francisco de Necolalde hacia 1700 manufacturó otros galeones de 1.200 toneladas cada uno para la flota de la Carrera de Indias.
En el momento de su hundimiento, 8 de junio de 1708, la Capitana San José iba cargado con cerca de 11 millones de monedas de ocho escudos en oro y plata, según historiadores. El San José había cargado en la feria de Portobelo (Panamá) su tesoro de oro, plata y piedras preciosas que habían sido recogidas en el Virreinato Nueva Granada, cargado de plata de Perú y piedras y se dirigía a Cartagena de Indias donde se le harían unas reparaciones para luego seguir viaje a Cádiz (España), con escala en La Habana. Sin embargo, a unas millas del puerto de Cartagena se le atravesó la flota inglesa bajo el mando del comodoro Charles Wager. El galeón fue presa fácil para un grupo de barcos de esa flota, el Expedition, el Kingston, el Portland y el Vulture, que habían salido al encuentro de los galeones que hacían la llamada 'Carrera de las Indias'. En una batalla que se prolongó dos días, cerca de la isla de Barú, el San José se fue a pique después de recibir cañonazos del Expedition y con él se fueron al fondo del mar casi la totalidad de sus 600 marineros y pasajeros, así como su fabuloso tesoro.
La Flota de Indias o conocida también como la "Flota del Tesoro Español" o "La Española" era "el mecanismo de funcionamiento del monopolio comercial español con América y constituyó la esencia de la denominada Carrera de Indias, que englobaba todo el comercio y la navegación de España con sus colonias".
Durante los siglos XVI a XVIII, las flotas de Indias llevaban las riquezas de los virreinatos españoles en América a la Corona de Castilla. Los productos transportados eran plata, oro, gemas, especias, cacao y otros. Los galeones salían de la ciudad de Veracruz, en el golfo de México, y llegaban a Sevilla por el Guadalquivir (más tarde a Cádiz).
Los secretos del galeón San José seguirán sumergidos algún tiempo más. Y con ellos las historias de las 600 personas que perecieron en la batalla naval de una embarcación que pretendía seguir llenando las arcas de Felipe V con las contribuciones de las colonias en América. Y así hubo cientos otros que vaciaban de oro y joyas América en beneficio de los Reyes Católicos y sucesores.
El barco dotado de 60 cañones, que partía de Cartagena de Indias hacia España, se hundió el 8 de junio de 1708 tras ser alcanzado por los cañonazos ingleses, en una breve batalla contra la flota española que hacía la “Carrera de galeones”. La embarcación transportaba hacia España una riqueza que los arqueólogos marinos colombianos han valorado en unos 5.000 millones de dólares.
Según diferentes fuentes históricas, en las aguas territoriales colombianas pueden yacer unos 1.100 galeones españoles cargados con oro, plata y piedras preciosas que zozobraron o fueron hundidos por piratas entre los siglos XVII y XVIII.
Ahora el “San José” ha vuelto del fondo del mar entre la emoción del hallazgo y la polémica que empieza a formarse por su propiedad. El fin de semana, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, lo presentó ante los medios. Lo hizo a través de su cuenta de Twitter y con un mensaje entusiasta: "Gran noticia: ¡Encontramos el Galeon 'San José'!".
Más tarde, en una rueda de prensa convocada en Cartagena dio más detalles del histórico hallazgo.
Santos ha confirmado que el buque español fue hallado a primera hora de la mañana del pasado 27 de noviembre. "Me siento muy complacido de informar a los colombianos que sin ningún tipo de duda lo hemos encontrado 307 años después de su hundimiento y son los restos que buscábamos”, ha aseverado.
Según el mandatario, un equipo del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), a bordo de una nave de la Armada Nacional "ARC Malpelo" equipada con “modernas tecnologías”, ha hecho posible su localización "en nuestras aguas”, ha indicado. Los detalles permiten determinar que el pecio que han encontrado los investigadores del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) es, efectivamente, el San José.
“¿Cómo lo supieron para dar con él”? le preguntaron, Juan Manuel Santos, presidente de Colombia. “No tuvimos ninguna duda al ver los cañones de bronce con tallas de delfines, las ánforas, las monedas..”, contestó.
El anuncio del hallazgo de “uno de los yacimientos más importantes de la historia de la arqueología”, según Santos —con un tesoro valorado en varios miles de millones de euros, según los expertos— se hizo en la prensa de Bogotá días después. El presidente de Colombia, Santos, escoltado por los ministros de Cultura, Defensa y Exteriores, en una declaración pública se mostró satisfecho por el descubrimiento, pero aportó pocos datos. La declaración, realizada en la base naval ARC de Bolívar en la ciudad de Cartagena, manifestó que “La información es un asunto de Estado, por lo que está bajo reserva de ley”, especificó.
El descubrimiento tiene “una importancia histórica mundial” y constituye, para Santos, una de las mayores revelaciones de “patrimonio sumergido”.
La operación, realizada por el Instituo de Antropología en colaboración con la Armada y un grupo de científicos nacionales e internacionales de los que solo se detalló que eran “del más alto nivel”, ha encontrado “solo con una revisión superficial, más de 100 objetos”, El director del ICANH, Ernesto Montenegro, ha detallado que en su identificación ha resultado clave divisar “sus cañones de bronce fundidos”, armas creadas “especialmente” para este galeón por sus inscripciones. Su presencia certifica, para este experto, la autenticidad del “yacimiento arqueológico". No se confirmó el lugar exacto en el que se encuentran los restos de la embarcación, ni la cantidad de material encontrado. Según explicó Montenegro las imágenes captadas mostraban vasijas y frascos de cerámica y cristal, una empuñadura de espada y las tablas que confirman que el galeón descansa sobre uno de sus costados.
Es difícil que el gobierno español lo reclame y no se darán episodios como los ocurridos con Odysey
Tras la aprobación de la Ley de protección de patrimonio sumergido, en 2013, y su posterior confirmación por el Constitucional, el Gobierno de Santos pudo conformar una alianza público-privada que, en palabras de la titular de Cultura, Mariana Garcés, “ha permitido contar con los recursos necesarios para esta primera fase exploratoria y las que están por llegar”.
Ahora comienza una fase de estudios de suelo y profundidad para poder continuar con el trabajo y desarrollar la investigación científica. “Este patrimonio es de todos los colombianos”, recalcó el presidente. Fue la única referencia respecto a la propiedad de lo hallado y anunció : “Vamos a construir un museo en Cartagena al estilo escandinavo, porque nuestro compromiso es que parte de este patrimonio se quede en esta ciudad”.
Posibles reclamaciones
Durante la explicación se citó de manera recurrente la ley de 2013 como base legal para evitar cualquier tipo de posibles reclamaciones. “Habría que preguntar a los abogados”, respondió Montenegro cuando se le planteó la posibilidad de que España pueda solicitar parte del tesoro. Un portavoz del Ministerio de Cultura aseguró a los medios que todavía no había una reclamación oficial por parte del Gobierno español, sin reparar en que el oro había intentado ser robado en aguas de Colombia y ha vuelto a América para quedarse.
Santos, que incluso ha querido homenajear “a los 600 navegantes que fallecieron en su hundimiento”. Su compromiso es el de “protegerlo” y, para ello, ha declarado que toda la información que rodea el caso “es reservada".
Pugna entre países
Jaime Rodrigo de Larrucea, presidente de la sección de derecho marítimo del Colegio de Abogados de Barcelona, aclara que La ley de Colombia estipula que cualquier barco hundido en sus aguas territoriales pertenece al Estado. Pero la jurisprudencia de EEUU dictada para los casos de los buques 'Juno' y 'Galga' -localizados frente a la costa americana en el año 89- o el más reciente de la fragata Mercedes -descubierta por el 'Odyssey' en la costa andaluza en el 2007- indica que cuando el navío es un buque de guerra, como el 'San José', este pertenece a su armada, España en este caso. Argumento qe se considera esotérico. Si el Gobierno español reclamara legalmente el galeón, el Tribunal Internacional de Derecho del Mar de la ONU debería resolver el conflicto.
UN BARCO LEGENDARIO
El 'San José' es una de les embarcaciones que más ha hecho suspirar a los buscadores de tesoros. Su historia lo justifica. Su último viaje comenzó en Panamá, cargado de monedas de oro del virreinato de la Nueva Granada y de plata de Perú. También de joyas y piedras preciosas. Su plan de navegación marcaba una detención en el puerto de Cartagena de Indias y una última parada en el de la Habana. Después debía zarpar para regresar a España.
El ‘San José’ fue construido en 1698 y reposaba desde su naufragio en el fondo del mar, cerca de la isla de Barú, donde fue hundido. Descubrir su ubicación exacta había motivado más de una expedición, alentada sobre todo por el elevado valor de la mercancía que se hundió junto con su pasaje.
Según arqueólogos marinos colombianos, este descubrimiento puede significar los 5.000 millones de dólares (más de 4.600 millones de euros). Se calcula que en aguas territoriales colombianas pueden yacer unos 1.100 galeones españoles cargados con oro, plata y piedras preciosas que zozobraron o fueron hundidos por piratas entre los siglos XVII y XVIII.
Ley contra los cazatesoros
El Gobierno colombiano modificó su ley a mediados de los ochenta para rebajar el porcentaje que reciben los cazatesoros. Hasta entonces, percibían el 50% del botín que ocultaran barcos naufragados en su territorio. La nueva norma lo rebajó al 5%. La medida ahuyentó a los buscadores americanos y ha dado tiempo al Estado para dotarse de la tecnología necesaria y acometer por su cuenta la misión de explorar la zona del hundimiento del buque español. Se conocía desde hace tiempo su localización porque estaba anotada en el archivo de la Armada inglesa. La flota de corsarios que hundieron el 'San José' lo registraron. Una información que las autoridades españolas desconocían.
El presidente tampoco hizo mención a los litigios que desde los ochenta persiguen al galeón. Ni a la empresa protagonista de las denuncias, la norteamericana Sea Search, que en 1982 aseguró que había localizado los restos —algo que negó el Gobierno colombiano tras encargar una investigación—, y que desde entonces Sea Search ha ido perdiendo juicios en distintos organismos, incluido el proceso que, finalmente, en 2011 dio la razón al Estado colombiano en la Corte Suprema de EE UU.
Quedan otras cuestiones en el aire. La ley de 2013 permite la comercialización de parte del contenido encontrado como pago en especias a las empresas o particulares que hayan participado de la investigación siempre que no se supere el 50% del material hallado. Se desconoce la identidad de los colaboradores privados que forman parte de la expedición.
Sin embargo y más allá de la fascinación que la noticia y las primeras imágenes del buque generan, la polémica está servida por las dudas que pueden surgir sobre la propiedad del pecio. El Gobierno de España anunció que solicitará al de Colombia "información precisa" sobre el hallazgo del San José y la legislación en la que fundamenta la intervención sobre un pecio español, antes de decidir qué actuaciones adoptar en defensa de su patrimonio subacuático. Así lo explicó el secretario de Estado de Cultura español, José María Lasalle, durante una visita a La Habana en la que apeló a la prudencia "en lo relativo a la relación bilateral especial". Al respecto, el Gobierno colombiano publicó el 30 de julio de 2013 la Ley 1675, por medio de la cual “se reglamentan los artículos 63, 70 y 72 de la Constitución Política de Colombia en lo relativo al patrimonio cultural sumergido”, que tiene por objeto "proteger, visibilizar y recuperar el Patrimonio Cultural Sumergido". Según dicha Ley, hacen parte de ese patrimonio todos los restos que estén en aguas colombianas, incluidas "las especies náufragas constituidas por las naves o artefactos navales y su dotación, sus restos o partes, dotaciones o elementos yacentes dentro de estas, cualquiera que sea su naturaleza o estado, y cualquiera sea la causa de la inmersión, hundimiento, naufragio o echazón". Previendo posibles reclamaciones, Santos explicó "que la información relativa a este hallazgo está sometida a reserva de ley por muchos motivos, porque lo establece la ley", pero también porque "lo que está en juego nos obliga a mantener una reserva sobre buena parte de la información" que clasificó de "un asunto del Estado colombiano". Mecanismos para el rescate de los naufragios históricos que se encuentren en mares colombianos, lo cual incluía entre ellos, al Galeón San José.
Todo ello no ha restado brillo a uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de los últimos años, el de un galeón cargado de oro que además ha despertado el interés y la fascinación en miles de mentes en todo el mundo. Una de ellas fue la del Nobel colombiano Gabriel García Márquez, quien en su relato "El amor en los tiempos del cólera" relata la fascinación de su protagonista, Florentino Ariza, por el galeón de 60 cañones, y su sueño de sumergirse en el mar Caribe para recuperar el tesoro y dárselo a Fermina Daza, su amor eterno, para que "se bañara en estanques de oro"
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