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En nuestro país hay casi 70 millones de tarjetas bancarias en circulación. De ellas, y según datos facilitados por el Banco de España, en el tercer trimestre de 2015, 44, 37 millones eran tarjetas de crédito mientras que 24, 98 millones eran tarjetas de débito.
Pero, ¿qué diferencia una tarjeta de débito de una tarjeta de crédito?, ¿cuáles son sus principales características?, y ¿cuáles sus funciones?. En el siguiente artículo explicamos qué diferencias hay entre una tarjeta de crédito y una tarjeta de débito.
Tarjetas de débitoLas tarjetas de débito constituyen un medio de pago y sirven para utilizar los fondos depositados en las cuentas corrientes o cuentas de ahorro a las que están vinculadas. Las tarjetas de débito se pueden utilizar para sacar dinero en oficinas y cajeros automáticos, consultar saldos y movimientos y realizar compras en comercios.
Al realizar una operación con la tarjeta de débito se genera un cargo directo en la cuenta corriente o de ahorro a la que está vinculada. Es decir, los gastos que se generan con las tarjetas de débito se registran instantáneamente en la cuenta y permiten el cobro hasta el límite de los fondos depositados en la misma.
Es muy habitual, sin embargo, que por razones de seguridad las entidades financieras, de acuerdo con el cliente, fijen un límite diario, sobre todo, para la retirada de fondos de los cajeros automáticos. Las tarjetas de débito, al no adelantar dinero a crédito, no cobran intereses.
Tarjetas de créditoAl igual que las tarjetas de débito, las tarjetas de crédito son un medio de pago pero también, y ahí radica su principal diferencia, son un medio de financiación, ya que permiten disponer de dinero y realizar pagos sin necesidad de disponer de fondos en la cuenta a la que están vinculadas. A cambio, el cliente debe devolver el dinero en los plazos previstos.
El cliente debe tener claro que utilizar una tarjeta de crédito tiene las mismas consecuencias que disponer de cualquier crédito o modalidad de financiación. Al igual que ocurre con las tarjetas de débito, las tarjetas de crédito también tienen límites, primero atendiendo a su categoría (normal, plata, oro...) pero también atendiendo al perfil de riesgo y de solvencia del titular.
En principio, la entidad no atenderá pagos que sobrepasen el límite de crédito y si lo hace el cliente incurrirá en "excedidos en cuenta" que deberá devolver junto a los intereses y las comisiones.
Modalidades de pagoMientras que las tarjetas de débito sólo tienen una modalidad de pago (el pago inmediato), en las tarjetas de crédito encontramos hasta tres modalidades distintas:
-Pagar mensualmente un porcentaje sobre el dinero que se haya utilizado.
-Pagar una cantidad fija. Por lo general, la parte que el cliente va devolviendo se suma nuevamente al importe no dispuesto de su límite, incrementando de esta forma su disponible. A este tipo de tarjetas se las conoce como "tarjetas revolving".
Cuando el pago del crédito es aplazado, las entidades cobran intereses. El cliente debe tener en cuenta que, al contrario de lo que ocurre con los préstamos, el tipo de interés en las tarjetas de crédito no viene expresado en términos anuales sino mensuales. De esta forma, si la entidad le dice que le cobra un interés nominal mensual del 2% en verdad le están cobrando un interés nominal anual del 24% (un tipo de interés mucho más elevado que el que aplican los préstamos al consumo).
Junto al interés que le cobrará la entidad por la utilización de crédito en la modalidad de pago aplazado hay dos tipos de intereses más a tener en cuenta:
-el tipo de interés de los saldos excedidos que se aplica cuando se sobrepasa el límite del crédito
-el tipo de interés de demora que se aplica cuando el titular de la tarjeta se retrasa en los pagos en la fecha prevista.
Tanto el interés del crédito, como el de los saldos excedidos y el de demora deben venir especificados en el contrato de la tarjeta. En dicho contrato encontraremos, además, qué seguros tiene vinculados la tarjeta de crédito.
Y es que, estos seguros son otra de las principales diferencias entre las tarjetas de crédito y las de débito. Por lo general, la mayoría de las tarjetas de crédito tienen vinculados determinados seguros (de viajes, robo, accidentes) que, en principio, no suponen un coste adicional para el cliente.