Jorge posa con el cheque que lo acredita como ganador de «Supervivientes 2020

Jorge versus Ana María. El duelo final de «Supervivientes» enfrentó a un hombre que estuvo tres meses en una isla sin mojarse y a una mujer que llegó a esa misma isla sin saber nadar y acabó siendo la mejor pescadora. El guardia civil se llevó el gato al agua, y lo hizo de forma arrolladora: con un 81, 6% de los votos. Logró hacerse así con el triunfo en la edición más larga e insólita –por culpa del coronavirus– de «Supervivientes».

Una vez más, la táctica buena para ganar un «reality» ha sido la de permanecer en la sombra. Jorge llegó como el «guardia civil guapo» y se va como «el guardia civil adorable». Su triunfo es el de la sencillez y la modestia. De hecho, segundos antes de ser proclamado vencedor, aseguró que Ana María Aldón sería la ganadora más justa (y pareció sincero). Es algo que jamás diría Hugo, del que pasamos a hablar a continuación.

Hugo: el finalista que no lo fue

La noche empezó con los cuatro últimos supervivientes (Hugo, Ana María, Jorge y Rocío) en el complejo hotelero de Madrid donde están pasando la obligatoria cuarentena. Los dos hombres estaban en rampa de salida: finalmente, la Guardia Civil pudo con la Legión. O sea, la Benemérita batió a los seguidores de Hugo, que son legión pero menos que los adeptos del tricornio.

Hugo Sierra ha sido el más «robinsón» de todos los supervivientes. El morbo inicial era cómo interactuaría con su ex suegra,  Elena: de entrada hubo muy buenos propósitos, pero después la relación resultó una montaña rusa. La abuela de su hijo más pequeño,  Martín, aseguró de entrada que le gustaría que fuese el ganador,  pero a última cambió de opinión y se inclinó por Jorge, con el que hizo migas en la isla. Solo hubo una relación en esta edición, y fue la que aportaron el uruguayo Hugo y la argentina Ivana, hermana de futbolista. Hubo hasta «edredoning», pero después todo se rompió de un día para otro, por motivos que solo él tiene claros pero que el resto (Ivana incluida) aún no. Tras romper esa pareja, se quedó aún con menos apoyos en la isla. E hizo una vida del todo solitaria. Además de por su introspección y por el romance, el pase del uruguayo por el programa ha estado marcado por sus constantes cabreos, en especial tras caer derrotado en las pruebas de recompensa y liderazgo. Si en el próximo «Supervivientes» hay un VAR, Hugo tendría que ser el juez principal.

Hugo, hundido tras quedar fuera de la final - Telecinco

Su marcha estuvo a la altura de su pésimo mal perder. «Tener la boca grande hay gente que no lo entiende, y lo ve como un defecto. No voy a cambiar nunca. Es lo que voy a enseñar siempre a mi hijo. A morir de pie y no vivir arrodillado», reflexionó una vez se conoció su expulsión. Cree que la audiencia le pasó factura por su forma de ser «muy visceral, muy polémica en algunos aspectos, de no callarme nada». «Para mi familia y para mí mismo, yo soy un ganador de este concurso, y me voy por la puerta grande», zanjó, proclamándose ganador moral de la edición porque él lo vale. Eso fue antes de anunciar que nunca más volverá a pasar hambre en un programa de telerrealidad. Ni hambre, ni frío ni nada. «Esto de los realities no es para mí. Este será el último que haga. Hasta aquí llegó mi historia televisiva porque no tengo temple para esta historia», anunció el vencedor de «Gran Hermano Revolution».

Jorge Javier se irritó con el discurso del uruguayo: «Si algo ha quedado claro en este reality, es que no sabes perder. A mí me encantaría tener un padre que me enseñase a saber perder», le espetó. «Ahora tienes la pataleta esa de que no vas a participar más en un reality», reprochó a continuación el presentador. Tras estas duras palabras, acabó haciéndole un cariño: «Eres un coñazo, pero eres mi coñazo».

Es cierto que Hugo tiene muy mal perder. Y que seguramente la audiencia le haya pasado factura por ello. Pero también hay un dato objetivo, fácilmente demostrable. En la última prueba que se hizo en la isla,  el programa anunció que el ganador sería el primer finalista. Así lo dijo Jorge Javier en directo, y así se publicó en la cuenta de Twitter del programa. Pero la realidad es que, una vez en España, se le retiró esa condición, resultó nominado y, finalmente, expulsado del programa y fuera del trío finalista.

Noche dolorosa, y lacrimógena, para Rocío

Ya sin Hugo, los tres finalistas se enfrentaron a una exigente prueba. Con los brazos estirados tenían que aguantar un peso de kilo y medio. A Rocío se le salieron los hombros y acabó cediendo.

El guardia civil Jorge vence a Ana María Aldón y a Rocío Flores en la gala final

Aún dolorida,  se reencontró con su padre.

Resumiendo mucho su participación,  Rocío fue de menos a más. Tampoco lo tenía difícil, pues empezó siendo «Rocío Florero». Así la bautizó la que fue su «kryptonita» en la isla, la modelo Yiya, por su actitud un tanto pasmada. Después fue dando juego: hizo pandilla con Avilés y acabó tarifando con el falso periodista; clamó por la falta de apoyo de su «familiar»,  Ana María; reclamó en vano la atención de su madre, con lloros e histerias varias; hizo migas con Barranco, amigo para siempre; y acabó enterrando el hacha de guerra con Yiya. La imagen pública de la hija de Antonio David y Rocío Flores ha salido favorecida de su paso por la isla, puesto que, más allá de arrebatos y lloriqueos, se ha mostrado como una joven divertida y cariñosa. También su cuenta corriente ha salido favorecida. Según contó Estefanía en «Lecturas», Rocío dijo en la isla que por 20.000 euros por semana no se habría dignado en ir al concurso; «Pronto» publicó hace unos días que su caché podría rondar los 30.000 por semana.

Su eliminación en la prueba inicial de la final colocó su futuro en manos de la audiencia.

La que no sabía nadar gana la prueba de apnea

Cuando se anunció la participación de la mujer de Ortega Cano en »Supervivientes 2020» el gran público reaccionó en plan «ni fu ni fa». Muy desconocida al haber adoptado un plano secundario desde que saltó su relación con su hoy marido, en esa posición se mantuvo Ana María Aldón durante las primeras semanas. El foco se dirigió a ella cuando Rocío se sintió poco defendida ante los ataques despiadados de Yiya. Ana María bajó la cabeza, pero para ver los peces: llegó a la isla sin saber nadar, y acabó siendo la mejor y mayor pescadora, en parte favorecida porque durante semanas dispuso de unas gafas de bucear en exclusiva. Poco a poco empezó a soltarse, y dio la impresión de estar viviendo una segunda juventud. Hizo migas con Pavón. Lanzada –también famélica– no dudó en raparse el pelo por tres cocidos. Ha anunciado públicamente que buscará darle la parejita al coletudo que tiene por esposo. Si lo consiguen,  ya sabemos qué dirá el diestro.

Ana María llegó como líder a la noche decisiva, tras ganar la prueba clave de la pasada semana. Y volvió a triunfar en el último reto de la edición, el que anoche la enfrentó a Jorge. Vencía el que más aguantase bajo el agua. A los 21 segundos, el guardia civil sacó la cabeza del agua. «¿Qué ha pasado?», preguntó asombrada la mujer. «¡Que eres la primera finalista de «Supervivientes 2020!», le informó Lara Álvarez. «Se lo dedico a mi madre», replicó emocionada.

Una hija del cuerpo y un guardia civil

El otro finalista lo decidió la audiencia entre Jorge y Rocío. Entre un guardia civil y la hija de un ex guardia civil. Ganó el primero. El concursante más anónimo de todos los que llegaron a la isla alcanzó así el penúltimo peldaño de la edición.

Rocío habla con Lara Álvarez tras haber quedado tercera - Telecinco

Rocío supo irse mucho mejor que Hugo: «Es una experiencia que me ha enriquecido personalmente», dijo, entre lágrimas, en su despedida, suponemos que antes de correr a por un plumífero y un pantalón. Y es que la pobre estaba al borde de la congelación. «Si yo estoy tiritando, no me imagino cómo puedes estar tú», le dijo Rocío, vestida con shorts, a Lara Álvarez, que iba de gala y cubierta con no demasiada tela.

«Me tiemblan las piernas», dijo Jorge tras conocer la decisión de la audiencia. Más le temblaron después, en el reencuentro con su mujer,  Alicia, que aún lo puso más nervioso al decirle que había conmovido a España con «sus principios y sus valores», que son básicamente «la ayuda y el compañerismo». Yiya no está de acuerdo y lo rebautizó como «El parásito de la isla». Yiya es un volcán que en vez de lava lanza jarros de agua fría.

El televoto se abrió de nuevo para decidir el ganador de «Supervivientes 2020» y, por tanto, del cheque de 200.000 euros. Omar Montes, ganador de la anterior edición, apareció con el cheque. Detrás de él,  Rocío, Elena y Barranco (estos dos siguen de cuarentena en el complejo donde los supervivientes se han reunido para cerrar el concurso). ¿Y Hugo? El uruguayo no quiso estar. Fue la nota discordante de una noche intensa.

Y la España que no madruga (imposible hacerlo con los horarios de cierre de «Supervivientes 2020» y sus satélites) eligió al guardia civil de forma arrolladora. Dio las gracias a sus compañeros, al equipo técnico, a la presentadora, a los amigos de Aguilar, a los amigos de Reinosa, a todos los efectivos de la Guardia Civil, a su mujer... Agradeció a más gente que Almodóvar cuando el Oscar. Cuando ya habíamos perdido la cuenta, llegó el más emotivo: «A toda la gente que se ha volcado para combatir el coronavirus». Va por ellos.

«Supervivientes» se pone el tricornio en su edición más larga e insólita

Barcelona, 5 de Junio de 2020