La historia de esta condena comienza cuando la madre Theresa Lopes Loyola compro en el supermercado una computadora para su hija de 13 años, cuando llego a casa y conecto el ordenador para que pueda ser usado en el hogar, su hija comenzó a hurgar entre lo que ya se encontraba instalado en la PC, y entre las carpetas que había disponible, abrió una que tenia fotos y videos pornográficos que seguramente habían sido bajados por un empleado de Carrefour que usaba esa computadora en sus ratos libres.

Al ver esto, la madre se enfado y fue al supermercado a quejarse sobre el problema, pero debido a que el local no tomo ninguna medida para que esto no vuelva a pasar, Theresa fue a la justicia y denuncia al supermercado. El relator de este caso, Ricardo Couto, califico a este hecho como uno que "restringió la utilización (del aparato) y frustró la expectativa de todos, incluso causando una situación vejatoria que escapa a la mera decepción". Debido a esto, la firma fue condenada a pagar una multa de 2.700 dólares o 6.000 reales, para ser utilizada como indemnización para Theresa.