En criollo existe un término bastante común para referirse a la pena que nos dejan cualquiera de las circunstancias amorosas: el despecho. Sucede cuando se siente que el pecho, de tan inflado, de tan pesado, se puede salir en cualquier momento. Por eso es una emoción, un estado, una complicación, que se siente más cerca de estar fuera de sí quede presentir que tenemos en la mano todos nuestros cabales. Entonces deseamos superarlo: se vuelve una fuerza que no podemos controlar y que parece sabotear nuestro presente y dejar sin lugar nuestro futuro. Superar el despecho es una necesidad y aquí te contamos cómo hacerle una vía posible.

Volver a los gustos

Ninguna situación amorosa es sencilla. De saber cómo vamos a salir de cada una de las excursiones que vivimos en el amor, no le daríamos lugar alguno a la sorpresa. Es una sorpresa, sí, que agradecemos cuando compartimos mutua y plenamente el sentimiento, pero que luego se vuelve costosa, incluso odiosa, cuando reaccionamos a nuestros impulsos y nada podemos hacer más que lamentar nuestra irracionalidad.

Para enmendar esta situación, no podemos más que volver a la vieja coherencia que no sostiene y que por falta de mejor palabra llamamos “identidad”: eso que nos hace, que nos distingue según nosotros ante cualquier cosa, aventura, trama o situación. Y nuestros gustos son la mejor manera de recordárnoslo: comer dulces, dormir en la sala, hacer ejercicio como nos da la gana, ir a nuestras oficinas caracas, todo ello ayuda a que lo recordemos.

Amistades, pero no muy pronto

Otro de los recursos que podemos utilizar es el de nuestras amistades: ellas pueden valer mucho más que el oro en una circunstancia como la nuestra. Tratemos, pues, de apoyarnos en ellos, pero sepamos que ellos no son un pilar ni nada parecido: son personas, personas con vivas, ocupaciones y necesidades que, pese a lo que nos dicta el corazón, puede que no sientan la importancia que tiene para nosotros superar el despecho.

Tratemos, entonces, de lograr que cada una de nuestras visitas a esas amistades que han sido tan importantes para nosotros, sean bien aprovechadas y pensemos en tratar de ser racionales. Pues la razón es asunto que siempre se practica con dos o más. Con uno, cuesta. 

Superar el despecho es un trabajo de hormiga  

Todo trabajo que involucre al alma es un trabajo de hormiga: ante cada desazón que viva el alma, ella solo tratará de regenerarse pues en su naturaleza está el movimiento. El problema está en saber que el movimiento no es de un solo paso.

 Es de muchos trabajos, difíciles, yendo por los caminos más complejos, pero con un final posible, que nadie nos habrá de quitar. Nunca. Y eso siempre se quedará con nosotros.