¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que www.criterioliberal.com escriba una noticia?
"Entre los antiguos, las clases superiores jamás tuvieron la necesaria inteligencia y habilidad para encauzar a los pobres hacia el trabajo y ayudarlos a salir honrosamente de la miseria y de la corrupción". Fustel de Coulanges. La ciudad antigua.
Lo bueno de las vacaciones es que uno sale de la rutina en la que estamos prendidos durante todo un año, la cual nos ha atrapado como una tela de Ariadna; pero, lo malo es que estando de vacaciones nos vemos, de nuevo, envueltos en esta tela que apenas nos deja movernos, y vemos que "Ariadna" sale de su escondite para "chuparnos" toda la sangre que puede, y con la sangre nos "chupa la vida".
Por "suerte" hemos estado de vacaciones, y no así muchos españoles que no han podido disfrutar del merecido descanso pues la "tela de Ariadna" los tiene bien atrapados hasta el punto de negarle algo que, por derecho de conquista social, nos merecemos todos.
Aunque descansamos de nuestro trabajo, sin embargo entablamos conversación con unos y con otros: las circunstancias, cada uno las puede relatar desde su propia experiencia y, no me cabe ninguna duda, que la crisis que estamos padeciendo ha estado gravitando en multitud de conversaciones.
Aparte del giro que cada cual le haya dado a su relato, yo quiero centrarme en una serie de concepto e ideas que pululan en la mente de muchos y que todos damos como que están claros pero que no es así: me refiero a la idea de "subvención" y a la idea de "ayuda".
Tuve la oportunidad de hablar con un funcionario de agricultura, y más en concreto de la Junta de Castilla y León, y me dijo que el cien por cien de la agricultura, no sólo de dicha Comunidad Autónoma, sino de toda España, estaba "subvencionada": no se contemplaba, para nada, la iniciativa privada; es más, si se quitaban las subvenciones, la agricultura, en España, desaparecía.
En mi contestación, y siguiendo el relato, le dije que, prácticamente, todos los sectores, en España están, más o menos, subvencionados: la industria, el comercio, el turismo, la educación, la sanidad, .... todos: todo depende del "Estado". Hemos llegado al "comunismo perfecto"; de facto, no hay nada que escape el Estado; y no sólo eso: se legisla hasta lo más íntimo que tiene la persona, que es sobre la sexualidad.
Nos queda el ámbito de la "conciencia", pero ahí ya están trabajando los "aplaudidores" correspondientes para "regular" la llamada "objeción de conciencia", pues si una persona "trabaja" para el Estado (o sea, todos), no "debe" apelar a su conciencia: ahora depende de cómo hacer la ley para que el "deber" y el "poder" sean la misma cosa, pues la sombra de Hegel es alargada.
Pero no sólo hablé con un funcionario de agricultura, también lo hice con personas que, en una semana, iban al "paro". Por supuesto, al hablar de la crisis y sus causas se achacaba a una "causa" mundial, ajena a la voluntad de nuestros gobernantes; ajena a la connivencia entre poder político y poder de las Cajas de Ahorros y bancos; ajena a que hay muchísimas "instituciones" que no valen para nada y que manejan "infinito" dinero, por ejemplo las Diputaciones Provinciales y Forales, Gobiernos y subgobiernos civiles, con sus delegaciones y subdelegaciones correspondientes: todos ellos llenos de ex alcaldes y ex concejales cuyo haber es que, durante mucho tiempo, fueron "fieles" a su partido; ajena, dicha crisis, a la duplicidad de instituciones como Comunidades Autónomas y Senado con sus correspondientes presupuestos económicos; ajena, también dicha crisis, a la "infinidad" de consejeros con unos "sueldos" galácticos para el común de los españoles que van al "paro", y cuya "virtud" es ser "fieles" a los jefes de "su" partido; en fin, ajena dicha crisis a la "voluntad general" expresada dicha voluntad en el "Estado hierocrático" y no en las personas que van al paro.
En otros tiempos a esta "causa mundial" se la llamaba "conspiración judeo-masónica".
Estas personas no entendían la diferencia entre "subvención" y "ayuda", pues me recordaban que la "agricultura europea" está también llena de "ayudas", y en la identidad de las palabras está la confusión.
La subvención, les dije, es como si nos ponemos a la puerta de una iglesia a "recibir" la limosna que nos da el "Padre-Estado": previamente, los que manejan "ese" Estado se reparten todo lo que pueden y los "restos" (como el rico Epulón) se los echan a los pobres.
La ayuda es "sentarse" en plan de igualdad a negociar lo que es nuestro y por lo que hemos luchado y por lo que han luchado las generaciones precedentes: después de recoger el fruto de nuestro trabajo nos lo repartimos entre todos, con espíritu de solidaridad, pero en plan de igualdad.
La diferencia entre la "subvención" y la "ayuda" es la diferencia entre la "esclavitud" y la "libertad" y si, en nuestro lenguaje, hemos llegado a identificar esas dos realidades es que algo nos falla en nuestra inteligencia y en nuestra moral.
Antonio Fidalgo
Secretario de Cultura del CDS
Criterio Liberal. Diario de opinión Libre.