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Varios miles de personas asistieron este viernes en Srebrenica a la dolorosa conmemoración del 19º aniversario de la masacre de los musulmanes en esta ciudad oriental de Bosnia, en la que murieron cerca de 8.000 personas en la peor matanza en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Se aprovechará la ocasión para enterrar 175 cuerpos que fueron descubiertos en una fosa común e identificados uno a uno. Los ataúdes estaban cubiertos por mortajas verdes y alineados sobre la hierba en varias hileras a la espera de ser enterrados tras una ceremonia oficiada por el imán.
Varios familiares de las víctimas se encontraban junto a los féretros y los acariciaban con emoción. Otros, como Mustafa Delic, un superviviente de 50 años, se afanaban en sacar el agua de la lluvia acumulada en los nichos cavados sus tres hermanos. "La espera ha sido dolorosa, pero ha llegado el momento de que todo esto se termine. Hay que pasar página porque la vida sigue lo queramos o no", dijo este hombre de pelo canoso.
Hasta el momento se han identificado y enterrado en el memorial de Potocari, una localidad cercana a Srebrenica, los restos de 6.066 personas asesinadas en la masacre tras haber exhumado decenas de fosas comunes.
- "Mi casa está en medio de estas tumbas" -
"Este es el fin", suspira Ramiza Hasanovic, de unos 60 años, que ha venido a velar la tumba recientemente cavada en la que se introducirán los restos de su marido. A su lado hay otras dos tumbas, una para su hermano y otra para su sobrino. Hace dos años esta mujer ya había enterrado a dos de sus hijos, Hihad y Mumin, que tenían 16 y 18 años cuando sucedió la masacre.
"Mi casa está aquí, en medio de estas tumbas, es mi lugar de peregrinación, es todo lo que tengo. Vengo cuando puedo, les hablo y rezo por ellos", dice la mujer de cabello negro cubierto por un velo violeta.
Entre las víctimas que se enterrarán este viernes hay 13 menores que tenían entre 15 y 17 años cuando se produjo la masacre, calificada de genocidio por la justicia internacional.
Ningún familiar de los hermanos Amir y Asim Mujic, que tenían 20 y 24 años cuando murieron, ha sobrevivido para poder enterrarlos como manda la tradición musulmana. Por eso ha venido su primo lejano Ismet Memic, de 78 años, para rendirles homenaje. "Los 37 hombres de su aldea fueron asesinados. Su padre y su otro hermano también. Su madre murió de pena", dice Ismet. "Pero ahora el padre y los tres hijos volverán a estar juntos", dice señalando las cuatro tumbas.
Atif Osmanovic, de 84 años, con una boina negra sobre la cabeza, entierra a dos de sus tres hijos. "Todavía no han encontrado al tercero. Hace dos años enterré a tres nietos y todavía me faltan dos", explica con manos temblorosas.
En julio de 1995, unos meses antes de la guerra de Bosnia (1992-1995), las tropas serbias de Bosnia mataron alrededor de 8.000 hombres y adolescentes musulmanes en Srebrenica, la peor matanza en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.