Uno de los debates más intrincados entre las personas que viven con mucho agrado la música es el de reconocerle algún merito a las nuevas canciones que van sonando en el presente por el mundo. Sienten esos músicos que ya todo está inventado y que no queda mucho para hacer. Pueden estar en lo cierto pero también pueden estar en lo falso. ¿Quién decide si las canciones nuevas son mejores que las antiguas? Acá prolongamos más ese debate.

Los artistas

Uno de los argumentos más complacientes que se utilizan para apoyar el prestigio de lo antiguo frente a lo nuevo, es el que reza que los artistas del presente son meras imitaciones. Pero puede que no todo sea mentira ni tampoco todo sea verdad en este cuento.

Si bien hay artistas que pueden parecerse mucho a los artistas del pasado, tanto que creemos que hasta los imitan, puede que no todos estén buscando parecerse a ellos.

Además, aquí surge una pregunta muy importante: ¿y si estos artistas de la antigüedad trataron de dejar un legado del cual muchas personas se pudiesen alimentar? Esta es una pregunta que no muchos defensores de la antigüedad defienden.

“Make it new”

El principal lema de los artistas del presente, esos que se encargan de escribir canciones nuevas, es el de hacer todo nuevo, el de tratar de desprenderse de las influencias pasadas. Pero tal vez sea esto algo un tanto difícil de cumplir.

¿Qué tal si empezamos a considerar que la novedad no es una de las exigencias que hay para el arte? Esto nos daría una libertad necesaria si deseamos emprender una carrera artística. Debería ser un sentimiento que debería estar hasta en lugares como una latina magazine.

Tal vez el que sean canciones nuevas, originales, no nos garantice que la canción será buena o que será un éxito. Lo que sí nos garantiza es que será al menos o muy fresca o terriblemente mala. Y si tenemos algo que decir de ella, entonces eso la hace moderna.

Canciones nuevas para pensar

No todas las canciones nuevas son buenas, pero siempre nos dan algo que pensar: si son mejores o no que las antiguas, si nos dan algo bueno, si nos dan algo nuevo.

Por eso, siempre será muy bueno que aprendamos a distinguir nuestros prejuicios del agrado que la canción pueda o no darnos. Esto hará que logremos no sólo establecer alguna comunicación con las profundidades de la música, sino que también podremos disfrutarla mucho más.