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Al cabo de un mes aparecen las primeras imágenes de Snowden —borrosas—, publicadas por Reuters, saliendo de la terminal de Sheremetyevo, en la que supuestamente ha permanecido todo este tiempo
Edward Snowden llegó al aeropuerto de Sheremetyevo, procedente de Hong Kong, el 23 de junio pasado. Tras más de un mes sin imágenes suyas, el ex contratista de la CIA reaparece saliendo de la zona de tránsito del aeropuerto de Sheremetyevo.
Cuando se produjo el incidente diplomático con el presidente Evo Morales, por considerar EE UU y sus aliados europeos que Snowden abandonaba Rusia a bordo de su avión, fuentes próximas a la embajada bolivariana en Madrid apuntaban al salvoconducto de Nicolás Maduro para que Snowden saliera de Moscú aprovechando la visita oficial del presidente venezolano. Lo cierto es que entre el 23 de junio, día de su llegada a Moscú, y el 31 de julio, fecha en la que consigue su pasaporte ruso por un año —en concepto de asilo temporal— se ha producido una larga cortina de humo que no ha dejado ver lo que se estaba cocinando por detrás entre bolivarianos y el Kremlin. Lo único visible es que finalmente Snowden acepta las condiciones impuestas por Putin para otorgarle asilo: no seguir divulgando información contra EE UU. En este sentido, Snowden no se responsabiliza de que terceros, o sea Wikileaks, pueda difundir información que él les diera con anterioridad al trato hecho con Rusia. Sería ingenuo pensar que Snowden no ha cedido a todas las presiones del Kremlin para lograr el único asilo posible por ahora. Presiones que implican la revelación de informaciones que en un futuro puedan supuestamente divulgar terceros como el medio de Julian Assange.
Al cabo de un mes aparecen las primeras imágenes de Snowden —borrosas—, publicadas por Reuters, saliendo de la terminal de Sheremetyevo, en la que supuestamente ha permanecido todo este tiempo. También la cadena de televisión Rossia 24 ha emitido imágenes suyas diversas sin fechar. Una especie de prueba de vida, propia de los servicios de inteligencia cuando intervienen en una operación.
La aparición pública de Snowden forma parte, además de la propaganda del Kremlin, de un protocolo establecido no precisamente para tranquilizar a los fans que le han surgido por todo el mundo. Con ella se despejan las dudas diplomáticas que en nada beneficiaban a Venezuela sobre su posible salida clandestina de Moscú, dada la delicada relación de este país con la Administración Obama.
Fuentes próximas a la embajada bolivariana en Madrid apuntaban al salvoconducto de Nicolás Maduro para que Snowden saliera de Moscú
En medios informativos moscovitas se especula con que Edward Snowden, tras abandonar el aeropuerto de Sheremetyevo este jueves, se desplazó sigilosamente a la embajada de Venezuela en Moscú. Durante ese tiempo hubo policías rusos vigilando el exterior. Snowden habría dejado la terminal aeroportuaria en un taxi acompañado por Sarah Harrison, abogada de Wikileaks. El motivo de la premura en la visita no parece que responda solo al deseo de dar las gracias a Nicolás Maduro por el asilo prometido.
Por otra parte, en declaraciones al canal de televisión Rossia 24, el abogado de Snowden, Kucherena, aseguró que Snowden ya dispone de una sitio seguro para vivir, sin revelar su ubicación. Por motivos de seguridad, Snowden no se dejará ver por las calles de Moscú ni irá a discotecas. Kucherena también aclaró que su cliente tendrá que trabajar para ganarse la vida, añadiendo que ya dispone de ofertas de trabajo en distintos puntos del país.
A lo anterior cabe matizar que en Rusia los sitios (pisos) seguros solo puede garantizarlos el Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa (FSB) que se encuentra bajo la jurisdicción inmediata del Presidente de Rusia. En el trato que ha hecho Snowden con ellos se habrá incluido, además de seguridad, alguna contraprestación suya, aunque es difícil dilucidar cuál, considerando que Snowden tiene escaso valor en sí mismo para que el gobierno Putin negocie con él o para que lo haga EE UU. El ex contratista de la CIA —como publica Bill Keller en el New York Times— no es un pirata informático que pueda aportar nada para mejorar la seguridad de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad de EEUU) o del Kremlin, ni tampoco un espía que pueda aportar más información relevante a Rusia de la ya publicada sobre el espionaje masivo de metadatos telefónicos y correos electrónicos de la Inteligencia norteamericana. A lo sumo puede aportar más detalles a los rusos pero eso tiene escaso valor de intercambio. Snowden es solo un filtrador de secretos y no tiene mucho con lo que negociar, según aseguraba al mismo periódico neoyorquino Mark Rasch, ex fiscal del Departamento de Justicia de EE UU, experto en piratería informática y espionaje. Todo apunta a que Snowden probablemente sea una herramienta propagandística del Kremlin para recuperar su imagen de superpotencia, hoy poco tenida en cuenta por Washington.
Considerando que el incidente del asilo temporal dañará poco las relaciones bilaterales entre ambos países, el caso Snowden es posible que no exceda de un medio para humillar el triunfalismo de EE UU y poner freno simbólico a su liderazgo casi único tras la guerra fría, además de cobrarle otras deudas pendientes como el caso Georgia de 2008, a partir del cual empezó a hablarse de "nueva guerra fría".
Solo queda esperar y ver.