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Podemos sintetizar nuestros escritos políticos referentes al marxismo en su praxis: El fracaso experimental socio-político más ingente del siglo XX. No hay que estarlo adaptando a nuestros países
Quizás, quien más daño provocó al marxismo clásico, fue la praxis “revolucionaria” del marxismo leninismo soviético desvirtuada por un estalinismo altamente violento, represivo y sangriento (investigaciones basadas en los archivos soviéticos dados a conocer después de su extinción en 1991, totalizan un total de 3 millones de victimas de asesinato, aunque otros investigadores como Robert Conquest, estiman un total de hasta 20 millones de personas), mutación marxista impuesta “a sangre y espada” en la extinta URSS , y exportada a Alemania oriental, Polonia , Checoslovaquia , Hungría , Rumanía , Yugoslavia , Bulgaria y Albania , a través del método violento y convulsivo de la ocupación militar o bien, por medio de la injerencia amenazante de un Stalin endiosado y ayudado por una férrea y tenebrosa oligarquía partidaria, cuyo brazo opresor, se expresaba en el partido comunista soviético , mal llamado “ vanguardia ” de la clase obrera, conformado por “ revolucionarios ” de profesión , cuyos privilegios y nivel de vida en relación al resto de la población, sobrepasaban como el día sobrepasa en claridad a la noche. Esta nueva oligarquía marxista vino a reemplazar a la burguesía zarista aniquilada por una supuesta revolución comunista, más opresora, sangrienta y violadora de los derechos humanos más básicos.
Algunos defensores del sistema marxista, sostendrán que el marxismo en la extinta URSS, logró solucionar los problemas sociales en la educación, la vivienda, la salud, así como enfrentar exitosamente la invasión hitleriana, reconstruir un país dañado por la guerra y levantar su consistencia integral a la de una nación desarrollada. Sin embargo, paradójicamente, no lograron complementar a una igualdad doctrinal, jurídica, la igualdad de oportunidades y de trato institucional para todos; una igualdad no abarcadora de la oligarquía gobernante, integrada por una minoría con grandes privilegios al estilo aristocrático, así como también, una letal exclusión político-social opositora. Un verdadero y concreto imperialismo soviético de injerencia o afectación mundial, iniciándose expresivamente con la donación aliada triunfante de la “segunda Guerra Mundial”, de casi media Europa, que si no hubiese utilizado el rechazo al invasor nazismo hitleriano para exacerbar el nacionalismo, no hubiese logrado, la requerida unidad nacional protagónica que permitió derrotar a las huestes hitlerianas; la sinergia suficiente para sacar del atraso económico, científico y técnico, al pueblo ruso, convirtiendo a su nación en una nueva potencia mundial; ni tampoco, la aprobación, indulgencia y permisividad con la que actualmente cuenta, sobre todo, de parte de ciertos intelectuales de izquierda. Si no hubiese sido por todo lo anterior, probablemente el sistema soviético-político, se hubiese derrumbado precipitadamente con mucha antelación.
Por ejemplo, en los casos concretos de los regímenes castrista en Cuba y “sandinista” en Nicaragua, estos enarbolan triunfalmente algunos logros sociales como la alfabetización generalizada, la masificación de la educación primaria y la salud (aunque con ciertas acotaciones personales), sin embargo, otros valores democráticos o derechos humanos en la Cuba castrista, como la libertad de expresión, de movilización, de pensamiento, de organización sindical, de elecciones justas y democráticas, etc., no son igualmente reconocidos debidamente; y este parece ser el derrotero a seguir por el danielismo nicaragüense quien está encaminándose a pasos agigantados de consolidación a una “nueva institucionalización” estatal partidizada, de rasgos dictatoriales que cada vez deja menos espacios político-democráticos de manifestación y convivencia política amplia. Aunque estoy obligado a reconocerle al gobierno del “comandante” Ortega, que hasta la fecha, no ha intentado frenar mis publicaciones contrarias y críticas a su forma de gobernar.
En la democracia, se trata de la gestión participativa de todos los ciudadanos en el ejercicio del poder político y de la autodeterminación
En la democracia, se trata de la gestión participativa de todos los ciudadanos en el ejercicio del poder político y de la autodeterminación; del imperio del ordenamiento jurídico, y así mismo, el goce de todos los derechos humanos (sin exclusión alguna). En el susodicho folleto de la CPDH, página 29 y 30, leemos: “El fin de los derechos económicos, sociales y culturales es garantizar el bienestar económico, la justicia social y el disfrute de los beneficios de la educación, la cultura, la ciencia y el arte: o sea, es la integral satisfacción material y espiritual del hombre en cuerpo, alma, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad. Se busca no solamente la igualdad jurídica sino la igualdad de oportunidades en lo económico, social y cultural.”
Con qué soporte moral el eterno líder cubano, Fidel Castro, pretenderá el respeto a su gobierno totalitario y anti Derechos Humanos, con casi medio siglo de ejercer poder político absoluto en la isla caribeña; cuando ha sido incapaz de promover y ser consecuente con la felicidad y el bien de todos; cuando no ha satisfecho las necesidades materiales y espirituales de sus coterráneos cubanos, manteniéndose arbitraria, ilegítima y violentamente en el poder desde 1959, que lo convierte en la más vieja dictadura del orbe; excluyente por motivos de credo político, defendiendo únicamente los derechos de las mayorías, dejando de lado los de las minorías, exceptuando el de la minoría oligárquica que el mismo encabeza.
Todo dictador, sea de izquierda o derecha, es indigno de consideraciones, respeto y apoyo, siendo más bien merecedor de ser enjuiciado una vez expulsado del poder, pues estos especímenes dictatoriales no lo dejan muy fácilmente, prefiriendo generalmente la alternativa extrema del suicidio o el ajusticiamiento popular. ¡Poderes Legislativos latinoamericanos, a trabajar diligentemente a favor de los pueblos que los han elegido para aprobar leyes modernas en este sentido !
Investigaciones basadas en los archivos soviéticos dados a conocer después de su extinción en 1991, totalizan un total de 3 millones de victimas de asesinato