Yo pensaba que cuando caía en algún pozo de tristeza,  cuando me pasaban cosas o recibía alguna noticia desagradable tenía que soportar estoicamente el estado emocional asociado: El bajón. Muchas veces me deprimía esperando mejores novedades o algún “milagro” que me levante.

Ahora pienso que lo que me sucedía era lógico porque nadie me había dicho que tenemos el poder de cambiar nuestra vida.  Me dejaba llevar por la inercia de lo que sentía porque pensaba que eso era lo natural, no sabía que contaba con las herramientas y el poder necesarios para cambiar lo que estaba sintiendo. Me estoy refiriendo a un cambio de adentro hacia fuera. No el salir a tapar mi dolor o vacío con comida, diversiones efímeras, dependencia a personas o cualquier otro objeto adictivo.

Aprendí que el poder de cambiar mi vida tiene que utilizarse ya, ahora, en el único momento que es real en la vida, nuestro presente.

El poder del ahora comienza cuando estoy atento a lo que siento y cuando me conecto/siento mi esencia real. Mi esencia real (todos la tenemos!) goza de absoluta serenidad, mucho amor por mi mismo, sabiduría, confianza y alegría. Está siempre presente, tan solo hace falta frenar la mente (los pensamientos obsesivos o negativos) y conectarnos con ese tesoro que está en nuestro interior. Yo suelo sentir mi esencia a través del agradecimiento y la contemplación de los milagros y la maravilla de la vida.

Estamos rodeados de milagros, solo hace falta que paremos nuestra locura mental y los observemos.

Cuando por ejemplo, agradezco lo que tengo, lo que recibo, mis dones, un día lindo, el poder moverme, el contar con todo lo necesario para vivir, el agua, el aire, mi ropa, mis afectos (aunque me den problemas…). Hay gente que no puede moverse, vive en zonas con conflictos bélicos o azotadas por desastres climáticos, hay gente que no come o come mal, hay gente que tiene una soledad devastadora, hay gente que no tiene agua potable, hay gente que esta muy enferma y así podría seguir infinitamente percibiendo que afortunado soy y que agradecido tengo que estar por ello.

Estamos rodeados de milagros, solo hace falta que paremos nuestra locura mental y los observemos. Nuestro cuerpo es un milagro total, el respirar es un proceso mágico, el cielo con su profundidad y su combinación maravillosa de sol, nubes, celeste es un paisaje que supera cualquier efecto creado por la ciencia, el cielo y las estrellas por las noches, la belleza de los árboles, las plantas, las flores, la ternura de los animalitos abre el corazón a todo aquel que esté dispuesto a hacerlo, la creatividad del hombre en cada cosa que nos rodea nos muestra nuestro potencial que está esperando ser expresado, las sonrisas y las miradas afectuosas que podemos brindar y también recibir si estamos abiertos nos están comunicando todo el tiempo que está todo mejor de lo que pensábamos…