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Estratetgia Alemana ante colapso de la multinacional estadounidense General Motors.
El gobierno alemán optó en la madrugada de este sábado por el canadiense Magna, respaldado por capitales rusos, para hacerse cargo del fabricante de automóviles alemán Opel, filial del maltrecho grupo estadounidense General Motors, e intentar salvar decenas de miles de empleos.
"Se halló una solución", anunció en plena noche el ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbruck, al término de una reunión iniciada el viernes por la tarde en la Cancillería en Berlín. Esta solución "se apoya en tres pilares", a la vez en un acuerdo entre GM y Magna, un acuerdo sobre un modelo de empresa fiduciaria para administrar temporalmente al fabricante y un crédito temporal acordado por el Estado alemán, detalló a los periodistas. Los detalles del acuerdo deberán ser presentados en una conferencia de prensa este sábado por la mañana.
Si bien formalmente GM era la única entidad que elegía a quien comprará sus operaciones europeas -fuera de la marca sueca Saab-, la opinión del gobierno alemán era decisiva. El plan de relanzamiento depende en gran medida de los miles de millones de euros en garantías que Berlín ofrece a Opel.
Lo que está en juego es crucial en Alemania, a cuatro meses de las elecciones legislativas. GM, fuera de Saab, emplea a 50.000 personas en Europa, de las cuales 25.000 en Alemania.
La oferta de Magna era apoyada financieramente por el banco semipúblico ruso Sberbank y por una asociación industrial con el constructor ruso GAZ. El fabricante italiano Fiat y el holding RHJ Internacional también habían presentado una oferta por Opel. Según el plan original, al término del relanzamiento de Opel, Magna poseería el 20% de la nueva empresa, el 35% Sberbank, GM mantendría el 35% y los empleados el 10%.
Las conversaciones habían fracasado en la noche del miércoles al jueves, en Berlín, después de que, para sorpresa de todos, GM solicitara 300 millones de euros suplementarios a Alemania. Una exigencia rechazada por Berlín, que no quería ir más allá de los 1.500 millones de euros en los créditos para la supervivencia inmediata de Opel, en espera de que culmine la transferencia.
El gobierno alemán quiere evitar la quiebra, políticamente muy arriesgada para él, así como salvaguardar los puestos de trabajo. El tiempo es corto sin embargo: GM ha anunciado una inusual conferencia de prensa para la mañana del lunes en Nueva York, lo que ha aumentado las especulaciones sobre un anuncio de la quiebra, ese día.
"No es difícil imaginar que (la quiebra) tendría consecuencias importantes", explicó Steinbruck este sábado. "El punto central es que tenemos un interés muy fuerte por mantener el empleo en las cuatro fábricas de Opel en Alemania", agregó el ministro, cuyo partido, el Social Demócrata, intentará en septiembre sacar de la Cancillería a la conservadora Angela Merkel.
Con su compra de Opel, Magna, grupo canadiense fundado por un austriaco, realiza su sueño de convertirse en fabricante de automóviles enteramente y no sólo de componentes. Su objetivo es lanzarse a la conquista de los mercados emergentes, y en primer lugar del gran mercado ruso. Hasta ahora, era fabricantes de autopartes y ensamblaba vehículos para otros fabricantes como BMW.
El acuerdo para rescatar al cosntructor alemán Opel y las operaciones en Europa de General Motors fue "una prueba para las relaciones transatlánticas" que resultó "un éxito", indicó la canciller alemana, Angela Merkel, este sábado.