Globedia.com

×
×

Error de autenticación

Ha habido un problema a la hora de conectarse a la red social. Por favor intentalo de nuevo

Si el problema persiste, nos lo puedes decir AQUÍ

×
cross

Suscribete para recibir las noticias más relevantes

×
Recibir alertas

¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Lucia Aragón escriba una noticia?

Rusia y China amenazan a Ucrania

29/01/2022 06:08 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Pekín se coordina con Moscú y le presta apoyo económico

Camiones militares sin identificación pertenecientes a las fuerzas rusas se dirigen a la zona fronteriza entre Crimea y la región ucraniana de Kherson. (VASILY MAXIMOV/AFP vía Getty Images)

Por: Anders Corr, Epoch Times

Cualquier invasión rusa de Ucrania dependerá del apoyo económico de Pekín a Moscú y de la política conciliadora de Alemania y Francia hacia Rusia. Es probable que Pekín anime a Moscú a invadir Ucrania, lo que sirve a los objetivos del Partido Comunista Chino (PCCh).

Mientras se espera que la OTAN tome represalias contra la estrategia expansionista del partido-estado chino, Rusia ha concentrado 100 mil soldados en la frontera con Ucrania para presionar a la OTAN y exigirle “garantías de seguridad jurídicamente vinculantes”, en particular que Ucrania no se una a la alianza.

Moscú también exige la retirada de las fuerzas de la OTAN de los países de Europa del Este que se incorporaron a la Alianza Atlántica después de 1997. Se trata de exigencias imposibles, ya que supondrían el retroceso de la democracia en Europa del Este y la expansión de la influencia totalitaria de Pekín y Moscú en el mundo. Si la OTAN decide hoy apaciguar a Rusia abandonando Ucrania, mañana China redoblará sus esfuerzos para hacerse de Taiwán. Ceder ante un tirano sólo anima a otros.

Hasta ahora, algunos países de Europa del Este están vetando las medidas de la UE contra las violaciones de los derechos humanos y las agresiones territoriales de Pekín, especialmente en el Mar de China Meridional. Alemania y Francia, que mantienen una postura “no demasiado dura” frente a China y Rusia, buscan resquicios diplomáticos que permitan echar a Ucrania a los leones.

Por ejemplo, Alemania se opone a que Estonia entregue a Ucrania piezas de artillería de fabricación soviética, sin más razón que el hecho de que estuvieran ubicadas en Alemania Oriental en el momento de la reunificación del país y desde allí fueran enviadas a Finlandia y luego a Estonia. Como señala el Wall Street Journal, “la negativa de Alemania, Moscú podría interpretarla como otra señal de división en las filas de Occidente.

No es el momento de dividir a los países democráticos. Estonia debería entregar los obuses a Ucrania con un mensaje revelando la cobardía de Alemania.

La concentración de fuerzas armadas rusas en la frontera ucraniana ya está distrayendo y desuniendo a los miembros de la OTAN. Joe Biden reveló hace poco, probablemente por error, que los miembros de la Alianza Atlántica no están de acuerdo con la respuesta apropiada en el caso de varios tipos de invasión rusa.

Pero algo es seguro la imposición de sanciones. Cualquier incursión más allá de las fronteras de lo que Vladimir Putin ya ha tomado -Crimea y, de hecho, la región de Donbass, en el este de Ucrania- convertirá a Putin y a sus compinches no sólo en líderes de un Estado canalla, como ya lo son, sino en parias.

Los gobiernos democráticos que no se mantengan lo suficientemente firmes con Rusia y China también perderán el respeto. Un editorial del Washington Post escrito por la historiadora Katja Hoyer tiene un titular que lo dice todo: “Alemania se ha convertido en un eslabón débil en la línea de defensa de la OTAN”. Sostiene que “no se puede contar con Alemania a la hora de imponer sanciones a Rusia”.

Las sanciones empujarán a Rusia al gélido abrazo de China, que ya se ha tragado muchos territorios tras violar descaradamente el derecho internacional, incluso mediante el genocidio o la invasión de países vecinos. Al pasar a depender totalmente del comercio con China para escapar de las sanciones occidentales, Rusia perderá prácticamente toda su soberanía.

Birmania (también conocida como Myanmar), Corea del Norte, Camboya, Laos, Venezuela y, cada vez más, Irán, Pakistán, Afganistán, Filipinas y Rusia están cayendo en la órbita de Pekín mediante relaciones comerciales poco liberales.

Ya está en marcha una reorientación del comercio ruso desde las democracias occidentales hacia China, lo que demuestra a los rusos y al mundo que Pekín favorece el alejamiento de Rusia de Occidente y, por lo tanto, está interesado en la agresión de Moscú.

Mujeres chinas pasan por delante de un mural que representa la Plaza Roja de Moscú en Pekín el 8 de diciembre de 2021. (Jade Gao/AFP vía Getty Images)

En 2021, según un análisis publicado en la revista Nikkei Asia, el comercio anual entre Rusia y China aumentó en más de un 35 por ciento hasta alcanzar un récord de más de 146 mil millones de dólares. Los dos países planean añadir otros 200 mil millones de dólares en comercio para 2024.

Sin embargo, la economía de Rusia es sólo una décima parte de la de China, mientras que su comercio con este país está desequilibrado, lo que da a Pekín la ventaja económica y, por tanto, política.

Aunque a lo largo de los años cerca del 40 por ciento del comercio de Rusia ha sido con la Unión Europea, esto no ha permitido a Europa ejercer una influencia política similar: los países democráticos no se atrevieron a recurrir a la intimidación económica. El Partido Comunista Chino, en cambio, es un maestro en la diplomacia de la chequera.

Vladimir Putin ya está mostrando su lealtad a Pekín al asistir a los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín, calificados como los “Juegos del Genocidio” por los activistas de derechos humanos. La administración estadounidense de Biden optó sabiamente por un boicot diplomático a los Juegos, seguido por los gobiernos de algunas democracias occidentales.

Sin embargo, hay desafortunadas excepciones. El presidente polaco es uno de los pocos jefes de Estado aliados de Estados Unidos que ha dado la espalda a este país y ha anunciado su asistencia a los Juegos Olímpicos de Pekín, lo que pone en duda su fidelidad a la democracia frente a los beneficios que se obtienen en China.

Más sobre

Xi Jinping está obligando a Putin a “esquiar en las mismas pistas” en sus Juegos Olímpicos de Invierno, en particular, retrasando la firma de acuerdos de alto perfil – incluyendo el contrato final para el gasoducto Fuerza 2 de Siberia que unirá aún más a los dos colosos totalitarios.

Según Nikkei Asia, “los analistas creen que el enfrentamiento entre Rusia y Occidente por Ucrania, que podría dar lugar a nuevas sanciones contra Moscú, probablemente reforzará aún más los lazos entre el Kremlin y Pekín”.

La revista cita a Artyom Lukin, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Federal del Lejano Oriente de Rusia: “Putin probablemente ha recibido garantías de Xi de que si estalla una crisis por Ucrania y Occidente impone sanciones importantes contra Rusia, entonces China estará a su lado”.

Chris Devonshire-Ellis, experto de una empresa asesora de inversiones en Asia, declaró a Nikkei Asia: “Si se imponen nuevas sanciones comerciales a Rusia, Moscú tendrá que ampliar su capacidad de suministro en otros lugares, siendo China una vía de salida”.

Desde 2010, Rusia depende cada vez más de China para sus exportaciones de energía, incluyendo dos gasoductos de 80 mil millones de dólares y una planta de procesamiento de gas de 13 mil millones de dólares.

El líder chino Xi Jinping y el presidente ruso Vladimir Putin asisten a la ceremonia de firma del monumental contrato de suministro de gas a China durante varias décadas, en Shanghái el 21 de mayo de 2014. (Alexey Druzhinin/AFP vía Getty Images)

Si Rusia invade Ucrania, las sanciones occidentales deberían ser inmediatas y severas, incluso contra Putin, sus colaboradores más cercanos, los mayores empresarios de Rusia, todos sus parientes cercanos, la deuda soberana del país, su acceso al sistema bancario internacional SWIFT y la tecnología occidental, las principales empresas chinas que hacen negocios en Rusia y la puesta en marcha del nuevo gasoducto Nord Stream-2 entre Rusia y Alemania.

Alemania tiene una responsabilidad especial en el mantenimiento de la paz en Europa y en todo el mundo, y se enfrentará a repercusiones económicas si sigue arrastrando los pies con Rusia.

Como señaló Katja Hoyer, “depende de Berlín… Si Alemania sigue comerciando con Rusia mientras los demás países de la OTAN aplican sanciones, su efecto económico sería mucho menor. Esto obligaría a los aliados occidentales de Alemania a agravar la situación mediante una intervención militar o a retirarse, permitiendo a Putin hacerse con nuevos territorios”.

Para salir del marasmo moral de su relación con Moscú, Alemania debería gastar dinero para deshacerse de su hábito ambientalmente destructivo: la dependencia del gas ruso. Esto puede hacerse volviendo a una energía nuclear más limpia, moderna y segura. Alemania también debería buscar la seguridad energética triplicando sus instalaciones portuarias y de almacenamiento de gas licuado de sus aliados, para sustituir los mil 700 millones de metros cúbicos de gas que actualmente compra a Rusia.

La defensa de Alemania también es demasiado débil. Según Hoyer, el nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, “ ya no está dispuesto a asumir una parte de la carga de la seguridad colectiva occidental como su predecesora, Angela Merkel”.

Alemania quiere que las negociaciones con Rusia sigan el “formato de Normandía”, es decir, el formato que incluye sólo a Rusia, Ucrania, Alemania y Francia. Esto supondría dividir a la OTAN en vísperas de una posible invasión contra otra democracia que pretenda unirse a la alianza.

Francia también se ha mostrado débil con Rusia, proponiendo que la Unión Europea negocie por separado con Moscú, fracturando así la resistencia colectiva de la OTAN ante un agresor. Alemania y Francia -dos de las democracias más poderosas del mundo- demuestran así una cobardía éticamente imperdonable y estratégicamente miope ante las amenazas y el posible farol de Rusia.

Si Alemania y otros aliados no ponen de su parte para contener a Rusia, proteger al nuevo Estado democrático de Ucrania y fortalecer la democracia en todo el mundo, habría que considerar las repercusiones económicas no sólo contra China y Rusia, sino también contra estos aliados renegados.

No se debe permitir que ningún aliado democrático eluda su deber de realizar los pagos de defensa adecuados y de oponerse de forma unificada a los dictadores y a sus agresiones contra otras democracias. Si Alemania y Francia quieren realmente seguir el camino de la desunión de las alianzas, podrían arrastrar al resto de Occidente a un deslizamiento gradual hacia un sistema autocrático global.

El Dr. Anders Corr es director de Corr Analytics Inc, editor del Journal of Political Risk. Ha llevado a cabo extensas investigaciones en Norteamérica, Europa y Asia y es autor de The Concentration of Power (2021), No Trespassing y ha editado Great Powers, Grand Strategies.

Traducción: Lucía Aragón

 


Sobre esta noticia

Autor:
Lucia Aragón (1263 noticias)
Visitas:
7049
Tipo:
Reportaje
Licencia:
Distribución gratuita
¿Problemas con esta noticia?
×
Denunciar esta noticia por

Denunciar

Comentarios

Aún no hay comentarios en esta noticia.