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El rol de las tecnologías en la competitividad

03/10/2011 18:30 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

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El discurso sobre la importancia de las ideas como activo económico se acostumbra a mezclar con el discurso sobre la importancia de las tecnologías de la información (TI) en las economías. De hecho, resulta muy curioso observar como ha sido precisamente cuando las tecnologías nos han permitido almacenar más información de la que podemos digerir que nos hemos empezado a preocupar por conceptos como gestión del conocimiento , capital intelectual y otros. O sea, el exceso de información nos ha hecho darnos cuenta del valor de la buena información, del conocimiento y de lo difícil que resulta generarlo y mantenerlo.

Es paradójico que, para algunos, estas nuevas disciplinas deban considerarse desde la perspectiva de los sistemas de información, como si el conocimiento fuera un output de las máquinas. Es cierto que las tecnologías de la información cambian la forma en que podemos abordar el problema, puesto que, por primera vez en la historia, el conocimiento que desarrollamos nos permite generar tecnologías con las que manejar mejor esos conocimientos, estableciendo así un "círculo virtuoso de interacción entre conocimiento y tecnologías" (Castells, 1996, I p. 17). Pero ello no debe inducirnos a pensar que el discurso sobre el conocimiento es un discurso sobre tecnología . Porque, como veremos, se pueden llevar a cabo acciones que promuevan el uso de las tecnologías en la sociedad sin que ello tenga por qué repercutir necesariamente en una mayor generación de conocimientos.

Tradicionalmente, se considera que el impacto de las tecnologías de la información en las empresas se presenta de distintas maneras: aumento de la eficacia (por ejemplo, informatizar la nómina), aumento de la eficiencia (mejora de las tareas clave del negocio, por ejemplo, robotizar una línea de producción) e integración entre tareas (mejorar la coordinación entre islas funcionales).  Esto, que es evidente a nivel interno de la empresa, se hace en un segundo estadio también a nivel externo: la conexión entre empresas aumenta la eficacia (el EDI disminuye errores en el envío de pedidos, facturas, etc.), la compartición de información afecta a funciones clave (el just in time cambia la forma en que proveedores y fabricantes conectan sus cadenas de valor), y, finalmente, la integración más intensa permite lo que ya se denomina la organización virtual (una empresa que no es más, por ejemplo, que la coordinación de empresas separadas, cada una con su propio know-how y expertise ).

Aquí hemos tenido la suerte de que se ha cumplido rigurosamente la Primera Ley de Moore : la capacidad de los chips (tanto los de memoria como los de proceso) se ha duplicado cada 18 meses; o sea, hemos ido disponiendo de mejor tecnología a una velocidad increíble. Al mismo tiempo se ha cumplido la Ley de Grosch : el precio de esos chips ha ido decreciendo. Piénsese, por ejemplo, que 1 MIPS (millón de instrucciones por segundo) costaba en 1991 unos 230 dólares, mientras que en 1997 costaba sólo 3 dólares 16 . No es extraño, por tanto, que las inversiones de las empresas en tecnologías de la información hayan ido aumentando progresivamente. De hecho, en los Estados Unidos (la referencia clave en este tema), mientras que en 1960 las inversiones en TI representaban sólo el 3% del total de inversiones de las empresas en equipamiento, en 1995 esa cifra aumentó hasta el 45%

Como consecuencia de este interés persistente de las empresas (y de los hogares) por las TI, el sector de las tecnologías de la información pasaron de representar, también en los Estados Unidos, del 4, 2% del PIB en 1977 al 8, 2% estimado en 1998 17 . Más aún, el 25% del crecimiento real de la economía norteamericana se debió a ese sector. Que las empresas españolas sigan invirtiendo poco en TI es, en este sentido, por lo menos preocupante.


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finanzasmania.com
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