Sus habitantes resistieron en el lugar pese a las luchas intestinas con otros grupos, pese a los sismos que cambiaban la ubicación de las pirámides con respecto a los astros, a los ciclones del Caribe que la azotaban, e incluso a la invasión inicial de la corona española. Tulum. Foto: Alejandro Ramírez Anderson. A finales del siglo XVI ya no había residentes en el lugar; sin embargo aún llegaban personas de comunidades cercanas a rendir tributo a sus antepasados, pero en el siglo XX la explotación turística fue terminando con esta práctica. Hoy, cuando uno llega a Tulum, la antigua ciudad está habitada por iguanas, como si los seres que la fundaron se hubiesen metamorfoseado para seguirla custodiando discreta y clandestinamente. Según los mayas “El camino de Tulum, en el mar, se abrirá en algún momento y el mundo cambiará”. Tal vez sea ese el momento en que las iguanas vuelvan a su ser original para habitarla de nuevo en todo su esplendor. Tulum. Foto: Alejandro Ramírez Anderson. Tulum. Foto: Alejandro Ramírez Anderson. Tulum. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.