Lo dice Bill Gates y no descubre nada nuevo. La Revolución Verde es imparable e inevitable. Afectará a todo nuestro modo de vida. Y, desde luego, a nuestro modelo económico. Sobre todo al modo en que generamos energía. La energía que usamos para casi todo lo que hacemos: movernos, calentarnos, cocinar, leer, fabricar, construir...

No será nada fácil, pero más vale que sea así, porque de lo contrario acabaremos con nuestro planeta y con nuestra propia existencia como habitantes de él.

Gates afirma que aún no disponemos de las herramientas para hacerlo posible, y que hay que acelerar la innovación. Es optimista. Yo también lo soy. Pero hay que trabajar duro y favorecer esa innovación a todos los niveles. No solo inventando y creando nuevas tecnologías y nuevos productos, sino también adoptando nuevos hábitos, en los hogares, en las calles y en las empresas. Y eso podemos hacerlo todos.

La que viene es una verdadera revolución que hemos de ganar, que vamos a ganar, porque nos jugamos la supervivencia. De todos.

Yo creo que ahora sí que vamos en serio. A todos nos toca poner de nuestra parte.