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El equipo anfitrión recupera su gran nivel, golea a Rusia, otra de las favoritas, y se mete en semifinales del hockey
Canadá resucitó. El equipo de hockey sobre hielo que había sido humillado por Estados Unidos el lunes, se metió en semifinales a costa de Rusia, otra de las grandes favoritas. El país entero estalló. El oro sí es posible en el deporte nacional, la modalidad inventada por los canadienses.
El equipo plagado de estrellas de la NHL, la liga profesional norteamericana fue un huracán. No le afectó lo más mínimo el esfuerzo del día anterior, cuando tuvo que ganarse el paso a cuartos de final arrollando a Alemania, por 8-2. Le sirvió como un gran calentamiento para sacudir por 7-3 a la mucho más potente Rusia, también llena de figuras que juegan en Norteamérica, o han elegido la nueva KHL rusa, donde los millones del petróleo vuelan y además están en casa.
Los canadienses, ya ajustados al gran nivel que se podía esperar, no dieron respiro a los rusos y decidieron prácticamente el partido en el primero de los tres tiempos de 20 minutos. El 4-1 fue elocuente.
El Place Hockey de Canadá, templo de los Vancouver Canucks, se volvió loco ya a los dos minutos con el primer gol de Getzlaf (Annaheim Ducks). Y llegó al paroxismo en un mágico minuto 12. Con superoridad numérica, la ventaja clave del hockey cuando se producen expulsiones de dos minutos por distintas acciones violentas, Boyle (San José Sharks) puso el 2-0; y apenas 46 segundos después Rick Nash (Columbus Blue Jackets), el 3-0. Rusia acortó distancias por medio de Dmitri Kalinin, uno de los jugadores de la KHL, pero dos minutos después, Brenden Morrow (Dallas Stars) marcó el 4-1 que parecía dificilísimo ya de remontar.
Así fue. En menos de un minuto del comienzo del segundo periodo vino la puntilla. Corey Perry, también de los Ducks, y Shea Weber (Nashville Predators), ridiculizaron completamente a Rusia. Hasta el gran guardameta de los Sharks, Evgeni Nabokov, debió ser sustituido por Ilya Byrzgalov, de los Phoenix Coyotes. El aplastante 6-1 en el marcador lo requería. Maximi Afinogenov, de los Atlanta Trashers, maquilló un poco el varapalo y puso el 6-2, pero Perry marcó de nuevo antes de que Sergei Gonchar, la veterana estrella de los Pittsburgh Penguins dejara la humillación rusa en un tremendo 7-3. En el tercer periodo ya no se movió el marcador.
Canadá fue una algarabía absoluta y los problemas de organización o el mal tiempo que volvió a afectar las pruebas al aire libre, quedaron aparcados. El camino del oro vuelve a estar abierto. En semifinales se enfrentará al vencedor del partido que se jugaba más tarde entre Suecia, otro gigante, campeón olímpico en Turín 2006, y Eslovaquia, equipo capaz de cualquier hazaña ya como la República Checa, herederos de la gran escuela checoslovaca.
En la otra semifinal, Estados Unidos, tras su apurada victoria sobre la sorprendente Suiza, jugará contra el vencedor del Finlandia, plata en Turín, y los checos, que pasaron apuros para meterse en cuartos, pero siempre mantienen su genialidad de la mano del legendario veterano Jaromir Jagr, uno de los quedejó la NHL por la KHL.
Choque de locomotoras
El equipo femenino de Canadá, oro hace cuatro años, como en 2002, puede abrir el camino de la gloria completa al país anfitrión y fundador del hockey. Disputa hoy la final entre los dos gigantes absolutos a Estados Unidos, que sólo falló en Turín al perder sorprendentemente en semifinales con Suecia, pero que esta vez se vengó en semifinales con un tremendo 9-1. La estadounidenses no logran el título olímpico desde el primero que se disputó en 1998 en Nagano, pero han ganado los dos últimos Camperonatos del Mundo. Un auténtico choque de locomotoras.
Fuente: elpais.com