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Ponencia de Mario Holguín el IV Congreso Ibero-Americano de Seguridad Vial celebrado en Cancún del 30 de Septiembre al 2 de Octubre de 2014
Necesidad de un Reordenamiento de las Políticas de Seguridad Vial en la Región Latinoamericana.
Desafíos en las políticas de seguridad vial
IV Cisev, Cancún
2 de Octubre de 2014
Ing. Mario Holguín
Presidente Ejecutivo de FundaReD
República Dominicana
La inseguridad vial se considera un problema universal, por eso, más que una epidemia es una pandemia que amenaza la estabilidad económica global, la paz y la tranquilidad de los ciudadanos en el aspecto emocional, que hasta en cierto modo vulnera la gobernabilidad
Reconocida esta crisis de la seguridad vial planetaria por los países parte de Naciones Unidas como un verdadero desafio, planteada la posible solución para frenar y luego disminuir los efectos de las tragedias viales con el Plan de Acción Mundial, no queda otra cosa que crear conciencia en los sectores de poder político, empresarial y religioso.
América Latina con las islas del Caribe esta compelida a entrar a ese proceso de concienciación. Primero, porque siendo una región de naciones de ingresos medios en su mayoría, presenta indicadores de siniestralidad viaria en franco crecimiento que pueden calificarse como catastróficos.
Segundo, el impacto económico negativo que deja cerca de 104 mil fallecidos y casi 1.3 millones de heridos al año en la zona latinoamericana, de estos últimos, un gran porcentaje con traumas de por vida, obliga a que los gobiernos orienten sus miradas a adoptar un nuevo modelo en sus políticas de seguridad vial.
Los 590 millones de habitantes que conforman el conglomerado latinoamericano demandan una revisión del paradigma actual que se implementa.
Costa Rica hasta hace poco se encaminaba hacia un liderazgo en el tema quedando en rezago de acuerdo a los informes después de la partida del Presidente Oscar Arias Sánchez. En los últimos tiempos hasta se ha sugerido la desaparición del Consejo rector de la seguridad vial-COSEVI.
En México, los avances se aprecian lentamente, sin embargo, la rectoría autónoma del tema es la oportunidad de un reclamo a viva voz para poder avanzar.
Cuba por lo pronto, se ha visto obligada a una reciente revisión luego de la aplicación de la última reforma de la ley en la que ha tenido que intervenir ante el Parlamento su Presidente Castro con el objetivo de hacerla más efectiva.
Jamaica en cambio, las estadísticas ha demostrado un comportamiento en franco descenso con la atención en proyectos bajo la orientación y financiamiento de bancos multilaterales.
Nuestro país, la República Dominicana, exhibe lamentablemente indicadores de siniestralidad entre los más trágicos del planeta, que por razones del documento que distribuimos no vamos a referirnos, porque en él se analiza todo lo concerniente al tema de la seguridad vial.
Uruguay se perfila entre los países de avanzada, mientras que Chile afianza su tradición por mejorar los indicadores manteniendo una tasa en la franja de banda media.
Colombia pudiera ser un ejemplo para nuestros países, vigila celosamente las actuaciones. Se descubren los entuertos y se toman las medidas pertinentes y necesarias para continuar. Esto se debe a un factor clave que se llama Estrategia de Desarrollo Nacional, a la que está integrada el tema en cuestión.
No fue casual la intervención de la Contraloría General de la República Colombiana hace poco. Detectó a tiempo las anomalías publicando 19 informes al respecto y se crearon nuevas condiciones para continuar tratando de diezmar la siniestralidad en la circulación con renovadas iniciativas legislativas.
El gobierno colombiano entendió a principio de este año que no basta una nueva institución sino también recursos para sostener los planes y la estructura organizacional. También está en proceso de readecuación allí, el observatorio de datos sin el cual no pueden aplicar eficientemente las medidas y los programas.
Argentina se enfrenta exitosamente al status de los municipios ganando terreno en la lucha por unificar sus provincias para erradicar las muertes por siniestros viales. La República Argentina impulsa cuatro puntos fundamentales: 1.- La seguridad como un tema político y por tanto de ESTADO; 2.- Cree en la institucionalización de un órgano oficial con financiamiento; 3.- Cree en el fortalecimiento de un observatorio de datos transparente y fiable 4.- Y, cree en el desarrollo de un plan de seguridad vial sostenido y sustentable.
Los organismos internacionales deben fomentar la aplicación de políticas nacionales de gastos públicos en seguridad vial, para que ésta sea sostenible y sustentable
España, aunque no es objeto de analizar, tenemos que mencionarla porque nos enseñó cuáles son las claves del éxito en seguridad vial: en todo lo antes nombrado referido a Argentina, pero basado en un sistema de gestión interinstitucional eficiente; en un sistema de autoridad reestructurado a los fines de asimilar los cambios y en preservar leyes integrales flexibles a reformas continuas acorde con los tiempos. Por lo que en nuestra Madre Patria, se han producido 17 reformas de la ley de seguridad vial del 1990 a la fecha.
Esto último, tiene una explicación a la que obviamente debemos dedicar un espacio para la reflexión y la meditación que permitan tomar decisiones contundentes y firmes. Al basarnos en dos aspecto: que la justicia debe ser dinámica y que debe ser sujeta a constante revisión conforme evoluciona la sociedad.
Esto es así, la sociedad se somete a continuas transformaciones.
Si Naciones Unidas recomienda la implementación de los pilares del Plan de Acción Mundial, entendemos que solo podría ser efectivo si estos se aplican simultáneamente, enfocándose en cada uno de los factores de riesgo y de atención a las víctimas.
No es un desface retomar la visión de William Haddon y agregarle otros nuevos factores de riesgo predominantes al sistema, como los son el medio ambiente propiamente dicho por los cambios climáticos a que está sometido el planeta; además del sistema de autoridad que manifiesta una profunda crisis. Así como, en el orden académico, enseñar ergonomía como una disciplina vinculada íntimamente al desarrollo de la seguridad vial.
En otro orden, una vez teniendo la estructura orgánica y judicial en el marco de la Estrategia Nacional de Desarrollo, que no tienen la mayoría de nuestros pueblos, será cuando nuestros países de la región cumplirán con el Plan de Naciones Unidas, por lo que representaría un verdadero reto su implantación para los Estados.
La tendencia general en Latinoamérica es el crecimiento de las víctimas cada año por los siniestros viales. Cambiar este escenario no quiere decir que tengamos que esperar ser un país rico. Solo se require cambiar la mentalidad de los políticos primero, y la de los ciudadanos, después. Y este es otro reto.
Los tiempos no son los mismos, ya lo hemos dicho. Implementar políticas hoy día cuyo eje temático sea la competitividad sin incorporar la seguridad vial es un error. Asimismo lo es pretender ignorar que la seguridad vial es un factor que impide avanzar en la lucha contra la pobreza, hasta de ser parte de los programas gubernamentales de ahorro de energía y combustible, también de la seguridad ciudadana, fortalecimiento de las políticas de desarrollo de la juventud y de la mujer. Promover la integración con nuevas políticas del transporte transfronterizo, tendrá que replantearse nuevas políticas de seguridad vial, como lo ha hecho Europa.
Si no se incluye el tema de la seguridad vial a partir del 2015 en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la erradicación de la pobreza será una utopía, porque el uso aberrante de las tecnologías durante la conducción está enpobreciendo cada vez más a las familias y a los gobiernos. Aunque paradógicamente, es con el uso de las nuevas técnologías que se combate la inseguridad en la circulación incorporada a la aplicación de las debidas regulaciones.
La seguridad vial será por siempre un eje transversal básico en los temas sociales fundamentales, contenidos en los programas de gobierno, por demás. Con la condición de que debe ser sostenible y sustentable. Entender esta parte, significa otro desafío para los gobiernos.
Está en los Congresos de todos los niveles, incluyendo el IV CISEV que hoy culmina en esta ciudad de Cancún, la responsabilidad de llevar la preocupación y los resultados de sus discusiones a los diversos sectores de poder creando los mecanismos considerados viables y oportunos a lo largo no solo de toda América Latina y el Caribe, sino en toda Ibero-América.
Somos de convicción desde FundaReD, que Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, los organismos multilaterales de financiamiento, el Mercosur, el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), la Secretaria General Iberoamericana (SEGIB) y otros organismos deliberantes multilaterales y religiosos que inciden de alguna manera en el desarrollo humano de América Latina, deben afianzar su compromiso moral y enfrentar la problemática de la inseguridad vial en los paÍses de bajos y medianos ingresos para que los indicadores de siniestralidad viaria se precipiten hasta alcanzar estabilizarlos en la banda lider o de bajo riesgo, integrando y promoviendo seriamente las polÍticas en materia de seguridad vial en los temas climáticos, de educación, de salud, de seguridad pública, de la tecnología y la comunicación; en el tema de erradicación de la pobreza; incluso, fomentar la aplicación de políticas nacionales de gastos públicos en seguridad vial, para que ésta sea sostenible y sustentable.