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La energía eléctrica más económica es la que no se consume
Los usos y costumbres en la utilización de las cargas eléctricas, es la primera opción para empezar a racionalizar el consumo eléctrico en nuestras instalaciones tanto de uso domestico como de uso productivo.
Los consumos eléctricos podemos dividirlos en dos tipos, deseados y no deseados.
Consumos deseados, la energía imprescindible para lograr una producción o una explotación de calidad y la que utilizamos para alcanzar un grado optimo de confort para las personas.
Consumos no deseados, consumos latentes debidos al stan-by de dispositivos eléctricos mantenidos permanentemente en carga: Fuentes de alimentación, primarios de transformadores, amplificadores, iluminaciones prescindibles, etc. Consumos provocados por olvidos, fallos y averías de equipos; y los producidos por una simultaneidad de cargas de forma aleatoria que provocan sobreconsumos, puntas con penalización de maxímetro en industrias y desconexión del icp en los hogares.
El futuro tiene que empezar por nosotros mismos
Si somos capaces de interiorizar estos conceptos y aplicarlo en nuestros usos y costumbres podemos establecer hábitos que nos reportaran beneficios personales, sociales y medioambientales.
El futuro tiene que empezar por nosotros mismos y esta es una forma económica de implantar eficiencia eléctrica sin coste.
La eficiencia eléctrica solo se aplicara masivamente, siempre y cuando reporte beneficios a los usuarios que la implanten, el beneficio es tanto económico como medioambiental ya que pagaremos menos energía eléctrica y reduciremos la emisión de vertidos de CO2 a la atmósfera.
La energía eléctrica más económica es la que no se consume.