Monte Alén en paisajes. Guinea Ecuatorial

Annobón en paisajes

Nelson Mandela

Annobón, Isla idílica. Guinea Ecuatorial

Isla de Annobón, vista aérea. Guinea Ecuatorial

Era de madrugada, un poco antes de que despuntara la estrella radiante de oriente. Se pusieron a caminar dos amigos. Sumidos en la brumosa niebla del alba, a penas se les distinguía a cierta distancia. Si te acercabas y les dedicabas una observación un poco más atenta podías darte cuenta de que uno de los dos era más alto que el otro, un tanto desgarbado, anchas espaldas, andares zancudas y una nariz aguileña.

El otro era de baja estatura, entrado en carnes; respiraba aparatosamente soltando de vez en cuándo toses estruendosas. Caminaba con dificultad mientras se iban adentrando en la bruma matinal. Sortearon dos o tres manzanas de un barrio a las afueras de una gran ciudad. Se querían mucho los dos amigos, lo compartían casi todo salvo una cuestión con la que andaban siempre a la greña.

Los dos amigos siguieron caminando. Tenían un objetivo; querían alcanzar la cima de una colina desde la cual observar el movimiento, observar el MOVIMIENTO ayudándose con la salida de la estrella de la vida del oriente, desde el japón.

Encuetra al amigo de Kepler

Ya en la cima de la colina, a la hora, justo cuando salía el sol, el amigo más alto dijo en voz alta y con una emoción desbordada: "¡Ahí empieza el movimieto de la Tierra, bravo!". Al mismo tiempo, casi al unísono, como su amigo, el más bajo decía, saltándole de la frente caudalosas perlas de sudor como torrentes en una roca calva: "Ahí empieza el movimiento del Sol, qué maravilla".

Por lo visto, lo único en lo que discrepaban los íntimos e inseparables amigos eran las teorías sobre el Heliocentrismo o bien el Geocentrismo. Uno de los dos amigos era Kepler, el otro ya lo conocéis.

¿Quién fue ese amigo de Kepler?