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Los hermanos Coen vuelven a las pantallas con una historia de imbéciles. ¡Ey! No he dicho para imbéciles sino de imbéciles… La cosa empieza cuando John Malkovich, un experimentado agente de la CIA, pierde su trabajo. Eso le lleva a querer escribir sus memorias. Dos… ¿hace falta que lo repita? Pues eso. Dos se topan sin querer con esas memorias y deciden venderlas al mejor postor.
Es cierto que no es una de las mejores películas de los hermanos Coen, ni mucho menos. No es ‘Fargo’, ni ‘No es país para viejos’, pero sí es una historia muy entretenida y divertida. Desde luego a mi me hizo pasar un buen rato. Sin pretensiones.
Entiendo que haya gente que le parezca un poco desmesurada, pero yo creo que eso es porque, en realidad, no les gusta el cine de los famosos hermanos. En mi opinión, los actores están sobervios. Cloney ya había hecho papeles similares para estos gamberros. Pero Brad Pitt se ha redescubierto. Y eso me gusta.
En definitiva, 90 minutos más que bien invertidos entre sonrisas cómplices y carcajadas.