Las acusaciones de espionaje vertidas contra el Gobierno de España y la no presentación de las tan cacareadas y famosas grabaciones, junto a la explicita confesión de que disponen de una red de espías en el seno de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado; son medida de la desesperación e impotencia que parecen sentir, cada vez más desesperadamente, mientras inexorablemente se va acercando el plazo final para las conclusiones de las causas por corrupción que los señalan directamente o, como coautores necesarios.

Si Don Mariano Rajoy no hubiera malgastado su credibilidad personal, respaldando “por completo y sin fisuras” antes de que finalizaran las averiguaciones a tanto inculpado, si no hubiera aforado alcaldes para blindar ante la acción de las tribunales ordinarios, si no hubiera pertenecido al gobierno de Aznar, que se cargo la igualdad ante la ley para facilitar las labores propias de sus acólitos; quizás… ahora podría decir que no savia nada de los asuntillos de sus monaguillos, pero ya es tarde para eso y claro, solo le queda el clásico entre los clásicos y muy socorrido “Y tu más” que en está ocasión, no parece que pueda salvarle la apariencia de veracidad, lealtad y legalidad.

Si Don Mariano Rajoy no hubiera malgastado su credibilidad personal, respaldando “por completo y sin fisuras” a tanto inculpado, ahora podría decir que no savia nada de estos asuntillos

Por sus actitudes improvisadas y descortinadas, bien podría parecer que la desesperación les ha hecho pensar: PARA LO QUE ME QUEDA EN EL CONVENTO, ME CAGO DENTRO. No obstante, creo que no deberían desesperar todavía, pues siempre les quedara la posibilidad de refundar el partido otra vez, como hacen los partidarios de los etarras y como ya han hecho Sus Ilustres Señorías en un par de ocasiones precedentes y siempre, siempre con excelentes resultados.