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La privación del sueño es una de las torturas mas antiguas de la humanidad. Que eso ocurra en pleno siglo XXI en España y que lo autorice la Audiencia Nacional, llamada a perseguir estas conductas por todo el planeta, causa estupor y vergüenza. Esto empieza a parecer Guantánamo
Era martes 25 de Abril y el primogénito del clan Pujol estaba citado a las 13h. en la Audiencia Nacional por el magistrado José de la Mata, responsable de la instrucción de la causa que, desde hace unos tres años, investiga varios delitos presuntamente cometidos por la familia Pujol. La declaración duró unas cuatro horas. Al término de la misma y a petición del Ministerio Fiscal, el magistrado juez decretaba, como medida cautelar, suspender dos derechos fundamentales de todo detenido o investigado, a saber, la de no confesarse culpable y la de abstenerse de decir algo que pueda perjudicarle o emplearse en su contra. Y lo hizo, incautándose en ese momento de la tablet y el teléfono móvil de Jordi Pujol, además, suponemos, de obligarle a facilitar las contraseñas de acceso. Dicho quedaba en la memoria de esos dispositivos todo lo que podía haber contado pero en ejercicio de su derecho había silenciado.
Sobre las 18h. del mismo día se le comunica el Auto ordenando su prisión provisional y su subsiguiente traslado a Soto del Real dónde le fueron practicados los trámites de primer ingreso en prisión como preventivo y, a buen seguro, se le ofreció un bocadillo -no de butifarra catalana, precisamente- y un botellín de agua o de refresco.
No se sabe si llegó a ocupar la celda, si cenó o se duchó pero esa madrugada ya del miércoles 26 lo metieron en un furgón y se lo llevaron a Barcelona. Tras siete horas de viaje llegaban a dependencias policiales de la ciudad condal y, queremos creer que después de un rápido refrigerio, de ahí, a un tour de seis horas de registros en pisos y oficinas que acabó hacia el mediodía. Vuelta a las dependencias policiales, otro bocadillo y, escasas horas después, furgón y viaje de regreso a Soto del Real. Se desconoce el motivo, pero no se descarta que lo fuera la situación médica o anímica de Jordi Pujol, el caso es que el furgón se detuvo en una cárcel de Zaragoza. Tampoco se descarta que fuera reconocido por el personal médico del centro. El hecho es que, unas horas después o quizá ya el viernes, al furgón de nuevo y rumbo a Madrid, a la penitenciaría de Soto del Real, donde ingresaría roto, un despojo de persona que, apenas 48/72h. antes, acudía entero y lozano a la citación en la Audiencia Nacional.
Esto empieza a parecer Guantánamo
El trato es inhumano, degradante y roza la tortura física y psíquica. Poco importa la gravedad de sus delitos. Ni son nuevos, ni son flagrantes, ni lo son de sangre o especial peligrosidad. Más aún cuando ello ocurre en una instrucción de más de tres años, casi huérfana de medidas cautelares, que a buen seguro hubieran evitado lo que quizá hoy sea irreversible. No es de recibo que la rectificación del magistrado José de la Mata frente a los hoy evidentes errores al no adoptar medidas cautelares sea la de someter a su preso preventivo a tortura cuál Guantánamo ibérico. No es de recibo dictar medidas estelares dónde faltaron las cautelares.
48h. de puro infierno. Nada lo justifica, es arbitrario e innecesario. Pudo y debió hacerse con la mesura y prudencia que se le supone a la acción de la justicia. Que lejos queda la recomendación de la ilustre Concepción Arenal caundo expresaba "Odia el delito, compadece al delincuente" Yo en los zapatos del resto de investigados en la causa, estaría solicitando ya del magistrado, la adopción de medidas cautelares para evitar las otras, las estelares.
AscoHastaLaNáusea