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Tiendas y colegios cerrados, carreteras bloqueadas y transporte interprovincial paralizado, era la situación el lunes en las provincias peruanas de Andahuaylas y Chincheros (región Apurímac, sur) desde que el jueves la población comenzó un paro indefinido en rechazo al aumento de las tarifas de energía eléctrica.
La medida de protesta -en contra de la empresa concesionaria, ElectroSur Este- derivó en la conformación de una Mesa de Diálogo entre la sociedad civil, gobierno regional y nacional; que al momento no ha logrado destrabar la situación, mientras la tensión va en aumento.
De hecho, el diálogo entre las partes fue interrumpido este domingo, cuando el representante de la población, Julián Merino, dijera no confiar en los interlocutores enviados a la zona y exigiera la presencia de la primera ministra, Ana Jara.
Aunque desde el gobierno nacional se afirme que el diálogo es "permanente", el gobernador de Apurímac, Wilmer Venegas, dijo este lunes a la cadena de radio RPP que "para evitar cualquier desenlace fatal", también pedía la presencia de la primera ministra, "que va a avalar con un gesto político la solución de este problema", señaló.
Las demandas de la población (34.000 en Andahuaylas y 5.000 en Chincheros) incluyen la revisión y reducción de las tarifas de luz -vecinos dijeron a la AFP que sus cuentas subieron de 70 a 150 nuevos soles (de 23 a 50 dólares)- devolución de cobros indebidos y rescisión del contrato de ElectroSur Este.
Andahuaylas está ubicada en una de las regiones más pobres de Perú y está asociada a rebeliones desde la época prehispánica. La última dejó cuatro muertos y la protagonizó en enero de 2005 Antauro Humala, hermano del presidente Ollanta.