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Las iniciativas de Mujica encuentran aún ahora tanto apoyo incondicional como gran oposición. Pero lo que le escandaliza es la brecha entre pobres y ricos, casi la más grande de mundo. Su sintonía con todos los partidos uruguayos y con los líderes de izquierda del continente sigue vigente
José Alberto Mujica Cordano nacido en Montevideo, en 1935, conocido como Pepe Mujica fue el 40º Presidente de Uruguay entre 2010 y 2015. Nació en vísperas del alzamiento franquista del 18 de julio de 1936 en España. Sin duda lo ha pensado muchas veces porque lo ha hablado a otras personas. Sus ancestros nacieron en el pueblo vasco de Bizkaia, de Muxika. Es pariente de los legendarios gudaris de Euskadi, aquellos bravos que se enfrentaron a un ejército fascista y a la aviación de Franco, enviada por Hitler. El pueblo de Muxika está al lado de Gernika, que fue totalmente destruida desde el aire el 26 de abril de 1937. Para pasar su cumpleaños 80º, el expresidente Mujica junto con su esposa Lucía Topolansky viajó al País Vaco, precisamente a Muxika, para visitar el caserío de sus antepasados. Tuvo una entrevista informal con Iñigo Urkullu, actual presidente de Euskadi.
Hijo de Demetrio Mujica Terra y Lucy Cordano Giorello. Los antecesores de José Mujica llegaron a Uruguay en 1840. Es el líder del Movimiento de Participación Popular, sector mayoritario del partido de izquierda Frente Amplio.
Desde 2005 está casado con la senadora y dirigente histórica del Movimiento de Participación Popular Lucía Topolansky (1944-), tras convivir con ella durante muchos años.
La Guerra Civil (1936-1939) tuvo una fuerte repercusión en la opinión pública de Uruguay, determinada por un doble motivo: las vinculaciones afectivas entre la población uruguaya y la española, y la diversa sintonía política entre los diferentes partidos uruguayos y los bandos enfrentados. En el caso de los vascos, la guerra supuso un debate en torno a su alineamiento contra un general golpista y ultracatólico, la conducta de los nacionalistas en la guerra, sus aspiraciones de libre determinación y su denuncia del carácter de “cruzada” que se arrogaban los alzados. Precisamente, en el caso de los vascos de Uruguay, es preciso resaltar la importancia que tuvo en aquellos momentos la progresiva aparición de la ideología nacionalista vasca entre la colonia exilada, la primera en el siglo pasado. Esta introducción, como en otros países de América en los que se produjo por aquellas mismas fechas, como México, Argentina y Chile, originó la fragmentación del entramado institucional ibérico en las Américas. En Montevideo se vieron dos grandes bloques, el vasco y el hipano-franquista, representados grosso modo por las entidades “Euskal-Erria” y “Centro Eúskaro-Español”. Pero, sobre todo, fue en los años de la República cuando los vascos trataron de renovar su identidad, tan golpeada por el franquismo y redoblaron sus esfuerzos en Uruguay, especialmente con la creación de la asociación “Euskal Ordua” (“La Hora Vasca”), dedicada a la promoción de su mensaje de libertad en los medios de comunicación de Uruguay–prensa y radio– se sintieron más libres para integrarse en el entramado de las capas sociales uruguayas, sin perder su ser.
El tío materno de Mujica, Ángel Cordano, era nacionalista y tuvo influencia sobre la formación política de Mujica. En 1956, José Mujica conoció al entonces diputado nacionalista Enrique Erro por vía de su madre, militante del mismo sector que Erro. Desde entonces, comenzó a militar en el Partido Nacional, en el que llegó a ser secretario general de la Juventud.
En las elecciones de 1958, triunfó por primera vez el herrerismo y Erro fue designado ministro de Trabajo, siendo acompañado por Mujica, aunque este no llegó a ser funcionario del Ministerio.
En 1962, Erro y Mujica abandonaron el Partido Nacional para crear la Unión Popular, junto al Partido Socialista del Uruguay y un pequeño grupo llamado Nuevas Bases. En las siguientes elecciones, postularon a Emilio Frugoni como candidato a presidente de la República, perdiendo rotundamente las mismas con un 2, 3 % del total de los votos.
Cuando José Mujica se sumó a la guerrilla de los Tupamaros
José Mujica destacó en su época de ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca. En los años sesenta se integró al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. El nombre "Tupamaros" se deriva del epíteto despreciativo con el que las autoridades policiales españolas de la época colonial en el Río de la Plata llamaban a los patriotas criollos del Virreiinato de Perú, bajo la corona española, que se habían adherido al movimiento independentista de 1811. Igualmente presente en las novelas de Eduardo Acevedo Díaz, escritor realista de finales del siglo XIX, la palabra tenía su origen en la sublevación indígena que había ocurrido en el Virreinato del Perú en 1780, encabezada por el jefe indio José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, y que fue reprimida con inusitada dureza por los españoles.
Con los tupamaros Mujica participó en operaciones guerrilleras, al tiempo que trabajaba en su chacra hasta que, perseguido por la policía, pasó a la clandestinidad. Durante el gobierno de Jorge Pacheco Areco la violencia fue en aumento. El Poder Ejecutivo usó reiteradamente el instituto constitucional de las medidas armadas de seguridad para hacer frente a la guerra de guerrillas, así como a la creciente oposición de sindicatos y gremios frente a sus nefastas políticas económicas.
A mediados de los 60 fundó el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), con el que participaba en la guerrilla. Mujica estaba muy desconento con la injusticia de los gobiernos oficiales, ausencia de derechos civiles y humanos, de todo lo que hace al hombre hombre. Una dictadura. En esa temporada fue baleado, es decir, en castellano, le metieron seis tiros en su pequeño cuerpo. Sangrando por todas partes, sucio, semidesnudo, cayó prisionero cuatro veces y en dos ocasiones, se fugó de la cárcel de Punta Carretas. Herido, fue sometido a torturas brutales y pasó un total de casi 15 años en prisión, día a día, minuto a minuto. En 1985, con el retorno de la democracia al Uruguay, fue puesto en libertad junto a otros presos políticos, beneficiándose de la Ley n.º 15.737 del 8 de marzo de 1985, que decretó una amnistía de delitos políticos, comunes y militares conexos con estos, cometidos a partir del 1º de enero de 1962.
Su último período de detención duró trece años, entre 1972 y 1985. Fue uno de los dirigentes tupamaros que la dictadura cívico-militar tomó como «rehenes», lo que significaba que serían ejecutados en caso de que su organización retomara las acciones armadas. En esa condición, pautada por el aislamiento y por duras condiciones de detención, Mujica permaneció once años en la cárcel. Entre los rehenes también se encontraba Eleuterio Fernández Huidobro, luego ministro de Defensa Nacional, y el líder y fundador del MLN-Tupamaros, Raúl Sendic.
Algunos años después de la apertura democrática creó, junto con otros referentes del MLN y otros partidos de izquierda, el Movimiento de Participación Popular (MPP), dentro del Frente Amplio. En las elecciones de 1994 fue elegido diputado por Montevideo. Manifestó sentirse «como un florero» al comenzar su actividad parlamentaria. No obstante, su presencia en la arena política fue llamando la atención de la gente, ya que Mujica aprendió a capitalizar el descontento. En las elecciones de 1999 fue elegido senador. Simultáneamente, su sector político apuntaba a una estrategia de acumulación. Ese año se publicó el libro Mujica, de Miguel Ángel Campodónico, en el que se recogen la vida y pensamiento del guerrillero convertido en político.
En las elecciones de 2004, su movimiento obtuvo más de 300.000 votos, resultando el sector con la votación más alta del país, lo que significó un importante porcentaje dentro del Frente Amplio, consolidándose así como la primera fuerza dentro del partido, que alcanzó el gobierno.
Cinco años después, a la hora de dejar el poder dijo: "Soy de los hombres que creen que lo mejor siempre está por venir."
Con esas palabras abandonó la presidencia de Uruguay José 'Pepe' Mujica. Sin embargo, había sentado las bases de ese futuro mejor de que habla el mismo . 'El mandatario más humilde del mundo' e ídolo para muchos latinoamericanos, se fue con un fuerte y consolidado legado y el reconocimiento sincero del pueblo uruguayo. Y de su ancestros los vascos.
Mujica, de 80 años, ha permanecido en el máximo cargo desde el 1 de marzo de 2010. El 1 de marzo dejó oficialmente la Presidencia en manos de Tabaré Vázquez, quien asumió el poder en Uruguay.
"José Mujica has vivido y gobernado muy por delante de tu tiempo", le dijo presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Mujica nació en Montevideo, en el seno de una familia humilde y de raíces vascas. En su juventud, militó para el grupo político tradicional uruguayo Partido Nacional, llegando a ser secretario general de la Juventud del mismo.
"Estaré a la orden de la causa de la libertad de América Latina y esté donde esté no me voy a callar. Voy a seguir batallando porque estemos juntos y si no estaremos vencidos y es una torpeza que no lo entendamos"
Pasados unos años, creó junto con otros representantes del MLN y sectores de izquierda el Movimiento de Participación Popular (MPP) en el seno de la coalición Frente Amplio. Desde entonces el humilde ex-guerrillero y político ascendió por la escala política. Ocupó el cargo de diputado, senador, y como ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca. A finales de 2009, el pueblo uruguayo lo eligió como su presidente para el período 2010 - 2015.
"Soy un campesino, en mi manera de pensar, de ver la vida y la naturaleza"
En realidad vive en el campo, rodeado de cultivos, perros y gallinas... Una vida casi imposible de imaginar para cualquier mandatario. En el proyecto de RT ‘Un día con…’ la abogada y escritora Eva Golinger pasó un día con el presidente de Uruguay, acompañándole en su asombrosa agenda cotidiana y presenciando la austeridad y sobriedad de su día a día.
Por su estilo informal y campechano, 'Pepe', llamado también 'el presidente más pobre del mundo', conquistó a los ciudadanos uruguayos y a muchos pueblos de otros países. Su filosofía de vida y el modo de vivir modesto, en contraste con muchos otros presidentes, atrae la atención.
"Es el último héroe al que se aceptó como un héroe en el mundo de la política. (…) Es extremadamente inteligente y rápido. Un hombre que cree en las ideas y en que necesitamos un mundo nuevo" dice el cineasta serbio Emir Kusturica.
Las lecciones de vida del carismático presidente uruguayo
En estos tiempos que corren en que los políticos parecen tan alejados del pueblo no hay mejor piropo que decirle a un político, que no parece un político y ciertamente José Mujica no lo parece, muchos tendrían que tomar ejemplo de él.
En cada respuesta que da, hay una lección que aprender, destila una sabiduría de alguien que está de vuelta de todo capaz desarmar a cualquier tecnócrata, es un swami, un maestro. En definitiva es una de esas personas que aplican en su vida y en sus acciones el menos común de los sentidos, el sentido común.
Se dice en Uruguay que Dios creo un José Mujica y luego rompió el molde
Una de las iniciativas regionales más importantes de Mujica fue aunar esfuerzos para mejorar la integración energética en Sudamérica y evitar el avance de intereses privados en la región. “América del Sur tiene que tener un sistema interconectado de energía eléctrica por todas partes, cuanto más grande el sistema y mejor intercomunicado, menores serán los costos para los Estados”, señaló.
Además, merecen la atención algunas de las visiones del referente uruguayo a la política internacional. Así, Mujica en repetidas ocasiones criticó la posición de EE.UU. hacia América Latina. “En América Latina, lo que más sirve de la política de EE.UU. es cuando no se mete en nada”, sugirió una vez.
"Los latinoamericanos pensamos en una lengua en común, tenemos un patrimonio religioso común. En la base de nuestra sociedad, a pesar de las diferencias, tenemos mucha más identidad que la que existe en muchísimos macroestados".
La brecha entre pobres y ricos en América Latina se va agrandando año a año.
En entrevistas concedidas a diversos canales 'Pepe' Mujica se refirió a la situación de inequidad que existe en Sudamérica, afirmando que "seguimos siendo el continente más injusto que hay hoy sobre la Tierra, hay en América una desigualdad intolerable.".
En cuanto a la ofensiva de Israel contra la Franja de Gaza, Mujica lo calificó de "genocidio". Cuando estalló la última tensión en Oriente Próximo, el mandatario mostró su preocupación por la situación en esta parte del mundo. "Todos tienen derecho a defenderse, pero hay defensas que no se pueden hacer", enfatizó condenando el uso desproporcionado de la fuerza por parte de Israel contra Gaza con miles de víctimas de los bombardeos. Igual que ocurrió hace dos años y aunque sean las causas distintas los muertos son los mismos. El tema de los refugiados Sirios y subsaharianos inquieta también al expresidente uruguayo y sus pensamientos e ideas los publicaremos en otro reportaje.
Poco después, en una de las entrevistas Mujica explicó por qué no aceptaría el Nobel de la Paz y los motivos por los cuales la situación mundial actual le parece una "guerra caliente".
“Yo no puedo ni debo aceptar premios a la paz en las condiciones de este mundo. Se criticó mucho la Guerra Fría y, obviamente, no fueron años suaves; pero fueron mucho más ordenados que el desastre que tenemos hoy en día. Por lo menos antes había teléfonos y los tipos se hablaban de una trinchera a otra, había reglas del juego. Lo de hoy es una locura"
Comentando la victoria de su sucesor, Tabaré Vázquez, en las presidenciales de octubre 2014, recordó que "la profesión de presidente no existe, ni la formación. Solo hay lo que se practica".
"'Pepe' es representante de esta hermosa diversidad humanista de la izquierda latinoamericana del siglo XXI. Lleva una lucha tremenda contra el consumismo, por la sencillez de la vida y la felicidad verdadera. Es un hombre que forjó sus valores en la lucha y con 14 años de presidio espantoso, digno de los aislamientos de las dictaduras fascistas y de ultraderecha"
Mujica pasará a la historia no sólo como el líder más 'humilde', sino también como impulsor de medidas importantes y atrevidas que han cambiado la faz del país y del continente
Varias de las iniciativas del gobierno de Mujica encuentran hasta ahora tanto apoyo incondicional como una oposición acérrima. Entre las atrevidas iniciativas, figuran la despenalización de la interrupción del embarazo en una determinado momento de la gestación, la legalización de la compra, venta y cultivo de marihuana bajo la supervisión severa del Estado, y la aprobación del matrimonio homosexual.
"Nosotros creemos que el narcotráfico, no la droga, es el peor flagelo que estamos soportando últimamente en América Latina". Su relación con otros líderes modestos de Latinoamérica como Evo Morales ayuda mucho como ejemplo.
También habla sobre la importancia de la Celac, así como de las relaciones con países vecinos y la situación actual en la economía mundial. "La política sigue discutiendo más o menos en términos muy anquilosados, muy parecidos. Nos alejamos de algunos valores y hay mucha gente infeliz en el mundo, no solo pobre. Acá nos preocupamos solo por los pobres y tenemos que empezarnos a preocupar por los infelices. La soledad de las grandes ciudades, el estar solo en el medio, en la multitud, ¿por qué? Bueno, porque hay otra serie de cosas. Y la política no toca eso".
Durante su vida, en repetidas ocasiones 'Pepe' ha hecho hincapié en que la felicidad no es conseguir atesorar dinero. Aún más, lamenta cuando la política la orienta el afán de conseguir fondos. En una de las entrevistas Mujica subrayó que "a los que les gusta mucho la plata hay que sacarlos de la política, porque si no, terminamos hipotecando la confianza de la gente".
"Yo vivo, en términos generales, como vivía antes de ser presidente y de ser legislador. Vivía así y sigo viviendo de la misma manera. En realidad, tiendo a vivir como la inmensa mayoría y la forma de vivir que tiene el pueblo uruguayo", aseguró Mujica a RT en una entrevista.
"No tuve hijos porque me dediqué a cambiar el mundo y hay muchos jóvenes en el mundo que tienen que aprender un oficio para ganarse la vida, y eso que algunos tienen ya una carrera superior hecha."
Lamenta al mismo tiempo que el mundo esté cada vez "más rico y muy egoísta", dijo Mujica en el programa de la escritora y abogada Eva Golinger 'Detrás de la noticia'.
"El presidente Mujica tiene una extraordinaria credibilidad en lo que se refiere a asuntos de democracia y derechos humanos, dados sus fuertes valores y su historia personal, y es un líder en esos asuntos en todo el hemisferio".
Los grandes momentos de Mujica fuera de la política
A lo largo de la historia reciente ha habido acontecimientos, hechos y frases relacionadas al presidente Mujica que no solo tienen que ver con la política. Una de ellas fue cuando insultó duramente a los dirigentes de la FIFA tras la dura sanción que ese organismo impuso al delantero uruguayo Luis Suárez por su supuesto mordisco a Chiellini.
Un periodista le preguntó al mandatario sobre dicha polémica."La FIFA son una manga de viejos hijos de puta", dijo Mujica sin morderse la lengua. El periodista, sorprendido al igual que todos los que estaban alrededor, preguntó al presidente si podía publicar el video. "Publícalo", respondió el jefe de Estado, agregando que "podrían haberlo sancionado, pero no con sanciones fascistas".
Una vez Mujica dijo que mientras viva nunca venderá su viejo Volkswagen azul Fusca, deseado por un jeque árabe que ofreció un millón de dólares por el automóvil del Jefe de Estado 'más pobre del mundo'.
Hace poco el presidente uruguayo recogió con su mítico coche a un hombre que realizaba autostop en una carretera del departamento de Colonia, en el suroeste del país sudamericano. "Cualquiera no ayuda a alguien en la carretera y menos un presidente", comentó el hombre asombrado. Pero sí el presidente Mujica, un presidente sin igual.
"Es una enorme satisfacción acompañarle en los últimos días de su mandato. Su humildad y su compromiso inspira a seguir trabajando por nuestros pueblos. Sus mensajes de orientación, sus mensajes de liberación y de interacción nos alientan bastante"-dice el presidente de Bolivia, Evo Morales.
Resumiendo los resultados de su gobierno de cinco años, el cuadragésimo presidente de Uruguay está convencido de que deja el país "un poco mejor, al menos desde el punto de vista de la justicia social. Hay menos pobres e indigentes y hacia el porvenir se dibuja una sociedad mejor", sostiene.