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5 poemas de Alicia Llarena: la reivindicación de la mujer

04/11/2015 14:10 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Alicia Llarena es catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y escritora con prestigio en el ensayo, la poesía y la narrativa. Autora de un centenar de publicaciones, en las que destacan sus libros Poesía cubana de los años 80 (Madrid, 1994), Realismo Mágico y Lo Real Maravilloso: una cuestión de verosimilitud (Gaithersburgh, 1997), Yo soy la novela. Vida y obra de Mercedes Pinto (Gran Canaria, 2003), Espacio, identidad y literatura en Hispanoamérica (México, 2007), entre otros, y numerosos artículos publicados en revistas y volúmenes colectivos nacionales e internacionales.

Es invitada frecuentemente por distintas universidades de Europa, América Latina y USA, donde ha impartido conferencias, seminarios y cursos de doctorado, ha enfocado sus líneas de investigación en la escritura mágicorrealista, el espacio literario y la literatura femenina en Hispanoamérica, así como en autores de su propia tradición: la literatura canaria.

Su obra, de notable calidad, se adhiere a la reivindicación de lo femenino.

IX

La naturaleza, amor, está llena de mensajes.

Hoy es el día en que partimos

hacia la profunda soledad

de todo infierno, desnudos, inocentes.

Lo dice el aire, cuya rareza

acompaña este abandono;

la luna, que esta noche

ha empezado a decrecer.

Habremos de marcharnos, ignorantes de todo:

tú, de ciertas dimensiones

cuya miel transparente

no has llegado a probar.

Yo, igual que un ciervo reconoce

en la naturaleza infinita

de las plantas

aquéllas que son sanas,

y a pesar de su hambre

se aleja presuroso

de las jugosas formas del veneno.

XXX

Qué triste festejar el final

del amor,

este sosiego en los objetos

de la casa,

este descanso en todo,

este regreso a la quietud primera.

Y sin embargo es cierto.

Como cuando cerramos

las ventanas de la casa,

y a lo lejos oímos todavía

los ecos de la fiesta,

y en nuestro oído recobramos

el silencio,

y en el descanso el alma

se pregunta

por qué no hicimos antes

ese gesto tan simple

y con un breve empuje

de los dedos

separarnos del mundo,

aislarnos de su ruido.

El arte de las flores secas

I

Quién dijo que todo está perdido.

Aún podemos deshojar

la minúscula selva del afecto,

arrancarle sus pétalos

y dejarlos morir,

para que el tiempo los redima

con su pátina.

II

Será preciso esperar a la caída de la tarde:

a esas horas las flores se despojan

de su fuerza, y la savia es apenas

una débil señal entre sus tallos.

Así podremos arrancarlas de raíz

y sacudirle los últimos vestigios de la tierra

sin que opongan resistencia.

III

Luego basta extenderlas con destreza

sobre la fina superficie de un cristal,

y con la misma maestría

aplicar el barniz que acentúe su prestancia,

y escoger la madera que enmarque para siempre

la reunión perturbada de emociones marchitas.

IV

Es el arte de tratar un desenlace

con el mayor refinamiento.

Evasiva

Yo soy la mujer que te expulsó del paraíso, el veneno y la serpiente,

la manzana y la astucia.

La que probó en secreto los frutos del edén, la que gozó primero sus aromas prohibidos,

la mujer que tentó la fortaleza de tu espíritu,

la que sedujo tu cuerpo recién hecho.

Yo la que te atrajo irresistible con la sola herramienta de una fruta.

Yo la que cargo desde entonces con las tristes maldiciones de la historia,

los reproches del tiempo,

la afligida densidad de la materia.

Yo la aborrecible porque quiso liberarte del tedio y de los días semejantes,

yo la maldad por haber interrumpido la templanza

en medio de la noche.

Yo soy la culpable de haber perpetrado este delito, esta ingenuidad tan torpe,

este tonto pecado de engañarme a mí misma

sin advertir el tamaño de toda tu flaqueza.

Yo la que puse la manzana en el centro de tu boca. Yo también la que sabe

que tú pudiste negarte.

Mas no lo hiciste.


Sobre esta noticia

Autor:
John Miller (1081 noticias)
Fuente:
blogdeleonbarreto.blogspot.com
Visitas:
4496
Tipo:
Reportaje
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