Si hay un país especial y sui géneris en el Planeta Tierra, ese país se llama Argentina, un país que tuvo los santos testículos de invadir las Falkland Island, sabiendo que el Reino Unido los desalojaría a sangre y fuego.

Un país que se ha inventado una ideología llamada peronismo y una ciencia social llamada Evita Perón, que se interpreta a ritmo de Tango o a golpe de Chamamé, según la región de la que se trate y del peronista de turno.

El secreto del peronismo es su vocación por un  Estado intervencionista, o lo que es lo mismo, que todos (los peronistas) intervengan en la gestión del Estado.

Por eso se entienden mensajes tan claros como los que envían sus dirigentes a los electores, cuando les dicen: "Acá, esto lo arreglo yo, mirá, votáme, después de las elecciones concretamos los detalles".

Es ese pacto tácito entre el corruptor y el corrompido, que hace de los políticos una especie de Robin Hood  moderno, que "roba a los ricos" para "compartirlo" con los pobres.

Y fíjese que digo "roba a los ricos", a los "poderosos" (los Fondos Buitre), el imperialismo Yankee, el FMI, la empresas españolas…

De paso se le echa una mano a los aliados (los cómplices), se hace la vista gorda con sus desmanes y desbarajustes caseros so pretexto de ser parte de esa familia de adalides de la libertad y el progreso a toda costa.

Lo de Argentina tiene mucho de "casero", de boludo y de vacilón, tal como queda plasmado en la pelea permanente entre peronistas y Clarín, entre "oriundos"  europeos y criollos desparramados, o en el caso del fiscal Nisman,   donde se ventilan los trapos sucios del aparato del Estado siempre pringado de mierda, como las cloacas.

El Kirchnerismo se acaba pero el peronismo es eterno

Acudimos al final del Kircherismo, una época claramente diferenciada de la historia de Argentina, que ha sido marcada por la impronta de los Kirchner, escorados claramente a la izquierda rupturista latinoamericana y adheridos de forma incuestionable a los BRICS.

Ni él ni ella, podían salirse del guión peronista fundando el Partido de los Pobres o La Causa Revolucionaria Argentina, para que se encontrara más a gusto el chavismo, el Lulismo, Correa o Evo Morales.

La etapa de los Kirchner, sirvió para que Argentina se quedara donde estaba, ni arriba ni abajo, pero eso si estaba en la izquierda tan a la izquierda como está el Papa argentino, "misterios sacramentales" de difícil digestión y peor explicación.

Explicar en qué ha consistido el paso por el gobierno de los Kirchner, es igual que explicar en qué consiste el misterio de la Santísima Trinidad.

Eso sí, han repetido bien el papel de los eternos actores de la política en Argentina, Néstor  ha hecho de Juan Domingo y Cristina de Evita, con un punto morboso y sensual, en esta edición el que muere antes es él y la que continúa su obra es ella.

Se repite el guión, eterno y atractivo de las telenovelas, de tan fácil digestión para las masas, construido con esa rica verborrea bonaerense, cargada de visceralismo y aderezada  con verbos de enciclopedia y diccionario que les dan el toque cultureta.

Lo dicho, se acabó el Kirchnerismo peronista

@ordosgonzalo

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