Todos somos muy iguales pero somos tan diferentes que a mi edad todavía me sorprendo
Tener un coche con 18 años en mi juventud no sólo era un sueño sinó que era practicamente imposible. Hoy, muchos lo tienen y además grandes modelos de firmas de primera línea. Lo tienen, lo disfrutan y nos hacen partícipes en su mayoría de su fortuna a los demás. Caminar por la calle a buscar el pan y que te pasé un coche conducido por un joven con la música tan alta que los oyes venir a 100 metros es algo tan habitual como de poca evolución mental. El joven, totalmente sumergido en su mundo, en su apariencia, en sus objetivos tiende poco a razonar que a la gente le importa poco la música que lleva en el coche; ni su coche, y en vez de limitarse a ponerla al volumen adecuado a sus oidos, para su propio y exclusivo deleite, nos la exparce allá donde circula porque sí. Porque le da la gana y calla que bajo y te doy "dos ostias"..... Conducir por una carretera y encontrarse a un coche detrás que parece desea empujarte, es otra modalidad propiamente juvenil que demuestra lo lejos que está la juventud del razonamiento, de la comprensión y de la lógica que proporcionan los años, la edad, la madurez y experiencia. Y no digo que no haya excepciones, que seguro las hay, pero se notan poco al lado de esos que están para ser líderes de lo que sea; para que los miren porque lo suyo es destacar, ser ellos más y mejor que los demás. Esos que pueden adelantarte en cualquier lugar haya línea continua, venga otro de frente o el semáforo esté ya en ambar. Esos que saben tanto que suelen acabar destrozando muchos de los coches que, para más sorna, pagan sus padres. Luego, a llorar toca. Pobrecito, con lo bueno que era.....
Ellas, en el tema de la conducción son mucho más prudentes. Mucho más tranquilas. Es poco frecuente que el ejemplo anterior se repita en una jovencita. Ellas, hoy en día, prefieren el tatuaje allí donde empieza el culo. De forma que cuando vas a la playa tienes un extenso surtido de tatuajes para observar sentado en tu sillita de anciano y valorar cual está más descolorido; que representa cada uno e incluso preguntarte como quedará ese tatuaje cuando la jovencita tenga 60 años. He visto cuerpos de jovencitas repletos de ellos; en la espalda, el hombro, la pierna, el tobillo incluso la barriga, y nada tengo que decir a ese gusto que a mi, como anciano, me queda lejos de cualquier buen gusto aunque también cabe decir que para gustos los colores, y que el hecho de que a mi me guste la piel limpia, no significa que sea lo mejor. Sobre el tema de los piercings prefiero no opinar ya que, como acabo de decir, a mi la piel limpia, por favor.
Los gustos en las personas son tan distintos como nosotros mismos en nuestro más profundo ser
Los gustos en las personas son tan distintos como nosotros mismos en nuestro más profundo ser, y si a los jovencitos lo único que les interesa es divertirse, ligar y vivir la vida sin tener excesivas contemplaciones con los demás, hay adultos que no tienen desperdicio. Allí donde juego a veces mi partidita de mus, van pasando todo un surtido de personajes que envidía tendría el Sálvame ese que tan enganchada tiene a mi mujer por las tardes, si pudiera conocer y escuchar lo que yo un día tras otro. Todos saben como arreglar el paro; todos saben que los políticos son unos vividores en su mayoría pero votan generalmente a los mismos porque los otros son peor. Todos arreglan el mundo frente a una copa. Todos son más listos que el otro. Eso sí, muchos de ellos se pasan el día junto a la barra del bar en vez de intentar llegar a viejo con una pensión digna. Somos como somos. Mi generación, la que nos tocó recuperarnos de las miserias de la posguerra civil y su posterior dictadura, estamos bastante perdidos en todo. Seguimos creyendo que la tele es la única verdad y que internet, el móvil, el wasap y toda esa técnica es demasiado para nosotros. La incultura popular de nuestra generación es tan abismal que no nos debe extrañar que la tele sea lo que es y el mundo vaya como va. No nos debe extrañar que los muy ricos quieran seguir siendo muy ricos prescindiendo de lo que les ocurra a los más pobres. No nos debe extrañar que haya quien puede gastarse 60 mil euros en un reloj mientras echan a una familia del piso por no poder afrontar 10 mil. No nos debe extrañar que ya se roben camiones llenos de bombonas de butano como se roban cables a kilometros cada día. No nos debe extrañar que unos pisemos a otros y todos queramos ser más aunque sea engañando. No nos debe extrañar si mañana todo esto revienta y nos quedamos unos y otros en la nada. No nos debe extrañar ante tanto listo y tanto triunfador. Esos que se pasan el día con su: "Mira, yo más" y cuyo final es el mismo que el de todos con sus más y sus menos. Esos otros listos que te critican sin demostrar que ellos pueden hacerlo mejor. Aquellos que lo único que ven son sus narices. A todos hay que culparlos de nuestra realidad cotidiana porque votan como piensan y no hay mejor muestra de sus capacidades que mirando alrededor. Son, además, las populares mayorías contra las que las minorias siempre perdemos. Como digo, así nos va. Quizá el tiempo pueda dar un vuelco de razonamiento a todo esto y las cosas cambien de verdad aunque yo, desde mi modesta vejez, no lo creo.
Quiero desde este humilde espacio que sirve para dejar constancia de mis memorias, también agradecer a la gente de kanal25, a la que conocí por internet, su atención, su gran trabajo y la oportunidad que me dan de poder emitir mis poemas a través de su emisora. Gente así anima a que ancianos como yo nos sintamos importantes también de vez en cuando y nos animemos a compartir nuestras sensaciones más intimas y personales.
Lo importante de la vida es saber al lado de quien estar
Que se gasten fortunas en armamento mientras 800 millones de personas pasan hambre en el mundo es muestra clara de los intereses económicos reales de los que realmente sí pueden 29/06/2015