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18/02/2019

El maestro se dirigió de entrada a sus alumnos, expresando con sutileza sus puntos de vista, opiniones y desacuerdos de la manera en que son calificados con exelentes notas, aún sin ser merecedores, expresó que esto se debe a que "son sólo títeres de sus docentes"

Https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=2249315671985331&id=100007207596526

 

“Apreciables alumnos:

 

He aquí el problema de la educación en nuestro entorno, es por eso que en este momento me doy a la tarea de manifestar algunas características simples, pero que a decir de la razón deben esclarecerse, principalmente para dar a conocer cómo es que se devalúa el acto de educar, precisamente por lo fácil que resulta obtener una nota plagada de excelencia académica, pero sin ningún tipo de valor para la vida real. Es en este sentido que quiero aclarar que solo me limitaré a expresar mi punto de vista con respecto al nivel superior universitario, pues es en donde me he quedado perplejo por aquellas acciones que hacen del estudiante un títere del falso rendimiento.

Debo aclarar que en la vida real “las cosas son reales”, así de simple, sin más. Es por eso que mis líneas no serán bienvenidas por aquellos que se vean reflejados en ellas, principalmente al alumnado que ha vivido engañado o que lo han engañado durante su formación profesional, así pues, hablo de un engaño vil, lastimero y, por si fuera poco, cruel. En este punto debo mencionar que, a pesar de cada una de las circunstancias de los alumnos, nosotros los que nos dedicamos a la educación hemos sido cómplices del desahuciado material intelectual entre nuestros alumnos. Esto pasa principalmente porque en ocasiones olvidamos aquello que en un momento de la vida académica deseábamos; siempre he querido que la educación prospere, he querido que cada uno de nuestros alumnos salga adelante, pues de verdad es que yo creo en lo que formo, pues no me gustaría verlos fracasar, no quisiera que las nuevas generaciones se vieran afectadas por nosotros los maestros, pues nuestra tarea es fundamental para cualquiera de los oficios, ciencias o las artes; no podemos ni tenemos la mínima posibilidad de equivocarnos, pero tampoco es nuestra labor hacer de ellos títeres que cuelgan de débiles cordones, pues en cualquier momento pueden colapsar, y eso en la vida real se paga.

Ahora bien, debo hablar en primer lugar de nosotros los que a la docencia nos dedicamos, cierto es que nuestro trabajo se devalúa al no recibir el reconocimiento de nuestra profesión, sin embargo, esto no debe limitarnos y mucho menos permitir que las generaciones se invadan de la incertidumbre que la vida profesional exige. Así pues, creo que no debemos permitir que nuestra profesión caiga al abismo por algunos que creen que lo que hacemos no es más importante que otras, en este sentido, manifiesto que es necesario la vocación para estar frente a un grupo de personas que confían en otra, pero con la plena disposición de entregar su conocimiento; esto no es algo que muchos estén dispuestos a hacer, la labor es además compleja, un docente no puede dejar de hacer su trabajo porque si lo hace estaría faltando a sus principios, creo que en este sentido es necesario hacer un pausa para agradecer a aquellos maestros que han logrado obtener el reconocimiento de sus alumnos, de verdad que también manifiesto mi admiración.

Asimismo, he de hablar de la forma más sutil para crear conciencia sobre la maldad que se le hace al alumno, y esto es muy serio, esto no es algo que se tenga que pasar por alto, pues en el nivel superior tanto el docente como el alumno deben mostrar un verdadero interés y sobre todo la capacidad para estar en el lugar que se encuentran. Creo que es aquí cuando las cosas deben esclarecerse. Pues sé que no es justo contemplar la vida del estudiante lleno de miseria intelectual, es por eso que debo aclarar que dicho mal se debe a unos cuantos (docentes) que no se preocupan por que el alumno manifieste de verdad cada una de sus capacidades, es simplemente un espectador mísero y lleno de codicia que no respeta su profesión, en este caso es interesante exponer cómo es que nuestro trabajo está por debajo de la exigencia, pues no es posible que exista cierto grupo de alumnos que manifiesten su excelencia académica sin fundamentos científicos, pues no son capaces de leer, escribir, exponer o debatir ante la exigencia de una sencilla rúbrica.

Entonces me pregunto: ¿cómo es posible que existan alumnos con increíbles notas pero que a su vez no saben expresarse correctamente? ¿cómo es posible que un alumno de increíbles notas pueda reportar a un docente por la exigencia? O es que ¿acaso la universidad no nos prepara para la vida real? Siendo sincero, manifiesto mi total decepción por aquellos que al día de hoy son temerosos, y no solo me refiero a los alumnos, sino también a los maestros. Pues este es un verdadero problema, ya que no se trata de regalar dieces, ni mucho menos hacer creer que los alumnos son de excelencia o alto rendimiento escolar, porque he visto cómo infinidad de alumnos crecen endebles ante las exigencias profesionales.

Pero seamos sinceros, esto no es un problema de carácter político, es un fenómeno que ocurre dentro de los espacios educativos, pues incluso se le da demasiado poder a los alumnos y en este sentido no es posible seguir destruyendo a las generaciones, pues no olvidemos que un día esteremos en la lucha diaria, en la verdadera escuela que es la vida. Entonces nuevamente hago conciencia de lo que hemos hecho y de lo que estamos construyendo, pues yo no promuevo la infortuna, ni la holgazanería, tampoco los juegos o pérdidas de tiempo. Creo que en este nivel hay que exigirle al alumno puntualidad, responsabilidad, respeto, trabajo colaborativo; nuevas formas de enseñanza que de verdad demuestren lo duro que es estar allá fuera.

Sin embargo, no he de quedarme de brazos cruzados, pues hay demasiados alumnos que merecen la exigencia porque sus capacidades las demandan, pero habrá algunos que de verdad sientan miedo por perder aquello que ha sido construido a partir de falsas calificaciones, de una falsa excelencia. Ahora bien, creo que es sumamente necesario crear un carácter fuerte en el alumno, pues de esta manera se forjará un espíritu fuerte con competencias superiores, para esto es crucial la exigencia del docente, pues es preferible ser recordados por dicha acción, a tener que vivir en la memoria del alumno como un facilitador de calificación.

Así qué en este momento, invito a reflexionar sobre lo que la universidad representa, yo sé que en ocasiones el trabajo es difícil, la exigencia en algunos casos es abismal, pero esto en función de un trabajo que te dará la posibilidad de vivir y ser funcional para la sociedad no tiene nivel de comparación. Entonces lo único que pido es que la labor docente sea de las mejores del mundo, esto a de significar que la excelencia académica debe formarse a partir de la exigencia, no a través de falsas notas o pérdidas de tiempo dentro del aula, pues esto es el verdadero mal que corrompe al maestro y al alumno. Dicho de otro modo, deseo que prevalezcan las normas y la fomentación de valores, el apego a la responsabilidad social puesto que, una carrera universitaria genera el prestigio de una persona al ejercer su profesión; por otra parte, es necesario involucrar fuertemente la lectura y el análisis en cada una de las materias que impartimos, también es importante que exista una sana motivación sin caer en la complacencia; en un nivel superior el alumno debe encontrar la motivación a través del maestro, en este sentido impulsándolo a ser el mejor, a conocer más allá de lo visto en clase, a generar su duda y visitar los espacios académicos que involucren el deseo por el descubrimiento.

Dicho lo anterior expreso que no me gustaría ser partícipe de la acción de educar si lo que se busca es engañar, no quiero ni deseo pertenecer a un gremio que de verdad haga títeres de un sistema cruel, pues bien sé que tarde o temprano los alumnos mal formados llegarán a ocupar un lugar que no han de saber aprovechar por la incompetencia de sus actos. Entonces es ahí cuando la vida cobre factura. Se harán pedazos y no habrá nada ni nadie a quien reclamar. Por eso ya basta de mimar al joven universitario, esto lo único que está provocando es una catástrofe en el pensamiento, un desabasto irónico ante la formación intelectual.

Entonces es tiempo de aclarar y hablar de frente con nuestros estudiantes y preguntarles: ¿cuán provechoso es tu día en la universidad?, ¿cuántos libros has leído?, ¿has leído un libro?, ¿te exigen que leas?, ¿escribes ensayos?, ¿escribes algo con respecto a tu licenciatura?, ¿has publicado?, ¿generas debate crítico con respecto a tu licenciatura y saber dentro y fuera del salón de clases?, ¿promueves la investigación científica?, ¿has participado como ponente?, ¿manifiestas mayor exigencia en cada uno de tus docentes?, ¿eres puntual en todas tus clases?, ¿cumples en tiempo y forma?, ¿respetas las normas sugeridas por tus maestros?, ¿eres digno de tus calificaciones?, ¿prefieres la exigencia antes que el trabajo relajado?... si tus respuestas apreciable alumno son en su mayoría negativas y en consecuencia tienes un buen promedio, déjame decirte que has sido engañado, pues dichas preguntas solo hacen referencia a las más esenciales competencias que un joven universitario debe cumplir, por otro lado, es necesario saber que tampoco se busca una utopía basada en el estado ideal de la educación universitaria, pero si comprender que hay mucho trabajo que hacer.

Ahora bien, resulta importante aclarar que hay cientos de alumnos que buscan transformar el mundo y para eso también existen docentes comprometidos para conformar una sociedad estable, pues no hay mejor pago que el verdadero éxito de lo que formamos. Creo entonces que es necesario generar reflexión sobre nuestras acciones; por lo que es tiempo de liberar a aquellos títeres del falso conocimiento y comenzar a ver personas formadas y capaces de volar alto gracias a las alas del verdadero saber.

En suma, debo aclarar que todo es posible y es por eso que la educación nos brinda cientos de posibilidades para hacer frente a las demandas de la sociedad; puedo asegurar que somos afortunados al trabajar y estudiar en un nivel que forma profesionales que habrán de construir el futuro, pues detrás de nosotros existen generaciones conformadas por personas libres de cordones, libres de pensamiento, libres del caos y sobre todo con la mente fija en el mañana, pues al igual que nosotros tienen metas y sueños por cumplir. JDR

Por: De la Rosa Troian…

Somos lo que la realidad nos muestra”.

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