González, Arznar, Zapatero y ahora Rajoy

Quedarse en los placeres o en el éxito porque otro lo hizo antes, es quedarse a la intemperie de todas las críticas, a merced de la mediocridad como persona, sin fijeza de reconocimiento histórico, al margen de los problemas reales de un pueblo que agoniza en la pobreza. Porque el capricho es el vicio de los avaros y mezquinos.

Yo fui delegado de clase en 5º curso, en 7º y en 8º de EGB, después lo fui también en 1º y 2º de BUP y ni los alumnos a los que representé esos años, ni el centro educativo quedaron obligados a pasarme una pensión vitalicia por este hecho. Es totalmente inadmisible y tercermundista que estos señores, por llamarles de alguna manera educada dado el respeto a que encima se nos obliga por estatuto a profesarles por su representación pasada, se estén llevando por la cara un sueldo impúdico, coche, chófer, despacho con secretaria y escolta, cuando lo único que han hecho es cumplir con un mandato popular que ni siquiera han sabido realizar con mediocre capacidad, sobre todo cuando el país está inmerso en una crisis tan fuerte como la que sufre, mientras familias enteras se ven privadas de todo y medio país apenas llega a fin de mes. Esto es propio de oligarcas de repúblicas bananeras.

Desde 1992 rige un decreto que regula el Estatuto de los ex presidentes del Gobierno, a día de hoy Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. Rajoy ya ha presentado igualmente su solicitud, que está pendiente de tramitación.

Así pues, Rajoy, como los demás, dispondrá de una oficina de representación con dos puestos de trabajo cubiertos a propuesta suya mediante libre designación. También percibirá una dotación para gastos de oficina, atenciones de carácter social y alquiler de inmuebles.

Los Presupuestos de 2018 recién aprobados incluyen una partida de 223.740 euros a repartir entre los ex presidentes

Los Presupuestos de 2018 recién aprobados incluyen una partida de 223.740 euros a repartir entre los ex presidentes. Rajoy, como el resto, tendrá un automóvil de representación con conductores de la Administración del Estado y los servicios de seguridad que el Ministerio del Interior estime necesarios, y además disfrutará de libre pase en las compañías de transporte terrestres, marítimas y aéreas regulares del Estado. Todo un chollo.

Otra cosa es la pensión por cese a la que tiene derecho como alto cargo del Estado, es decir, el 80% del sueldo por un tiempo máximo de dos años. En su caso, esa indemnización es incompatible con el sueldo de registrador de la propiedad que percibe. Así que no ha renunciado a nada como se ha pretendido difundir, es tan mezquino como todos los demás y tan poco solidario con su país como el resto. Ninguno de ellos está a la altura moral del ex presidente de Uruguay José Alberto Mujica, el hombre que cambió la forma de hacer política representativa.

Pero volviendo a nuestro país, según el Estatuto de los ex presidentes, estos deben gozar por añadidura, siempre, de la consideración, atención y apoyo debidos a quienes han representado este cargo. Por eso deben ser tratados con el título de presidente y ocuparán un lugar protocolario especial en los actos institucionales, y por descontado, cuando viajen al extranjero podrán contar con apoyo diplomático de las embajadas.

Todos los ex presidentes de la democracia pudieron elegir entre percibir el sueldo vitalicio mensual que fija el Estado o el puesto en el Consejo de Estado. González y Aznar renunciaron a este último, pero el usurero Zapatero eligió los 100.000 euros como Consejero Permanente del Estado y Consejero Nato de Estado, y como no, con carácter vitalicio. Esto define muy bien lo ruin y lo hipócrita que puede ser una persona a la que no le importa perjudicar a su pueblo con tal de afianzarse en su estatus social y todo esto sin hacerse responsable de sus actos. Así son nuestros presidentes.