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El sacerdote Alberto Cutié reveló que sintió que estaba siendo seguido mientras cortejaba a su amante, posiblemente por espías cubanos. La historia de cómo el sacerdote cayó en los brazos de una mujer de la que dijo conoció en la Iglesia y se sintió atraído desde el momento en que la miró a los ojos, comenzó a adoptar ribetes de una telenovela. En una entrevista con la cadena Univisión emitida la noche del martes en el programa "Aquí y Ahora", el sacerdote de origen cubano y nacido en Puerto Rico sugirió que pudieron haber sido espías cubanos los que lo siguieron y lo grabaron tocando y besando a la mujer. El sacerdote dijo que sabía que durante algún tiempo lo estaban siguiendo "creo que siendo cubanoamericano tenemos esa paranoia que posiblemente sea una persona de otro gobierno, o de otro lugar". Cutié, de 40 años, dijo que tuvo esas experiencias en Radio Paz (la emisora donde trabajaba) "de haber visto carros extraños cuando salía tarde del trabajo o llegaba temprano. Veía estas cosas y me preguntaba quién me estaría siguiendo". Pero eso no le impidió seguir con la relación de dos años con la mujer que él no identificó, pero que se sabe que es Ruhama Buni Canellis, de 35 años, de origen guatemalteco y con un hijo de 14 años. Cutié dijo además que su relación amorosa no fue un acto a la ligera y se produjo después de un largo y difícil conflicto interno. "Traté con todo mi corazón de ser fiel a lo que Dios me pedía, pero fallé", reconoció. En la entrevista pregrabada de la que ya se habían emitido extractos la semana pasada, el reverendo dijo que tiene relaciones con la mujer y que todavía no decide si contraerá nupcias o sobre su futuro en la Iglesia Católica o en alguna otra. Desde que estalló el escándalo de las fotos publicadas por la revista TV y Notas, centenares de feligreses de Miami han apoyado a Cutié, pero también ha recibido críticas por su afán protagónico. En momentos tan perturbadores, un hombre de fe se refugia en la fe y en el recogimiento personal, en cambio Cutié ha preferido la publicidad y reconocimiento, escribió un columnista de El Nuevo Herald.