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Las pateras y el cementerio meditarráneo. Una única solución: que la UE termine con los dictadores de África

23/04/2015 11:50 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Las medidas que los dirigentes de la UE han barajado son casi todas egoistas, pues tienden a preservar su presencia en África y los inmigrantes son gente perseguida en sus países. Se impone ser realista y mirar a los pueblos, no a las multinacionales

Para tratar de las pateras, la valla y las entregas en caliente, las mafias y los nuevos colonizadores de África, sería preciso poder contestar a una solo pregunta: ¿Quién se beneficia de los dictadores africanos?

Todo el mundo sabe que ningún líder africano se mantiene en el poder sin la continua y necesaria bendición occidental. Alemania, Bélgica, Francia, España, Inglaterra y Estados Unidos de América hacen y deshacen el continente africano a su antojo. Mientras apadrinan a sus dictadores, acosan y derriban a buenos dirigentes como Thomas Sankara o Patrice Lumumba. Son tan hipócritas que no dudan en acudir al funeral de quien dejaron pudrirse en la cárcel durante más de un cuarto de siglo (Nelson Mandela). Incluso montan tribunales para juzgar a quienes no les caen bien, como el actual presidente de Kenia, pero desayunan con los empresarios europeos que están expoliando los recursos económicos de Congo, Angola, Libia o Guinea. “Hipócritas, hablo de los hipócritas” (según canta Alpha Blondy).

El continente africano es autosuficiente. Muchos países africanos disponen de recursos económicos más que suficientes para, incluso, compartirlos con otros países que tienen poco o sufren de las calamidades atmosféricas. Sudáfrica, Angola, Congo, Tanzania, Kenia, Guinea, Nigeria, Argelia o Marruecos o Libia no necesitan la ayuda de nadie. Al contrario: si Europa dejara de saquearlos podrían atender a sus ciudadanos y acoger generosamente a los jóvenes inmigrantes negros que se pudren en las montañas marroquíes cercanas a la frontera española intentando liberarse saltando la valla, lo cual España, lo ha puesto difícil. Y terminan dejando sus ahorros o su vida en el Mediterráneo tras pagar el pasaje en una patera. Desgraciadamente, la política de dividir para vencer iniciada por el alemán Bismarck el "padre" de Adolf Hitler, no ha cambiado (algunos de los negros arrinconados en la frontera de España con Marruecos quisieran bailar sobre la tumba de un personaje que trajo la maldición a su continente repartiéndolo entre las potencias europeas).

-En 1884, los dirigentes de los imperios o monarquías europeas reunidos en torno a Bismarck decidieron saquear las riquezas del continente africano porque la compra-venta de esclavos negros dejaba de ser rentable para sus economías. Cogieron un mapa africano cualquiera y lo dividieron a su antojo.

Bajo la mirada “paternal” de  Bismarck, las potencias europeas se repartieron el continente en la Conferencia de Berlín, en 1884 y 1885. Francia y Gran Bretaña –además de Alemania, Bélgica, España, Italia y Portugal– dibujaron las fronteras de los países africanos como quisieron, con el objetivo de amasar para sus territorios el mayor número posible de bosques, ríos y yacimientos minerales. Francia se quedó con la ‘frente’ de África, que incluye buena parte de su mitad norte (Níger, Mali, Mauritania, Senegal…) y los primeros países que baña el mediterráneo (una parte de Marruecos, Argelia…). Gran Bretaña desembarcó en Egipto y desde allí trazó una línea vertical hasta Sudáfrica. A un lado y a otro de esta línea, Alemania y Portugal establecieron sus colonias: Camerún, Ruanda o Namibia –por entonces África Suroccidental– para los alemanes; Mozambique y Angola para los portugueses. España se quedó con otro pedazo de Marruecos, las plazas de Ceuta y Melilla y el Sahara occidental.

Una vez que la economía europea se estabilizó, y las guerras europeas terminaron, los dirigentes europeos no tuvieron más remedio que "conceder" la independencia parcial a los mismos países que habían invadido a lo que llamaron "democráticamente" descolonización o sea salir por la puerta y penetrar por la ventana: así nació el nuevo neocolonialismo de los años sesenta.

Hoy día, nada cambia en África sin la bendición de la Unión Europea. Por consiguiente, si existen dictadores en África es porque ellos son los mejores garantes y defensores de los intereses occidentales. Dicho de otra forma, los dirigentes europeos prefieren apoyar a los saqueadores de las republicas antes de apoyar a los demócratas africanos. E incluimos a los Estados Unidos de América.

-El africanista Donato Ndongo-Bidyogo sostiene que desde hace siglos Francia considera al continente africano como su natural y "legítima" zona de expansión. Por su parte, Estados Unidos que, durante década descuidó su política africana, ha descubierto, con el final de la guerra fría, la importancia estratégica y económica de África (África del Sur, Gambia, Ghana, Liberia, Nigeria, Sierra Leona, Somalia, Ruanda, Uganda están bajo su mano o su pie). Mientras París y Washington se repartieron "amigablemente" así las zonas de influencia, no hubo problemas. Pero los intentos americanos de penetrar en Angola, en Congo Brazzaville, en la República Democrática del Congo, en Guinea Ecuatorial, en Ruanda, y en Senegal alarmaron a los franceses y no tardaron en mover sus peones en la zona para frenar a los norteamericanos. Por eso tanto París como Washington son contrarios de la democratización de los países africanos, porque no podrían seguir saqueando impunemente a sus pretendidos protegidos. Como la democracia es fundamentalmente control social y este es un lenguaje que París y Washington no quieren oír hablar de tipos como Nelson Mandela, prefieren apoyar a dictadores como De Santos, Paul Biya, Joseph Kabila, Paul Kagame, Yoweri Museveni, Teodor Ngema y otros hasta la muerte, como a Gadafi. En sus análisis, Donato Ndongo-Bidyogo sentencia que “quizá no sea políticamente correcto decirlo así, pero lo que percibimos los africanos es que son los dictadores actuales los que mejor aseguran los intereses de Occidente, y por ello los imponen y mantienen”. Cuando estos dictadores intentan mover sus sillones aparecen una multitud de aspirantes amenazando su estabilidad. Si son buenos alumnos, su poder será eterno. Si no caerán.

Podemos concluir que generalmente en los conflictos armados en África no sólo operan "los malos y corruptos" dirigentes africanos, sino también importantes compañías multinacionales aparentemente respetables. Los “señores de la guerra” no son seres irracionales y salvajes movidos por odios ancestrales, aunque ese virus se contrae durante  su "mandato". Son actores racionales y fríos calculadores que funcionan con una lógica neoliberal blanca: obtener el máximo beneficio económico posible al mínimo coste económico. Por eso no existen “conflictos armados africanos” sino “conflictos armados en África” ya que los actores principales de esos conflictos no son per se africanos sino occidentales, sobre todo norteamericanos y franceses. Por tanto, es incorrecto hablar de “guerras africanas” y miedo de gente africana como si estas guerras fueran provocadas y alimentadas sólo por los africanos. Se trata, en muchos casos, de guerras entre empresas francesas y norteamericanas, que llevan el choque de sus intereses a los escenarios africanos: en referencia a la guerra que sigue arrasando a los congoleños, Monseñor Jean-Anatole Kalala Kaseba, obispo de Kamina (República Democrática del Congo) afirma: “creemos que los que han creado esta situación pueden ponerle fin, especialmente los americanos”. (Declaración a la revista Mundo Negro).

África es un continente rico, Níger es un país rico en uranio, el combustible de las centrales nucleares; la República Democrática del Congo lo es en casiterita, indispensable para los teléfonos móviles, de ella se extrae el estaño, y también en oro, cobre y diamantes, al igual que la República Centroafricana y Chad y Sierra Leona. Estos países son ricos en recursos, pero, son los menos desarrollados del mundo, últimos cinco en un ranking de 187 estados. Y no son excepciones: África alberga a 38 países entre los 50 menos desarrollados del globo.

La mayoría de los países africanos son ricos, pero sus riquezas no mejoran la vida de sus pueblos, no llegan hasta ellos: se pierden entre las élites locales, los señores de la guerra encabezados por Estados Unidos y las multinacionales mineras

Algunas ONG, políticos y diplomáticos resumen este expolio como “la Maldición de los Recursos Naturales”, una especie de mancha envenenada que afecta a los países que tienen los suelos más fértiles y los mares más ricos. Pero para Prieto Vaz, miembro de Justicia y Paz de Barcelona, se trata de “una explicación simplista, casi mitológica. Para Noruega la maldición del petróleo no existe, pero sí para el Congo ¿por qué?”.

El problema no tiene tanto que ver con las riquezas disponibles sino con el modo de administrar dichas riquezas y el constante saqueo extranjero del que ha sido víctima el continente africano.

Este reparto del territorio se mantuvo, a grandes rasgos, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que se inició la independencia de las colonias eufemísticamente la “descolonización“. Este proceso finalizó en los años 70, con 50 de los 54 países africanos actuales independizados, al menos sobre el papel, de sus metrópolis europeas. Con el mundo occidental sumido todavía en las consecuencias de la crisis del petróleo de 1973, el precio de los hidrocarburos y de las materias primas se puso por las nubes. Los países africanos, cuyos yacimientos de petróleo y carbón estaban nacionalizados, multiplicaron sus ingresos por exportaciones y se convirtieron en los proveedores del desarrollo mundial. Entonces, el floreciente mercado de materias primas africano aumentó si  cabe la avidez de las potencias occidentales, que idearon un modo de llegar a esas materias primas sin tener que pasar por caja. El atajo se llamó Servicio de Ajuste Estructural, un invento del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM).

A partir de los años 80 da comienzo el proceso privatizador, un expolio que se basaría en dos principios: 1) los países africanos no saben gestionar sus minerales; y 2) como no saben, tienen que dejar la explotación de sus recursos a los expertos: las grandes multi-nacionales. De esta forma, países como Zambia, Costa de Marfil, Ghana o República Democrática del Congo, aunque fueron muchísimos más, fueron penetrados por los llamados “inversores extranjeros” que hasta el sol de hoy continúan el más macabro saqueo que haya vivido la historia mundial: El robo total de la riqueza del continente madre, África.

De los 185 miembros que forman el FMI, seis dirigentes coloniales y sus aliados — entre ellos Estados Unidos, Alemania, Japón, el Reino Unido, Francia e Italia—controlan el 42% de los votos.

Los dirigentes coloniales dictaron al FMI y al Banco Mundial que para que los africanos recibiesen ayuda necesitaban abrir sus economías y permitir entrar en ellas las compañías europeas. Esto pone de relieve las numerosas condiciones que se asocian a los préstamos de estas instituciones. Las condiciones no son más que una cortina de humo diseñada para asegurarse de que Europa no perdiera el mando sobre los recursos de sus antiguas colonias. Algunas de estas condiciones incluyen la constitución de memorándums secretos sobre acuerdos, subsidios a las compañías extranjeras y enormes concesiones de impuestos (tales como el impuesto sobre la renta, cuota de uso e impuesto de propiedad) —el recurso primordial de ingresos para la “exportación-orientada” de los países en vías de desarrollo.

El año pasado ya en plena crisis de la valla, Mariano Rajoy visitó Malabo, para reunirse con el dictador de Guinea, Teodoro Obiang para intentar ganar peso en África. El presidente del Gobierno pretendió acercarse a Guinea Ecuatorial, un Estado que lleva décadas sin respetar los derechos humanos y que es cada vez más fuerte gracias al petróleo. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se reunió con el dictador de Guinea, Teodoro Obiang, un gesto que sabía que le acarrearía numerosas críticas pero  estaba dispuesto a obviar con tal de ganar peso y posicionarse en África para abrir mercados en tiempos de crisis. "Hemos vivido de espalda a África y esta situación hay que superarla"; "queremos ayudar y que nos ayuden", apuntaron desde la Moncloa. Ayudar a ayudarse, pero sin mencionar inmigrantes ilegales, subsaharianos, Marruecos y temas que no interesen a España.

La cita se produjo antes de que el problema de la emigración clandestina llegara a los términos actuales. Pero Rajoy ahora está de acuerdo con las medidas más inverosímiles de la UE. Y coincide con el ministro del interior que a los inmigrantes ilegales hay que mantenerlos a raya en sus propios países. Todos ellos ignoran que ocurre en esos países.  Según fuentes de Moncloa, el presidente  elogió el proceso económico que está viviendo África y ha animado a profundizar en la integración en la Unión Africana, recordando el "éxito" de la Unión Europea en un camino semejante. Se ve que quiere ignorar la realidad de la emigración desesperada en que viven los africanos. Se interesó asimismo por los problemas de seguridad en Nigeria, Malí o República Centroafricana.

Rajoy participa también en ese juego y  fue a Guinea para tomar parte en una cumbre de la Unión Africana (UA) invitado por Mauritania -país que ostenta la presidencia de la UA- y de Guinea, país anfitrión del evento, sabía de antemano el coste político que tendría el acercamiento con un Estado que lleva décadas sin respetar los derechos humanos y que se hace cada vez más fuerte en la economía global gracias al petróleo.

"No se puede actuar solo pensando en generar unanimidades", dijo el propio Rajoy después  en Polonia, cuando se le preguntó si era consciente de la polémica que conllevaría su fotografía con un dictador como Obiang, un dictador con el que hasta ahora había evitado dejarse ver en público, pese a que ambos coincidieron en una reunión en Bruselas y en el funeral de Suárez.

Según sus colaboradores, el presidente español también ha mantenido breves conversaciones con los presidentes de Túnez, Tanzania y Nigeria y con el secretario general de la ONU, Ban ki-Moon.

Los líderes coloniales utilizaron las empresas y los servicios de inteligencia para vengarse de la población. Alentaron y financiaron guerras civiles, sin remordimientos contaminaron ríos, pozos y la tierra debido a las actividades petroleras y mineras, subestimaron deliberadamente sus beneficios y falsificaron las actas de ganancias, al mismo tiempo que infravaloraron sus bienes, consintieron el contrabando, el robo, la falsificación de facturas, el incumplimiento en el pago de impuestos y soborno a cargos públicos. Además ofrecieron refugios seguros para los fondos provenientes del saqueo, promovieron la venta de armas modernas, formaron mercenarios o los alquilaron, derrocaron a líderes africanos naturales, apoyaron dictaduras y asesinaron a aquellos que no estaban de acuerdo con ellos. Conocemos, por ejemplo, la tragedia de Patrice Lumumba y el apoyo que Occidente brindó a Mobutu. El secuestro y la desaparición de Ben Barka.

Las compañías impuestas en África por medio del FMI, el Banco Mundial, de Europa y EEUU se han visto implicadas en numerosos casos por corrupción a los líderes africanos y robar billones de dólares provenientes de sus recursos. La Integración Mundial Económica afirma que: “900.000 millones de dólares se ocultan cada año provenientes de economías subdesarrolladas, con aproximadamente 11, 5 billones de dólares escondidos frecuentemente en paraísos fiscales. Más de un cuarto de estos focos pertenecen al Reino Unido, mientras que Suiza blanquea un tercio de la fuga de capital del mundo”. De estos 900.000 millones, 150.000 millones de dólares provienen de África.

“La idea de que Suiza tiene una economía limpia es una broma, es una economía impulsada por la suciedad”, dijo Richard Murphy, director del Tax Research LLP. La Asociación Suiza de Banqueros afirma que cuatro quintas partes de la nación apoyan el secreto bancario, lo que nos muestra una sociedad profundamente arraigada en una cultura de impunidad y explotación. El hecho es que aquellos que roban deben encontrar una forma de esconder su botín y Suiza proporciona el entorno idóneo para que tales crímenes se cometan. Y no es sólo Suiza quien no tiene una economía limpia. Se puede también describir a Inglaterra, Francia, Alemania y Luxemburgo como chupa sangres.

En su artículo “Fuga de capital: paraísos de pan de jengibre, economías caníbales”, Khadija Sharife escribe:“Esta política es especialmente letal para los países “en vías de desarrollo” donde los pobres están aprisionados por los impuestos, cortesía de los programas de ajustes estructurales (PAES) realizados por el FMI y por el Banco Mundial, que constituyen políticas que van desde unas “vacaciones fiscales” hasta la privatización de los servicios estatales (y) sacando pedazos enormes del capital natural en subastas de multinacionales… En total, África ha perdido más de 600.000 millones de dólares en fuga de capitales, sin contar otros mecanismos de fuga como la deuda ecológica (en general estimado como un potencial de 1, 8 billones al año), el coste del comercio liberalizado (justo por debajo de 300.000 millones de dólares)… y la lista continua…”.

Las pateras están heridas de muerte, pero también las vallas que pone España son demasiado altas y conducen al final a las cárceles de Marruecos

Así, gracias al apoyo y a la conspiración del FMI y del Banco Mundial estas compañías  pagan muy poco por los recursos estratégicos que se llevan de África

África ha sido calificada como la región más corrupta del mundo debido a que la minusvalía de los precios  interna de las multinacionales constituye el 60% del flujo de capital, con compañías que declaran sus beneficios en paraísos fiscales, en contraposición a los países de rendimiento. Las compañías declaran aproximadamente el 40% de los beneficios que obtienen en los países africanos en los que operan, desviando el resto en las cuentas seguras que tienen en paraísos evitando así pagar los impuestos que ayudarían a erradicar la pobreza. Y este no es el fin de la corrupción y de la historia hecha a plena luz del día del robo.

Sabemos cómo ELF ha actuado como el brazo del estado francés apoyando y subvencionando a dictadores, saqueando recursos y estableciendo un Fondo oculto y listo para ser usado para sobornar a los líderes africanos para que hicieran la vista gorda cuando las compañías robaban el petróleo y el gas de África.

El autor de Poisoned Wells, (Pozos envenenados) Nicholas Shaxson denunció sobre el tema: “Los Magistrados han descubierto que el dinero procedente de las operaciones africanas de Elf se destinó a sobornos para apoyar los objetivos comerciales, militares y diplomáticos de Francia en todo el mundo. A cambio, las tropas francesas protegían a los  dictadores africanos”.

Esto explica porque hay muchos más dictadores corruptos en la zona francófona de África que en el resto de África. Omar Bongo en Gabón, Gnassingbé Eyadéma de Togo, Mobutu Sese Seko de Zaire, Lansana Conté de Guinea, Félix Houphouët-Boigny de Costa de Marfíl, Blaise Compaoré de Burkina Faso, Sassou Nguesso del Congo y Idriss Déby del Chad son algunos de esos líderes obedientes que han estado o están protegidos por Francia. Y ¿qué les ocurrió a los líderes que no se sometieron en África? Tus conjeturas son tan buenas como las mías. Por favor saquen tiempo para leer más sobre Bob Denard, un francés que hizo carrera como mercenario derrocando a líderes africanos. El autor francés Jean Guisner afirmaba: “Denard no hizo nada que fuese contrario a los intereses franceses —y supuestamente actuó en estrecha colaboración con los servicios de inteligencia franceses”.

En el caso de corrupción en Elf de André Tarallo, el verdadero líder del Elf africano, “dijo ante un Tribunal que anualmente se realizaban transferencias de dinero que ascendieron a 10 millones de libras esterlinas a Omar Bongo, el presidente de Gabón, mientras que se pagaron otras cantidades enormes de dinero a los líderes de Angola, Camerún y de la República del Congo. Los pagos multimillonarios de dólares eran hechos en cierto modo para asegurarse la fiel lealtad de los líderes africanos a Francia. A cambio de protección y sobornos procedentes de los fondos de Elf, Francia usaba a Gabón como base militar y para actividades de espionaje en el oeste de África”.

El acuerdo real era que Elf, Shell, BP y sus homólogos en Europa y América pagaran sobornos a los líderes africanos para inducirles a mirar hacía otro lado cuando robaran sus recursos. Pregunten a cualquier ciudadano de Gabon o del Congo si han sacado algún beneficio del petróleo o de los diamantes, y la respuesta será un rotundo no. Lo realmente trágico es que la gente sabe que tiene petróleo, diamantes y trabajan o tienen parientes en ellas ven operar a estas compañías todos los días sin saber hacía donde van, quien los compra y a donde van las ganancias.

La UE, misión imposible para cerrar el cementerio mediterráneo sin perder privilegios y no molestar a los dictadores

Las instituciones europeas se movilizaron  para dar una respuesta concreta e inmediata al drama de la inmigración ilegal en el Mediterráneo, y anunciaron un plan de propuestas de la Comisión Europea y la celebración de una cumbre extraordinaria para tratar un tema imposible, en que los países europeos tiene gran culpa, pero no quieren perder su poder en Africa.

La urgencia del problema motivó la organización de una reunión conjunta de ministros europeos de Asuntos Exteriores y de Interior, al término de la cual se anunció el plan del Ejecutivo comunitario, que será presentado a los líderes de la UE en el próximo Consejo Europeo.

Ese plan propone diez medidas, incluido el aumento de los recursos financieros y el número de medios disponibles de las operaciones de vigilancia marítima en el Mediterráneo, denominadas Tritón y Poseidón, además de ampliar su área operativa para poder intervenir a mayor distancia. El retener a los inmigrantes en el país que los persigue no es solución. Las operaciones citadas fracasaron antes.

Plantea también "un esfuerzo sistemático para capturar y destruir los barcos utilizados por los traficantes", que se traduciría en una operación "civil y militar que tomaría como ejemplo la operación Atalanta" contra la piratería, explicó el comisario europeo de Inmigración, Dimitris Avramopoulos. Eso es ciencia-ficción una burrada.

Para hacerla realidad hará falta un mandato de la UE, precisó el comisario durante una rueda de prensa.

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, subrayó por su parte que "hacen falta medidas inmediatas, de la UE y de cada Estado miembro. Hay una responsabilidad de Bruselas y también de cada uno de los países para dar la fuerza política necesaria para que la Unión reaccione de la manera justa" ante el problema.

Añadió que "ante las tragedias de los últimos días, meses y años, ya no hay más coartadas. La UE ya no tiene coartada, los Estados miembros tampoco tienen coartada".

Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, explicó en un vídeo colgado en YouTube que su decisión de convocar una cumbre extraordinaria se debe a que "la situación en el Mediterráneo es dramática. No puede continuar así. No podemos aceptar que cientos de personas mueran cuando están tratando de cruzar el mar hacia Europa".

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El objetivo de la reunión extraordinaria de los líderes europeos será "discutir al más alto nivel lo que nosotros, como Estados miembros e instituciones juntas, podemos y debemos hacer para aliviar la situación ahora", añadió Tusk.

El ministro español del Interior, Jorge Fernández Díaz, reconoció la necesidad de que la UE cuente con medios para socorrer a las víctimas de dramas como el naufragio ocurrido este domingo en el Canal de Sicilia, pero alertó del "efecto llamada" de tales medidas. No mencionó su actuación desastrosa y xenófoba en la valla, ni el destino de los subsaharianos entregados en caliente.

"Hay que hacer las dos cosas: atacar las consecuencias del problema, y por tanto garantizar el rescate de esas personas, pero simultáneamente teniendo presente el efecto llamada", señaló.

Según Fernández Díaz, el documento de la CE sobre el grupo de trabajo del Mediterráneo, así como los documentos aprobados durante la presidencia italiana de turno de la UE el pasado semestre en materia de política migratoria contienen medidas que deben ser ahora puestas en un calendario y a las que se debe asignar la financiación necesaria.

Por su parte, el ministro español de Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, afirmó que Libia "es lo más urgente en estos momentos" y que "todos seguimos apostando por un gobierno de unidad nacional". Ideas nuevas, nada. inclusivo.

El ministro abogó por cortar la financiación de los traficantes de personas, evitar que se hagan con los barcos que utilizan para su traslado o destruirlos y controlar los puertos de los que salen, dado que "no se trata ya de pateras" que salen de una playa.¿Y seguir sosteniendo a los dictadores como se sostuvo a Gadafi?

Un nuevo naufragio el pasado fin de semana de un pesquero en el mar Mediterráneo en el que podrían haber muerto cerca de 700 personas que trataban de alcanzar las costas italianas, 950 personas según uno de los supervivientes, ha vuelto a poner este tema en un primer plano en la Unión Europea.

A preguntas de la prensa de por qué las instituciones han tenido que esperar a que se produzca una tragedia para actuar y movilizarse, Mogherini respondió que, "además de trabajar en las instituciones, como ser humano y madre me he hecho en las últimas horas esa misma pregunta. Todos compartimos la sensación de frustración".

Agregó que la UE y sus socios "no tenemos que tener miedo a mostrar los límites de las instituciones y de las decisiones políticas. Es triste y no es una justificación, no vamos a encontrarla". Por lo menos tiene razón en una imposible salida. Esta Unión Europea con el FMI y el Banco Mundial al frente tendrían que renunciar a mantener dictadores corruptos. La jefa de la diplomacia europea dijo asimismo que espera que esta "gran tragedia" haya sido "el despertador, la alarma, para todos, no solo para los que estamos en las instituciones".

Eso no se lo cree ni ella por lo que la UE seguirá dando palos de ciego, mientras no renuncie a apoyar medidas contra los culpables, que quedan señalados a los largo de este reportaje y queda sin contestar la pregunta del principio ¿Quién se beneficia de los dictadores de África?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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