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Una pasajera murió y dos miembros de la tripulación sufrieron heridas este miércoles por los disparos de unos desconocidos contra un avión de línea cuando aterrizaba en Peshawar, al noroeste de Pakistán, en plena ofensiva del Ejército contra los talibanes y Al Qaeda.
El aparato de Pakistan International Airlines (PIA) se acercaba al aeropuerto procedente de Riad con más de 170 pasajeros a bordo cuando fue alcanzado por cuatro o cinco balazos, según Mashud Tajuar, portavoz de la compañía aérea. "Los disparos fueron efectuados desde el exterior del aeropuerto, una pasajera y dos tripulantes resultaron heridos, la pasajera murió en el hospital", explicó a la AFP.
El autor o autores de los disparos abrieron fuego contra el avión cuando volaba a 1.500 metros de altitud, según otro alto responsable de la Policía, Najeeb Ur Rehman, convencido de que estuvo a punto de producirse una catástrofe. Un auxiliar de vuelo se encontraba en estado grave, según Muhamad Faisal, un responsable policial.
El atentado no fue reivindicado, al menos públicamente, pero la semana pasada los talibanes advirtieron a las empresas internacionales y compañías aéreas, y les aconsejaron que cesaran sus actividades o se atuvieran a las consecuencias.
Se dispararon ocho balas de Kalashnikov contra el avión cuando este se encontraba a unos cinco km del aeropuerto y fue alcanzado en la cola, según un primer informe balístico citado por Mohamad Faisal, un alto responsable de la Policía de Peshawar.
La Policía lanzó una búsqueda para tratar de encontrar a los asaltantes en los alrededores del aeropuerto, rodeado de barrios populares laberínticos desde donde se puede abrir fuego fácilmente a los aviones.
Los vuelos del aeropuerto internacional de Peshawar se interrumpieron temporalmente, antes de reanudarse normalmente, informaron PIA y la autoridad de aviación civil paquistaní.
-Atentado suicida-
También el martes las autoridades informaron sobre el primer atentado suicida rebelde en Waziristán del Norte desde el lanzamiento de la operación destinada a erradicar los refugios de los combatientes islamistas talibanes y de Al Qaeda, que ha transformado en los últimos años a Pakistán en su principal santuario.
El atentado, que dejó tres muertos -dos soldados y un civil según el Ejército- fue reivindicado por Ansur-ul-Mijahedin, una facción de talibanes. El grupo prometió nuevos ataques.
Antes del atentado del martes, el Ejército paquistaní se encontró con muy poca resistencia por parte de los rebeldes en esta ofensiva esperada desde hacía tiempo por los aliados de Islamabad, incluido Washington y Pekín.
Según fuentes concordantes, la gran mayoría de los combatientes islamistas locales y extranjeros, blanco prioritario de la ofensiva, ya habían abandonado la zona antes de su inicio, pasando, entre otros, por el Afganistán vecino.
El Ejército afirma haber matado a día de hoy a más de 300 personas que presentan como rebeldes islamistas, un balance imposible de confirmar de fuente independiente.
Los bombardeos provocaron el éxodo de más de 470.000 habitantes de Waziristán del Norte, sobre una población de entre 500.000 y un millón de personas. La mayoría se ha refugiado en la ciudad vecina de Bannu.