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Para Rivadeneira esta resolución es como haber sido prohibidos de asistir al crecimiento de “un hijo que uno lo parió”. ¿Qué? ¿Su supuesta revolución fue concebida por un grupo limitado de personas y no como un proceso ciudadano?
La justicia electoral confirmó lo esperado. Lenín Moreno es el presidente de la Movimiento Alianza País y la directiva que se conformó para expulsarlo era fraudulenta. En la resolución se desconoció la autoridad de Gabriela Rivadeneira como secretaria de la organización quien no perdió el tiempo para manifestar sus lamentos.
Para Rivadeneira esta resolución es como haber sido prohibidos de asistir al crecimiento de “un hijo que uno lo parió. Sí, la revolución ciudadana fue parida por la dirigencia histórica que hoy ha sido despojada de esta organización por ese poder”. ¿Qué? ¿Su supuesta revolución fue concebida por un grupo limitado de personas y no como un proceso ciudadano? ¿Todo este tiempo tuvieron engañada a su propia militancia con el cuento de la participación ciudadana?
Vamos por partes. Un proceso partidista hegemónico como el aliancista es hijo de nadie. Se trata de un conjunto de esfuerzos colectivos que integró algunos elementos como la confianza ciudadana, las victorias electorales, los recursos del Estado, el control de las instituciones, la proscripción de las libertades de opinión y el chantaje a la justicia. ¿Acaso todo ese proceso hegemónico es un engendro concebido por un grupúsculo de listillos?
Ellos y ellas, revolucionarios y revolucionarias se tropezaron con una crisis de representación en el sistema político, conquistaron el poder vendiendo humo y traicionando a sus copartidarios de la izquierda indígena, marxista y socialdemócrata, disfrutaron de la mayor bonanza petrolera de la historia, gastaron todo en adoctrinamiento, propaganda, corrupción y obras sobrevaloradas, y sobre el conjunto de estos abusos construyeron un poder que tiene como responsables a quienes deberán devolver lo robado y pagar ante la justicia ordinaria por sus excesos.
Hay decenas de políticos y políticas que no tendrían lugar en el mercado laboral si pierden su cuota de poder. Por eso están desesperados por inscribir un nuevo partido
Aquí no hay ningún hijo de nadie. Tampoco hay una pléyade de limpios, lúcidos y ardientes. Hay una falange de delincuentes que convirtió al estado en su botín personal y que a partir de aquí crearon un conjunto de ficciones progresistas, para justificarse como los nuevos dueños del Estado y del poder. De estos, hay muchos que están fuera como dentro del poder. ¿Y los que se quedaron fuera? ¿Qué pasará con Gabriela Rivadeneira? ¿A qué podría dedicarse cuando ya no sea política, cuando ya no gane elecciones?
Hay decenas de políticos y políticas que no tendrían lugar en el mercado laboral si pierden su cuota de poder. Por eso están desesperados por inscribir un nuevo partido que les permita participar en elecciones, intentar ganar algún espacio y sobrevivir.
Ni la revolución ciudadana, ni Alianza País, ni el correismo, ni el buen vivir, son invenciones novedosas de aquellos a quienes llama Rivadeneira como “dirigentes históricos”. Ninguna historia hubiera sido posible sin la bonanza petrolera, sin el secuestro del Estado y sin la mafia clientelar aliancista. Esa historia a la que se refiere Rivadeniera ha sido levantada sobre la traición, el oportunismo, la ilegalidad y la prepotencia. Y esa historia es la que se sigue contando, pero ahora sin ellos.
Que han perdido los edificios, las propiedades, el mobiliario, los colores, el número o el nombre del partido. No, ustedes perdieron la dignidad. Un nuevo gobierno trae nuevos procedimientos
Es al revés, señora Rivadeneira. La revolución parió la mayor red de corrupción e impunidad de la historia política del Ecuador y a la clase política más sosa, insensible y mediocre que hemos tenido jamás.
Aquí no hay ningún hijo de nadie. Tampoco hay una pléyade de limpios, lúcidos y ardientes. Hay una falange de delincuentes que convirtió al estado en su botín personal
Sí, señora Rivadeneira, la revolución ciudadana parió a políticas como usted.