¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Nelsonenrique escriba una noticia?
Las legislativas voltearon como un calcetín el mapa político del país. De los 480 escaños en juego, los demócratas se quedan con 308, mientras sus rivales, del oficialista PLD, con 119
Después de más de medio siglo de votar por las mismas siglas, por el Partido Liberal Democrático (PLD), los japoneses modificaron casi unánimemente sus preferencias, al otorgar a la oposición, el Partido Demócrata Japonés (PDJ), una contundente victoria.
En cifras absolutas, los partidos oficialistas PLD y Nuevo Komeito ganaron 140 escaños, mientras los 9 de la oposición, entre ellos el PDJ obtuvieron 340 bancas.
En la segunda potencia económica del mundo se habla ya del "cambio histórico", que lo es por lo que tiene de simbólico, pero un poco más. Lo crucial es que, por primera vez en su historia democrática, Japón consolida un bipartidismo real, en el que dos fuerzas políticas se disputan el poder.
Más allá de eso, las diferencias ideológicas distan mucho de ser radicales. Los ganadores han prometido reforzar discretamente los servicios sociales y las pensiones, ayudar a las pequeñas empresas, bajar ligeramente algunos impuestos, desmantelar los cánceres enquistados en la burocracia, iniciar una leve descentralización y darle ligeros retoques a la diplomacia.
Por lo demás, Japón seguirá siendo el mismo país conservador de siempre.
A pesar de que el PDJ ha hablado de "cambio de régimen" y de que no han faltado las comparaciones entre su llegada al poder y el triunfo de Barack Obama en E.U., lo cierto es que ambos fenómenos están en las antípodas.
Para empezar, la sociedad japonesa no parece haberse decantado de manera entusiasta por la fórmula que propone el "cambio". Por el contrario (tal como arrojan las encuestas) la mayoría ha votado pensando en castigar al partido saliente más que en premiar a la oposición.
Se trata de un voto escéptico, que permanecerá expectante a ver qué pasa. Por las calles de Tokio anoche no sonaban los cláxones ni saltaba a la vista ninguna muestra de júbilo. "La gente está enfadada con la política y con el poder", reconoció el propio líder demócrata, Yukio Hatoyama.
El PDJ parece determinado a gobernar en coalición con algún otro partido minoritario. La idea es conseguir la estabilidad suficiente para sacar adelante todas las reformas, no sólo en el Parlamento (donde podría bastarse por sí mismo) sino también en el Senado, cámara que se vota por separado y donde el Partido Hatoyama domina desde hace algún tiempo pero no con una mayoría tan clara como la cosechada ayer.
El nuevo Gobierno japonés debería arrancar su legislatura en septiembre y su primer objetivo es sobrevivir a los muchos problemas que arrastra el país.