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He llegado hasta aquí, y sigo vivo, pero muchas veces me siento cansado de mí mismo, por eso me gustaría poder partirme en dos, y así, darle descanso a mi fatigado cuerpo, en su parte más agotada, dejarla tranquila, incluso, un poco olvidada, y seguir adelante con la otra parte, la más fresca, la menos cansada, en busca de recorridos más ventilados, descubriendo rutas más estimulantes, en la que el viento de los sueños reales me sople en la cara, y me espabile para darme cuenta, de que solo se hace camino al andar, y el paso más importante, es el siguiente, el que siempre te hace
Muchas veces salgo a la vida de mi día a día protegido con el casco, uniformado con la ropa de guerrillero, disimulado con el camuflaje de color verde para desaparecer entre la vegetación humana y que el enemigo no me encuentre, y siempre preparado para el combate, el fusil al hombro, la cartuchera con las balas en bandolera, el cuchillo en la cintura, la cantimplora, y otros complementos básicos para mi supervivencia cuando el fuego cruzado me ponga en peligro. Siempre hay que ir preparado para la guerra diaria, pero a veces me entran las dudas, que la coherencia provoca, y me pregunto para que me sirve ir con tanto pertrecho a cuestas, si a veces siento que mi ardor guerrero, se ve completamente eclipsado por mi espíritu pacifista.