En un ejercicio de totalitarismo absoluto, el mensaje que se da a la historia argentina es el de no aprender de los errores. Considerar las consecuencias de lo que salió mal es una virtud humana poco practicada por los gobernantes argentinos. La poca variedad de métodos y formas asombra por los disimulados objetivos. A todo esto se suma el hecho del amor por el poder de la casta dominante, limitar la acción opuesta es una norma del peronismo sin Perón. Las formas brutas, un títere de la enfermedad que padece la Argentina y la sensación de una doble moral en cada mensaje, son una constante del oficialismo.

En la actualidad siempre aparece un objetivo oculto en cada medida de tinte dictatorial. No se ni entiendo si desean el mal cual villano de película o simplemente se creen que un discurso emocional y medidas empobrecedoras son justificativo para enriquecerse a costas del pueblo. Limitar las libertades constitucionales son, para ellos, un derecho divino dado. Nosotros somos rehenes en nuestro país, presos en nuestras casas. Pero con la excusa de preservar nuestra salud se hacen indispensables para mantenernos vivos. Si tanto les importará nuestra salud, por que llevan a los negociantes a la quiebra, por qué funden empresas, por qué se roban vacunas, por que liberan presos, por qué… solo por qué.

Dejemos fanatismos de lado, dejemos las acusaciones y los comentarios denigrantes, yo pregunto ¿Cómo vamos a tener independencia así? ¿Es realmente diferente depender de España o depender de este intento de ser humano? Movemos la bandera Argentina, cantamos “oíd mortales el grito sagrado, libertad, libertad, LIBERTAD”. Son las primeras líneas de nuestro himno nacional y hoy un trabajador no puede trabajar por decreto presidencial. Como un trabajador que, si no trabaja no cobra, no me puedo permitir en este momento no trabajar. No pido lastima, no pido caridad, no pido un ayuda social, pido trabajar, pido independencia, pido mi vida de vuelta. No pido estas cosas por desconsideración, las pido para que, tanto yo como todos, seamos los responsables de nuestras vidas. A los que piensan como yo los tildan de asesinos, cómo si pasar hambre no causara la muerte.

Esto no puede durar más, esto de destruir nuestro futuro poniéndose la máscara de humanitario. Está clara falta de honestidad solo nos pone de rodillas. Nosotros perdimos un año de vida por la peor enfermedad que padeció alguna vez el país, nosotros sufrimos las consecuencias económicas, psicológicas, emocionales de su falta de decencia y moral. Nos roban nuestra plata, nos mienten en nuestras caras, nos insultan si pedimos trabajar. La enfermedad no es un virus, la enfermedad son los políticos. Que se aprovechan de un virus, que sí existe, para tenernos sumisos y cobardes.

En fin, espero que llegue el día de genuina paz, de que cada quien pueda trabajar y espero que llegue el día que entendamos “libertad, libertad, LIBERTAD”