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Niños y niñas Vs tiempo de exposición a pantallas digitales

17/10/2022 14:07 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El uso de la tecnología es cada vez más habitual pero eso no significa que siempre sea beneficioso, especialmente para los más pequeños. ¿Cómo gestionarlo?

Hoy en día, la tecnología está al alcance de cualquiera, con o sin habilidades para usarla y disfrutarla adecuadamente. De hecho, empieza a ser preocupante el no poder realizar ciertas gestiones o asuntos por otro medio que no sea el digital. Y esto nos lleva directamente a estar frente a un dispositivo el tiempo que sea necesario y un poco más si puede ser.

Los niños y niñas son los usuarios más expuestos a todo tipo de consecuencias por el uso de la tecnología, tanto buenas como malas. Uno de los aspectos que más preocupan a padres, madres y expertos en salud es el período de exposición de unos jóvenes ojos a una pantalla de un dispositivo digital. ¿Cómo saber qué tiempo es el correcto? ¿Cómo gestionar el tiempo que están frente a esas pantallas? Nadie parece estar de acuerdo y casi preocupa más el contenido al que están expuestos que el tiempo de exposición a ello. Según a qué tipo de padres y madres se pregunte, la respuesta es bien distinta, pues hay progenitores que se han criado con la misma tecnología que se pretende limitar y no conocen lo que antes hubo. Los padres y madres del antes, sí parecen ser más conscientes de que el desarrollo de los niños no pasa por estar frente a una pantalla, sino más bien por estar al aire libre, jugar y practicar deporte, además de leer y estudiar.

Ahora bien, centrándonos en el mero y simple hecho de estar frente a una pantalla y las consecuencias que esto puede generar en nuestros hijos e hijas, lo complicado está en descubrir y describir sus efectos. Los médicos hablan de pérdida de visión, aumento del número de niños y niñas que necesitan gafas y una serie de trastornos infinitos que desequilibran la balanza de su crecimiento.

Puesto que no soy especialista de la salud, no voy a opinar desde ese punto de vista, pero si lo voy a hacer como madre de dos niños y de cómo gestiono el tiempo que mis hijos están expuestos a las brillantes pantallas. Sin ser una progenitora que deja a sus hijos jugar con su móvil, tiktokear o ver vídeos fácilmente, he de confesar que lo he hecho y por ello soy culpable. Pero gracias a eso me dí cuenta de mi error y dejé de hacerlo. ¿Por qué? Porque cuando mi hijo tenía sólo 2 años, tuvo una rabieta increíble porque yo no le dejé el móvil para jugar. En ese mismo momento me llamaron por teléfono y no pude hablar, porque sus gritos eran bien potentes y porque además, entre sollozo y sollozo, se quedaba sin aire. Me asusté. Cuando ves a tu hijo, con un disgusto tan grande, por algo tan vanal como ese móvil, comprendes que no merece la pena pasar por eso si realmente estimas su salud. Entonces me planté y me volví algo radical en ese aspecto. Nunca más le dejé el móvil tan alegremente como había hecho hasta entonces. Cuidé los momentos y además controlé más de cerca los contenidos.

Los médicos hablan de pérdida de visión, aumento del número de niños y niñas que necesitan gafas y una serie de trastornos infinitos que desequilibran la balanza de su crecimiento

Pero con el tiempo me di cuenta de que no todo el mundo era como yo. Tener hijos te "obliga" a relacionarte con otros padres y madres en el parque infantil, en la plaza, en los parques de bolas...y allí comprobé que es muy difícil, o casi misión imposible, tener una conversación de adultos con esos progenitores, pues muchos tienen a sus hijos e hijas pegados a sus faldas y pantalones reclamándoles el móvil porque se aburren. Es entonces cuando me doy cuenta de lo bien que he gestionado esa parte de las vidas de mis hijos, los cuales estaban corriendo y jugando como si no hubiera un mañana.

Pero no todo son triunfos y victorias. Mi hijo mayor desarrolló un tic a raíz de una mala experiencia con su tutora de 2º de Primaria. Tras consultar a varios neuropediatras y aprender a gestionar el estrés en la preadolescencia, una de las reglas de oro fue reducir la exposición a las pantallas. El aumento de su uso podría aumentar la frecuencia con que su tic aparecía, convirtiéndose éste en algo permanente, por lo que había que reducirlo al máximo. Hoy tiene 14 años, está en secundaria y en su centro educativo no utilizan libros, sino un ordenador (Chrome Book) donde asoman alegremente todos los contenidos en formato digital. 

Parece una batalla perdida, pero sé que no lo es, pues aquí sigo, al pie de ese cañón que torpedea el tiempo de exposición a pantallas digitales, controlando la duración de su uso, sobre todo por su salud, también por la de su hermana, para que le sirva de ejemplo, y por qué no decirlo, por la mía propia.


Sobre esta noticia

Autor:
Lacatunga (5 noticias)
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Opinión
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