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Presiones familiares para triunfar, bulimia, hospitalización, baja autoestima, lo que deben saber los padres para detectar trastornos alimentarios
LAS NIÑAS MAS APLICADAS EN EL COLEGIO SUFREN DE ANOREXIA
Las niñas de familias con alto nivel de educación y que a la vez obtienen buenas notas en el colegio, son las que corren más peligro de desarrollar un trastorno alimentario, "quizá porque sienten más presiones para triunfar", reveló un equipo de investigadores suecos.
El estudio siguió a más de 13.000 mujeres nacidas en Suecia entre 1952 y 1989 y descubrió que según aumentaba la educación de sus padres o sus abuelas, también se incrementaba el riesgo de que las niñas acabaran hospitalizadas por anorexia (falta anormal de apetito) u otro desorden alimentario.
Asimismo, las posibilidades de padecer estos problemas crecieron a la par de las notas de las niñas en la escuela superior, señalaron los investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo en American Journal of Epidemiology.
"Es posible que estas chicas sintieran más presión de la familia para triunfar, lo que para algunas pudo traducirse en una obsesión por controlar su alimentación y su peso corporal", indicaron los expertos en un comunicado.
Las niñas con mejores resultados en el colegio, además, reunieron más probabilidades de presentar ciertos rasgos de personalidad, "como el perfeccionismo, que lleva a una mayor vulnerabilidad ante los desórdenes alimentarios."
Conclusiones
Es probable que estas demandas jueguen un "papel importante" en la presencia de los desórdenes, explicó la investigadora Jennie Ahren-Moonga.
"Esto es incluso más relevante cuando se combina con baja autoestima, ya que la sensación de no poder cumplir con las expectativas es crucial para la aparicióm tanto de la anorexia nerviosa como de la bulimia nerviosa(desarreglos en la ingesta de alimentos con periodos de compulsión) ", apuntó la experta.
La gran mayoría de las chicas evaluadas no recibieron nunca tratamiento por un desorden alimenticio, al margen de la educación de su familia y de sus notas, y sólo 55 de las 13.376 fueron hospitalizadas mientras duró el estudio, lo cual obedece a que responde a una época en que no se reconocía la significancia de esta problemática.
Los investigadores creen que los hallazgos no prueban que una educación mejor y los logros escolares provoquen desórdenes alimenticios, pero sí sugieren que las chicas de familias de más éxito académico tienen un riesgo "importante" de padecerlos, lo que debería tenerse en cuenta para prevenir estos trastornos.
Así, las hijas de padres universitarios corrían alrededor del doble de riesgo de recibir tratamiento por un desorden alimenticio que las niñas de padres que sólo habían recibido una educación de nivel primario.
El peligro fue seis veces superior entre las chicas cuyas abuelas maternas habían cursado educación universitaria, frente a las nietas de mujeres que sólo habían ido a la escuela primaria.
De forma similar, las niñas que tenían notas más altas a los 15 años se expusieron al doble de riesgo de hospitalización que las chicas con las calificaciones más bajas.
Ahren-Moonga dijo que los padres deben tomar conciencia de los signos potenciales de un desorden alimentario, como cuando una niña saltea comidas, va habitualmente al baño después de comer o pierde peso sin un motivo definido.