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Gracias a Dios por todo! En memoria a Evangelista Contreras Mateo... En paz descance
NADIE LO DISFRUTÓ MÁS QUE YO
Si, así como se escucha, nadie en lo absoluto lo disfrutó más que yo, oración en todo egoísta pero no puedo ser menos realista cuando intento escribir la verdad, no me da pena el decirlo, pues lo digo con bastante orgullo: nadie lo disfrutó más que yo.
Lo reiteró por encima de sus 6 hijos que procreó con Cándida González (mi querida abuela) que dentro de sus más exquisitos 81 años cumplidos, pudo devengar de la suerte de estar con tan maravilloso ser desde plena juventud, donde según ella, fotos y demás personas confirman, era una hembra en todo el sentido de la palabra.
Pudo estar con él a pesar de sus errores, que creo les fueron perdonados por sus hijos quienes nunca sintieron el abandonó de éste en ninguna circunstancias. Mi querida abuela quién entregó su juventud al fenecido quién con semejantes características de marchante guerrillero tenía buen gusto al elegir a la señora quién sería madre de sus hijos (ninguno más fuera de matrimonio, rompiendo así con la frase de que todos los guardias tienen hijos en cada puesto que le pongan hacer servicio).
Digo que nadie lo disfrutó más que yo sin titubeó alguno, lo retengo por encima de todo por las razones a exponer en lo continúo.
Estuvo conmigo y yo con él en esos días donde no tenía el afán ni el desespero que nos arraiga en nuestra juventud, en esos días donde no tenía que trabajar ni pensar en un futuro y el de su familia, en esos días donde no podía estar todo el tiempo con sus hijos para enseñarles una que otra anécdota porque estaba de viaje como buen marinero, o de servicio en algún campo, en esos días donde si podía explicarme el sentido de la vida, en esos días donde podía tener una conversación de pasado para que yo no pasará lo mismo que él o algún allegado.
Siento que tuve privilegios en esta vida y de eso no cabe duda, mi querido abuelo quién hoy en día no se encuentra en presencia aunque le sienta a cada momento junto a mí, me cargó entre sus brazos siendo yo un recién nacido (como todos los nietos) pero a diferencia estuve mucho tiempo en su casa donde el mismo me decía: yo desde que eras chiquito te ponía a ver a Julio Hazim en su programa Revista 110, por eso mi arraigo a sólo ver televisión si son noticias o comentarios socio-políticos, incluso a mi edad continuo viendo tal programa.
Tuve el placer de deleitar de su presencia cuando de vez en cuando se asomaba por la casa de Masita “la vendedora de agüita” para verme jugar béisbol, algo que hacía con frecuencia. Tuve el placer de disfrutar de recibir sus bendiciones cada vez que le veía, tuve el chance de crecer escuchando sus hermosos pero responsables consejos que hoy en día pongo en práctica y espero reproducirlos hacia adelante (porque no puedo ser tan egoísta).
Recuerdo que para cada quién tenía un consejo, tenía palabras de aliento y de inmenso amor que a él le caracterizaba por demás. Palabras sabías, para mí, mi querido viejo era un gurú en todos los temas de la vida diaria, desde temas tan sencillos como la cortesía hasta los más complejos de crianza de hijos, política, y con una mentalidad tan abierta para la religión que me atrevo a tildarlo de demasiado avanzado para la época.
Tengo dando vueltas en mi cabeza la mayoría de sus consejos, consejos tildados de oro porque me eran suministrados con las más sumisas palabras de humildad que embargaban un compromiso de aprendizaje de mi parte, como el buen maestro le enseña a su discípulo; Consejos que de una u otra manera se me eran repetidos para ser bien acatados por mí, debido a diferentes sucesos que conllevaban la misma magnitud de lección.
Una de las principales amonestaciones que me hacía era la siguiente: La primera profesión en el mundo es y será la comunicación, con propiedad decía las relaciones porque sin ella no somos nadie en éste mundo. Me lo decía cada vez que podía, tanto cuando veía que alguno de sus nietos no saludaba a los vecinos que por más de 30 años estaban con él allí en su morada de residencia y donde dio uno de sus últimos suspiros, como cuando veía en televisión que algún personaje llegaba a ser director de algún sitio, solía decirme llegó ahí por las relaciones… Incluso para sus días finales donde suponíamos que lo íbamos a internar en el Oncológico donde dos días después sería operado, me hizo referencia de eso tomando como punto a su segundo hijo varón (nombre reservado) quién por sus relaciones con el director del centro pudieron llegar hacer el adelanto de fecha, lo cual fue en vano.
Otra de sus amonestaciones era universal para todo aquel que le llegó a conocer y era: si consigues RD$100.00 gasta RD$90.00 y guarda RD$10.00, porque no sabes que pasará mañana y para que no andes mendigando en un futuro. Era como un himno para él tratar de inculcar el valor y la importancia del ahorro, incluso recuerdo que de vez en cuando me alardeaba de que la construcción de su residencia la hizo en base a ahorros y una muy buena administración.
Era un ser sin igual y con un carisma imponente en cada momento. Recuerdo que el día antes de su fallecimiento cuando le iba acompañar al baño para que se duchara, entre agarrarse de las paredes y titubear para que lo sostuviera, me miró y con una sonrisa en la cara me dijo: Alex yo me parezco a (su hijo menor (hoy también fallecido)) cuando está borracho, agarrándome de toa´ parte!... Sonreí bastante con él ese día.
Evangelista Contreras Mateo
MOMENTOS FINALES
No me siento en condiciones para narrar ese día, tan solo recordar es día me vienen mil pensamientos a la cabeza, pero supongo que al decirlo me sentiré mejor porque liberaré de mi mente tanta tensión.
Recuerdo ese día como si fuese hoy. Ese día del 5 de enero del año en curso no creo que salga de mi mente aunque sufra de alzhéimer. Fue en la madrugada de ese día cuando me vocifero desesperado: Alex Alex ven acá! Aun sabiendo que su hija estaba a su lado en la cama (nombre reservado) pensando que estaba dormido, pero estuve despierto porque se me hacía difícil hacerlo, corrí cuanto pude y me hizo seña que le removiera la vasija donde estaba vomitando y que le cambiará el agua, sentí un alivio porque pensé que era algo más complicado.
Ese día tenía tanta fe en mi corazón porque iba a ser internado para luego ser operado dos días después que solo pensaba en que amaneciera para hacer esa diligencia, pero resultó todo lo contrario.
Para eso de las 7:00am estábamos todos listos para realizar la susodicha diligencia, cada quién haciendo lo que le correspondía: mi tía alistándose para hacer los quehaceres del hogar antes de irnos, mi tío rumbo al hospital donde lo iban a internar, su esposa haciéndole una sopa para su desayuno, y yo a su lado acompañándole al baño para su respectivo cepillado y baño matutino que hacía con tanta devoción, cuando le dejé por un momento solo mientras se cepillaba recurrió a llamarme y a decirme Alex ven y cuando estuve a su lado procedió a decirme entre tambaleos que le estaba fallando el corazón, sentí miedo al escuchar dichas palabras pero no podía demostrarlo porque era el único hombre aparte de mi abuelo en aquella casa, entonces le lleve a la cama para sentarlo y luego darle un masaje en los hombros para que se relajará un poco.
Cuando de momento pasó como de costumbre su hijo (nombre reservado “hoy también fallecido”) vociferando las bendiciones, a lo que mi Abuelo en tonó diferente al de todos los días le respondió: Dios te bendiga y recuerda que te quiero mucho mi hijo.
Procedí a ponerme mi vestimenta para estar dispuesto a cualquier eventualidad porque algo me decía que algo sucedería, y cuando volví a ver a mi abuelo me dijo mientras miraba el techo de la habitación que le llevará a la sala, algo que me pareció bastante extraño porque nunca me sugirió eso durante el proceso, pero obedecí como siempre lo hacía. Le sentí débil casi no podía caminar pero le senté en su mecedora y desde allí le subí los pies en la del frente para que estuviera cómodo.
Cuando di una vuelta aturdido escuchó que mi tía está vociferando: Papi Papi!, supe en ese instante que las cosas no estaban nada bien, comenzaron los gritos y corrí desesperado a ver lo que pasaba, ahí le vi y él a mí, y entendí que no estaba nada bien, era como una mirada de ayuda que no comprendía, procedí a agarrarle las dos manos y a decirle: Abuelo apriéteme las manos, a lo que él respondía apretándolas hasta donde podía hasta que luego mermo con la mano izquierda, entendí que estaba empezando a sentir un paro cardiaco, de momento le vi la cara y de sus ojos salían dos gotas de lágrimas completamente llenas de algún significado de adiós, corrí desalentado hasta la habitación para llamar al 911.
Entre gritos y vecinos entrando a ver lo que sucedía entable la conversación más desesperada de la historia de la humanidad con la representante del 911: recuerdo que me preguntó cuál era la emergencia y vociferando hasta más no poder le dije se me muere mi abuelo envíen una ambulancia en la carretera vieja de sabana perdida rápido, la joven no entendió y solté el teléfono salí hacía la avenida a parar un carro, tampoco aparecían volví y vocifere por favor alguien que tenga un carro que me ayude, se me muere mi abuelo.
Cuando sin pensarlo aparecieron 2 carros, y entre un vecino y yo le cargamos hasta uno de ellos y me fui con él en los brazos hasta el hospital, en el camino le tocaba su corazón quién hasta cierto punto dejó de latir, para cuando llegamos lo saque con toda la rapidez y fuerza que podía y lo llevaron en camilla hasta la habitación más cercana, vi a lo lejos que le dieron choques eléctricos a lo que luego me apartaron para otro lado, sentí desesperó y angustia.
Luego no pasaron ni dos minutos para que dos doctores salieran de la habitación y en sus caras pude ver e interpretar que no había más nada que hacer, pues ya había fallecido.
Dejó un legado que nunca va a morir, dejó un testimonio que como familia vamos a mantener, fue un hombre INTRÍNSECAMENTE HONESTO, a lo que yo llamaría EXCLUSIVAMENTE HONESTO.
Evangelista Contreras Mateo! Mi Viejo! El Santo Grial!