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Harry Patch, el último veterano británico de la I Guerra Mundial (1914-1918) que aún residía en el Reino Unido, murió hoy a la edad de 111 años, confirmó la residencia de ancianos Fletcher House en Somerset (suroeste de Inglaterra)
LONDRES/EFE
Harry Patch, el último veterano británico de la I Guerra Mundial (1914-1918) que aún residía en el Reino Unido, murió hoy a la edad de 111 años, confirmó la residencia de ancianos Fletcher House en Somerset (suroeste de Inglaterra).
"Con mucha tristeza, debemos anunciar la muerte del señor Harry Patch el 25 de julio a la edad de 111 años", dijo el centro en un comunicado, al enviar sus condolencias a familiares y amigos.
Patch falleció justo una semana después de la muerte de su compatriota y también ex combatiente de la I Guerra Mundial Henry Allingham, quien era, a sus 113 años, el hombre más viejo del mundo.
El único británico con vida de la llamada "Gran Guerra", en la que perecieron casi 900, 000 miembros de la Fuerzas Armadas de Gran Bretaña, es ahora Claude Choules, que tiene 108 años y vive en Australia.
Entre los numerosos tributos que recibió hoy Patch destacaron los de la reina Isabel II; el primer ministro británico, Gordon Brown; y el príncipe Carlos de Inglaterra, heredero al trono.
Isabel II se declaró "triste" por la pérdida del veterano y elogió "la valentía y el enorme sacrificio de su generación".
Brown, por su parte, dijo: "Tuve el honor de conocer a Harry y comparto el dolor de su familia por la muerte de un gran hombre. Sé que toda la nación se unirá hoy en honrar la memoria y estar orgullosa de la generación que luchó en la Gran Guerra".
También tuvo palabras de cariño para el difunto el príncipe Carlos: "La Gran Guerra -señaló- es un capítulo de nuestra historia que jamás debemos olvidar (...). Por eso, nada puede enorgullecerme más que rendir tributo a Harry Patch de Somerset".
Testigo de cómo la sangre tiñó hace años de rojo los verdes prados de Flandes, Harry Patch llegó a la conclusión de que la guerra era "un asesinato organizado" que "no valía la pena"
El fallecido testigo británico de aquel horror había nacido el 17 de junio de 1898 en Coombe Down (sur de Inglaterra), en el crepúsculo de la época victoriana.
Tras dejar la escuela a los 15 años, Patch se hizo aprendiz de fontanero, pero sus aspiraciones profesionales se vieron truncadas por el conflicto, que estalló tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria el 28 de junio de 1914 en Sarajevo.
A los 18 años fue llamado a filas y se enroló en la Infantería Ligera del Duque de Cornualles, donde aprendió el manejo de la ametralladora antes de marchar al campo de batalla en mayo de 1917.
Patch, apodado "The last tommy" (expresión coloquial y cariñosa que pueda traducirse como "El último soldado raso"), combatió, de junio a septiembre de ese año, en la batalla de Passchendaele en Ypres (Bélgica), donde perecieron más de 70, 000 soldados británicos.
Su aventura bélica acabó el 22 de septiembre, cuando un proyectil alemán, que hizo trizas a tres de sus compañeros, le hirió en la ingle.
Patch, que se casó tres veces y tuvo dos hijos que no le han sobrevivido, pasó más de 80 años sin hablar de su experiencia ni acudir a actos conmemorativos, pero cambió de opinión al darse cuenta de que pertenecía a un grupo en peligro de extinción.
El veterano, que publicó un autobiografía hace dos años, recibió en 1999 la medalla de la Legión de Honor que Francia concedió a veteranos supervivientes de la I Guerra Mundial, y en 2004 fue reconocido con un doctorado "honoris causa" por la Universidad de Bristol (sur de Inglaterra).
Testigo de cómo la sangre tiñó hace años de rojo los verdes prados de Flandes, Harry Patch llegó a la conclusión de que la guerra era "un asesinato organizado" que "no valía la pena".
Fuente: Diario La Prensa, de Nicaragua.
Sabado 25 de Julio del 2009.