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¿Se pueden cometer tantos errores y la autora o la editorial no darse cuenta?
La escritora argentina, Alicia Dujovne Ortíz tenía en sus manos una increíble historia real para contar y terminó desperdiciando la oportunidad de escribir una gran novela basada en hechos que ocurrieron en distintos países. (La muñeca rusa-Alfaguara-2009)
La historia de África de las Heras, la espía española del KGB, merecía un tratamiento más profundo que el que realizó Dujovne, donde la retórica y la ficción empleada, desmerecen la fabulosa vida real de la agente soviética.
Nacida en Ceuta en 1909, África de las Heras integró las juventudes comunistas de Cataluña, y en 1937 fue captada por los servicios de espionaje soviéticos. Fue infiltrada en México en el entorno del enemigo de Stalin, León Trotsky y preparó el plano de la casa para el asesinato del disidente; fue guerrillera en Ucrania, paracaidista y radio operadora, y en la Guerra Fría fue la agente encargada de los espías rusos en América del Sur.
Para lograr una fachada legal, logró casarse en 1948 con el escritor uruguayo, Felisberto Hernández y desde Uruguay manejó los secretos del espionaje soviético.
Su vida plagada de acciones increíbles necesitaba otro autor que estudiara realmente la historia real y no el triste papelón de Alicia Dujovne al descubrirse los errores imperdonables de su libro, como veremos con un simple ejemplo a continuación:
En las páginas 158 y 159, Dujovne cuenta que la espía española del KGB, ya casada con Felisberto Hernández, fue a vivir en con su marido en 1949 a un apartamentito que le prestaron Esther de Cáceres y su esposo Alfredo. La vivienda estaba ubicada en la torre del edificio del cine Rex, avenida 18 de Julio y Herrera y Obes.
Los errores históricos salen a simple vista en el libro. Es increíble que nadie se diera cuenta
La autora señala textualmente en su libro:
"Un maravilloso mirador, situado en lo más alto. pero sin espacio suficiente para taller de costura ni de literatura. Justo enfrente, la Plaza del Entrevero, con su monumento a dos gauchos torvos que se enfrentan con mala cara.
-¿Qué significa "entrevero"?-preguntó la española.
-Y yo qué sé.
-¡Pero es una palabra de aquí! ¿En qué planeta vives? ¿No sabes nada? ¿No será un duelo?
-Ah, si, claro-respondió (Felisberto) distraído, con ese revolear de ojos y de dedos que en él significaba estarse yendo-Un duelo criollo.
-Pues espero que no nos contagie las ganas de pelearnos-comentó querendona".
Hasta aquí, una charla de matrimonio, pero hay un problema. El monumento El Entrevero de José Belloni, fue inaugurado el 2 de enero de 1967, 18 años después de la conversación entre Felisberto y África de las Heras que narra Alicia Dujovne.
Felisberto Hernández falleció en 1964, tres años antes de la inauguración del monumento en la Plaza Fabini.
En la página 283, capítulo: "La adoración del agua" Dujovne escribe:"El 17 de septiembre de 1968, en la ciudad de Génova, la mucama del palacete señorial corre a avisarle a su patrona:
- Señora, en la puerta hay una mujer con una valija que llora preguntando por usted".
Dujovne no explica como hace una valija para llorar y además preguntar por alguien.
En síntesis una novela olvidable y nada recomendable.