Dicen los bobalicones autores que esto salió de 4 mil entrevistas hechas a mujeres entre los 25 y los 65 años.

Siguiendo la tendencia de las respuestas, dos años antes de alcanzar el tercer piso ellas sienten que su pelo está mejor, el cerebro está más abierto, la figura es la ideal y el departamento inferior del cuerpo está más dispuesto.

Esa dicha hay que aprovecharla al máximo, según los investigadores, porque solo dura dos años. Lo que sigue es un franco declive que termina en un foso de arrugas, amarguras y una sequía brava. Protesto. ¿Quién dijo que el gusto y el placer tienen fecha de vencimiento?

Sé que algunos piensan que escribo esto porque ya superé esa edad; esa no es, sin embargo, la razón.

No es uno ni dos sino cientos los estudios que, contrario a lo expresado por los magos de Londres, sostienen que el equipamiento de hormonas, ganas y entusiasmo que se requieren en la cama aumenta con los años, tanto que incluso después de la menopausia hay fogosidad suficiente para causar envidia hasta en los más experimentados teóricos del tema.

No pretendo lanzar una diatriba o defender nada, simplemente quiero ponerle voz a una innegable realidad: la mujer tiene en la cama la edad que le da la gana.

Eso rebasa tantos pseudoestudios que, sabrá el diablo por qué, se convierten en titulares. He visto a muchos señores incapaces de contener la saliva y guardar el decoro frente al cruce de piernas de treintañeras que hacen gala de una experiencia que no adquirieron precisamente ayer; las he visto también arrastrarlos a su cama y dominarlos a su antojo.

También sé de hombres jóvenes capaces de empeñar la vida por una tarde al lado de una mujer mayor. Y estoy segura de que el número supera de lejos los 4.000 del estudiecillo. Por eso a toda les digo: tranquilas.

En el fondo sabemos que en cuestión de sábanas, no importa bajo qué circunstancias, siempre trazamos la senda.

Y ustedes, señores, dejen la bobada: si bien alguien dijo que los hombres tienen la edad de las mujeres con las que se acuestan, en la cama nosotras tenemos la edad que queremos tener. Hasta luego.