Donald Peters, un jubilado de Danbury, Connecticut, había comprado dos billetes de lotería en una tienda de su pueblo junto a su esposa, como lo hacía tradicionalmente.

Un día antes del sorteo, él falleció de un ataque cardíaco.

Su esposa, sumida en el dolor de la pérdida del que había sido su compañero por cincuenta y nueve años no se percató que esos billetes habían resultado ganadores de 10.000.000 de dólares.

Tardó dos meses en llamar al agente de lotería para preguntar si el billete tenía o no premio. Cuando le confirmaron la noticia ella se limitó a decir que su esposo diría "Es la suerte del irlandés"

La mujer que tiene tres hijos y dos nietos dice que uno de sus hijos cree que su padre aun los sigue cuidando y que ella está segura de que es verdad.

Vive en una casa rodante. Dice que le gusta su vida y que no cree que la cambiará.

Habrá que reportearla dentro de un tiempo cuando realmente se de cuenta del dinero que acaba de ganar.