Una vez más el mal perder de los franceses ha salido a relucir. Absurda altivez de nuestros vecinos. 'Le Monde' nos sorprendió hace unos días con un artículo en el que de manera sibilina se acusaba a Pau Gasol de doparse. Esa era la justificación del rotativo galo sobre el rendimiento del pivot español en el Europeo, cuya fase final se celebró en Francia, que además de ser un puntal para la consecución del oro para la selección española fue nombrado como MVP del torneo.

En el país vecino aún no se había digerido la afrenta, el repaso, el baile, el baño que les dimos en Lille. Habían puesto a enfriar el champán y la fiesta se les aguó... por el botellón. Los veintiantos mil aficionados se fueron con cara de tontos a sus casas sin poder airear la bandera tricolor ni cantar 'La Marsellesa', pero por otro lado, les quedará el consuelo de haber presenciado  todo el espectáculo dado por una selección que supo imponerse a todos los elementos: un ambiente hostil y a un rival plagado de estrellas.   ¡Qué maravilla el último mate de Pau Gasol! ¡Qué gozada de jugada! Todo un baile en toda regla.  El broche de oro al partidazo de nuestra selección. Una victoria labrada en el orgullo, mentalización, talento y testiculina. Algo que al equipo gavacho le faltó en el último cuarto. La presión pudo a unos jugadores que les temblaron las manos, muñecas, piernas...  el vientre. No es de extrañar. Tenían enfrente a una generación de ganadores. Un equipazo.

Un público, el francés, sin educación. Lamentable su reacción cuando Pau Gasol recibió el premio al mejor jugador del torneo. Pitos en vez de aplausos para reconocer su actuación durante la competición. En vez de silbidos debieron rendirle pleitesía. Hacerle una reverencia. Inclinarse ante él. Por su exhibición. Pero no. Comportamiento hostil y música de viento desagradable. Pau hizo lo que debía hacer. Dar lo mejor de él. Y ante una actuación como la suya solo queda rendirse a la evidencia, pero en Francia no se estila el saber perder ni reconocer la valía y méritos del rival  y más si en su DNI o pasaporte es español. Y Pau tuvo que soportar la típica reacción franchute  contra uno de los nuestros, algo que lleva por esos lares. Nosotros, en cambio, sacamos pecho, disfrutamos de lo lindo, vimos el partido varias veces y volvimos a escuchar la mítica canción ochentera de 'Los Larsen'.

La Roja, que defenderá título en la Euro 2016 en Francia, puede ser el próximo objetivo de los medios gavachos

En vez de hacer autocrítica por el fracaso, debacle y ridículo ante sus compatriotas, a 'Le Monde' no se le ocurre otra cosa que acusar a Pau Gasol. Sin argumentos. Sin pruebas. ¡Qué fácil es hacer periodismo en 'Le Monde'! La misión de un periodista es denunciar, pero con datos. También es la de opinar, pero no manchar la imagen de un deportista intachable por impotencia, por fobias, odios o rabietas. Como hizo el colega, por llamarle algo, galo. Allá ellos. Ahora es el turno del propio jugador y de las autoridades de la FEB y del CSD de iniciar las acciones legales contra el diario y el autor del artículo. Y llueve sobre mojado. Este diario tuvo que pagar sendas indemnizaciones al Barcelona y Real Madrid por pasadas acusaciones. 'Le Monde' es la 'monda'. 

Un nuevo deportista español se suma a la lista de enemigos irreductibles para los gavachos. C' est la vie.  Otro emblema para nosotros. Motivo de orgullo. Que se preparen los franchutes en su casa. El próximo verano pueden tener uno nuevo: La Roja. Nos vamos a divertir. Nos frotamos las manos ante un emparejamiento contra los gavachos. Su chauvinismo otra vez por los suelos, ¿se imaginan? Y eso sí. Volverán a acusar sin argumentos a su verdugo... ¿Quién será?... ¡Y quién lo hará?... ¿Los guiñoles?, ¿Le Monde?...

Pau Gasol besa su medalla de oro tras conquistar el Europeo 2015