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El legendario Bob Dylan presentó su disco denominado Modern Times en 2006, luego de cinco años de ausencia. Y como era de esperar, la crítica lo recibió con vítores y aplausos
Como muchos, Bob Dylan continúa empecinado en crear y llenar de vida conceptos musicales acabados. Esta vez, sin embargo, le salió bien. Su flamante Modern Times supera con amplitud su tétrico Love and Theft (2001). Su voz está destruida, pero eso no pesa negativamente en Modern Times.
El legendario Bob Dylan presentó su disco denominado Modern Times en 2006, luego de cinco años de ausencia. Y como era de esperar, la crítica lo recibió con vítores y aplausos. Una vez más sus seguidores se encuentran con un Bob Dylan inspirado, vital y con ganas de contar largas historias. Modern Times trae su mirada oblicua sobre la realidad y un gusto musical surgido del pasado, pero no petrificado. Y no es fácil afirmar lo contrario, porque sin ser su gran obra maestra, este álbum es un gran trabajo.
Dylan es, lo que se dice, uno de los grandes. Con esto, en no pocas ocasiones, queremos decir que es una leyenda. Bob logró con sus textos demostrar que el asunto de la música pop no era una cuestión única de descerebrados ni complacientes.
Modern Times no es, ni de lejos, la gran obra que se dice que es en muchos lugares, ni tampoco su mejor trabajo desde Blood on the Tracks
Modern Times no es, ni de lejos, la gran obra que se dice que es en muchos lugares, ni tampoco su mejor trabajo desde Blood on the Tracks. Si Modern Times lo hubiese grabado James Jones, no lo escucharían ni sus familiares. Pero lo ha grabado un Bob Dylan añoso y por lo tanto sabio, cuya sapiencia ha atemperado unos textos que no detentan ni el fulgor ni el ingenio (ni una orientación original purgante en emociones, ni arrebatadoramente pasional en ligazones amorosas, ni demasiado incisiva socialmente) de sus obras claves, estilo Highway 61 Revisited, Blonde On Blonde o el mentado Blood On The Tracks, títulos angulares de una carrera que en conjunto es muy respetable.
Este disco con título chapliniano es una recreación de sus primeras influencias blues, folk, country y rockabilly que el propio autor, con influencias poéticas que iban de los simbolistas a su ‘ bautizador’ Dylan Thomas, consiguió desarrollar y acercar al universo del rock de forma magistral desde la primera mitad de los años 60. Así en la escucha encontramos huellas de Chuck Berry, Slim Harpo, Muddy Waters (no hay más que escuchar ‘ Rollin’ and Tumblin’ ), Merle Haggard (de quien toma la ‘ secuela’ de su ‘ Workingman’ s Blues’ ), Lightin’ Hopkins, Bo Diddley, Nina Simone, Woody Guthrie o un calco de la melodía ‘ Red Sails in The Sunset’ que cantó en los años 30 Louis Armstrong en canciones extensas con trazas amorosas.